MADRID 15 Abr. (OTR/PRESS) -
El Ministro Moratinos ha anunciado que está en marcha una reorganización en el Gobierno. Lo que no ha dicho es cuál será el alcance de esa "reorganización", y si afectará a varios ministerios además del de Exteriores como se viene apuntando.
Y es que ha corrido como la pólvora la noticia de que en cuanto termine la presidencia española de la Unión Europea, el próximo 1 de julio, podría suprimirse la Secretaria de Estado de Relaciones con la UE. El argumento que se esgrime es el de ahorrar en vista de la pertinaz crisis económica.
Lo cierto es que más allá de que se suprima esta Secretaria de Estado, y de la gestión realizada por su actual titular, Diego López Garrido, esta presidencia española de la UE no es de las que pasarán a la historia, ni siquiera a la pequeña historia.
Nuestro Gobierno inició con ganas el semestre en que nos tocaba presidir la UE, pero no ha sido capaz de plantear ninguna política que haya interesado al resto de nuestros socios europeos, ni ha tenido ninguna iniciativa digna de destacar.
Es más, una vez pasadas las primeras semanas en que nuestro presidente y sus ministros iban y venían, dejando una estela de unas cuantas fotos propagandísticas, la verdad es que de la presidencia española nunca más se ha dicho está boca es mía.
No sé si es que nuestro peso en Europa es escaso, o es que el Gobierno no ha sido capaz de presentar propuestas políticas con recorrido, pero el caso es que falta poco para que termine la presidencia española y esta ha transcurrido, al menos hasta ahora, sin pena ni gloria.
En realidad, la opinión pública no sabe muy bien en qué consiste la política europea del Gobierno, ni siquiera si tienen una política especifica. Creo que la sensación que va a quedar de la presidencia española es la de la oportunidad perdida. Una pena.