Publicado 10/01/2025 08:00

Julia Navarro.- ¿Qué pasará?

MADRID 10 Ene. (OTR/PRESS) -

Es vergonzoso que nuestro Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, organice un espectáculo psra conmemorar la muerte de Franco agitando el fantasma de los totalitarismos y las dictaduras y, sin embargo, no diga alto y claro que Nicolas Maduro es un dictador. No decirlo le resta cualquier atisbo de credibilidad, bien es verdad que no es que tenga mucha.

Lo cierto es que ya está aquí el 10 de enero, día D en la historia de Venezuela y Nicolas Maduro, un dictador de manual que está dispuesto a cualquier felonia para seguir mandando. En la orilla opuesta está Edmundo González, el hombre que ganó las elecciones y que ganarlas le ha supuesto jugarse la vida.

Venezuela es una dictadura feroz, donde Maduro y sus secuaces han desvalijado el país y persiguen con saña cualquier voz que se les opone. Encarcelan y torturan a los miembros de la oposición convirtiendo el país en la antesala del infierno.

Son muchos los países y organismos internacionales que han reconocido el triunfo en las urnas de Edmundo González y avergüenza, o por lo menos yo siento vergüenza, la tibieza de España.

Siendo verdad que durante unos meses a Edmundo González se le ha dispensado "asilo" y apoyo, amén de protección en nuestro país, es igualmente cierto que Pedro Sánchez se ha negado a reconocer su triunfo en las urnas. Supuestamente para mantener una línea abierta de influencia con el régimen de Maduro, con José Luis Rodríguez Zapatero de muñidor, y los podemitas y dirigentes de Sumar de avalistas. Sean cuales sean las razones, lo cierto es que nuestro gobierno ha venido callando ante los atropellos y violación de derechos humanos que viene perpetrando el régimen chavista.

Así que cuando Sánchez y los suyos alzan la voz criticando o condenando cualquier acción de cualquier gobierno en cualquier lugar del mundo, carecen de credibilidad y de paso de vergüenza. Porque en la defensa de la democracia y los derechos humanos no caben intereses.

He escrito en muchas ocasiones que la política exterior de todos los países se sustenta en la hipocresía y los intereses. Eso sí, me gustaría saber cuáles son los intereses de nuestro gobierno para no condenar la dictadura de Maduro y no haber reconocido desde el primer día el triunfo de Edmundo González.

Y es que, en este asunto, no caben medias tintas: o se está en contra de un régimen dictatorial o no se está. Y el régimen chavista es una dictadura feroz por más que Rodríguez Zapatero, en alguna entrevista, haya esgrimido sin sonrojarse que en Venezuela hay elecciones. SI, elecciones tramposas, con encarcelamiento y torturas de los dirigentes de la oposición.

En mi opinión la política exterior de nuestro gobierno respecto a Venezuela ha venido siendo lisa y llanamente vergonzosa.

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