MADRID 27 Ago. (OTR/PRESS) -
A punto de comenzar el nuevo curso político tendríamos que repetir aquello de "decíamos ayer...". Y es que no parece que el impasse del verano haya servido a los dirigentes políticos, además de para descansar, cambiar el repertorio tan manido que vienen utilizando para atacarse los unos y los otros y, en el caso del PSOE, de paso a todos los ciudadanos de a pie que se atreven a opinar en dirección contraria a la que marca el Presidente y sus acólitos.
Sin ir más lejos, el inefable ministro de Transportes ,don Óscar Puente, ha dejado dicho que nunca como ahora han funcionado tan bien los trenes, dejando caer que, a lo mejor, quienes protestan, tienen añoranza de cómo funcionaban los trenes en el franquismo. ¿Qué se puede responder ante tamaña estupidez?
Quizá en su descargo se pueda alegar que, como el señor Puente lleva muchos años con coche oficial, no sufre los problemas de transporte que nos afectan al resto de los ciudadanos. Debería dejarse ver algún día por la madrileña estación de Chamartín y escuchar lo que piensan los usuarios de los trenes. Claro que lo mismo piensa que todos los que viajan en tren y protestan es porque son franquistas tan irredentos como él es "sanchista".
Ya puestos qué decir sobre las recientes declaraciones de don Alfonso Rodríguez de Celis, que es el que se encarga del área institucional del PSOE y ha pedido al PP que deje de financiar a "pseudomedios".
Naturalmente, para los socialistas de esta hornada sanchista, los medios a batir son todos aquellos que no le hacen la ola a Pedro Sánchez y se atreven a criticar algunas de sus decisiones y de las de su Gobierno. Todo aquel medio que no acate con entusiasmo cuanto dicen y hagan Sánchez y los suyos no merecen existir.
Luego está la crisis migratoria para la que el Gobierno parece incapaz de dar una respuesta eficaz y se dedica a echar la pelota sobre el tejado de las Comunidades Autónomas.
Pero este es un problema de Estado que debería ser abordado sin partidismos tramposos por los unos y por los otros. La llegada de inmigrantes, muchos de ellos niños y adolescentes, tiene que tener una respuesta por parte de las autoridades. Esa respuesta, en primer lugar, tiene que ser humanitaria, de protección y trato digno a los que llegan.
A mi me pone los pelos de punta la existencia de los Centros de Internamiento, en donde, según denuncias de organizaciones humanitarias, no siempre se respetan los derechos de los inmigrantes.
Las personas que llegan en cayucos y pateras a nuestras costas y a otros países europeos lo hacen, unos huyendo de guerras y violencia, otros de la miseria, también de regímenes dictatoriales donde no se respetan los más elementales derechos humanos.
Nadie deja su país y se juega la vida intentando llegar a Europa si no tuviera razones de peso para hacerlo, y esa razón es la propia subsistencia.
No seré yo quién le afee al Presidente que haya pasado las vacaciones en Canarias, donde llegan cayucos a diario.
Pedro Sánchez como el resto de los ciudadanos tiene derecho al descanso y, por supuesto a veranear donde quiera. Otra cosa es que el lugar elegido sea un "punto caliente" de llegada de cayucos y que desde hace meses el Presidente de la Comunidad venga reclamando respuestas al problema que viven en las islas y el Gobierno no haya hecho ni caso.
Pero la cuestión no es "dónde" veranea Pedro Sánchez, sino que el Presidente debe liderar de inmediato y, de manera eficaz, una respuesta humanitaria para quienes llegan a nuestras costas.
Por si fuera poco, entre otras de las asignaturas pendientes para el nuevo curso está la financiación de Cataluña por vía de un "concierto" que supondrá un agravio con el resto de las Comunidades. Pero tranquilos, que aunque doña María Jesús Montero primero dijo que el Gobierno jamás aprobaría una financiación singular para Cataluña y menos un "concierto", ya se ha desdicho, siguiendo la senda de su jefe, y prepara la manera de hacerlo.
Y para tranquilizar los ánimos, como si fuéramos tontos, la propaganda gubernamental ha puesto en valor que Salvador Illa, reunido con el alcalde de Barcelona, en su despacho, alli estuviera la bandera de España junto a la de Cataluña y la Europea.
¿Le tenemos que dar las gracias al señor Illa o preguntarnos qué país es este en el que se convierte en noticia que el Presidente de una Comunidad Autónoma tenga la bandera de España en su despacho?
Todo esto no es más que el "aperitivo" de los que se nos viene encima.
¡UFFFFF!