MADRID 3 Sep. (OTR/PRESS) -
A finales del siglo pasado, allá por el año 1998, el Instituto de Medicina de Estados Unidos alertó que los hombres y las mujeres deberían consumir diariamente, entre 425 y 550 milígramos de colina. Hace unos tres años, en 1916, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria volvió a incidir en las mismas cantidades diarias, tras comprobar que ni en Australia, ni en Estados Unidos, ni en Europa, llegábamos hasta esas dosis. Y ya, más recientemente, en la publicación "British Medical Nutrition", la prestigiosa doctora Emma Derbyshire ha vuelto a incidir en graves problemas que puede suponer para nuestro cerebro ser deficitarios en colina.
Desgraciadamente para los veganos, la colina, ese nutriente necesario para que un cerebro esté sano, es posible que nuestro hígado la proporcione, pero siempre y cuando nos alimentemos con carne de reses, huevos y pescados. Bueno, también se encuentra en las nueces, los fríjoles y el brócoli, pero en una proporción terrible, porque para producir colina vegana te tienes que tomar casi dos kilos de brócoli, mientras que la misma cantidad la puedes obtener ingiriendo un filete de cien gramos.
Es cierto que, incluso los omnívoros, estamos en bajos niveles de colina, pero está claro que los veganos se pueden encontrar con unas deficiencias que nos hacen temer por la salud de su cerebro. Esta inquietante noticia viene acompañada con la aparición de grupos veganos que están sumidos casi en la depresión por la presunta violación de las gallinas. Y de las yeguas. Y de las cabras. Me imagino el disgusto que sentirán cuando se enteren de la violación de las mariposas, incluso de la violación vegetal que llevan a cabo las abejas durante la polinización. Porque cuando la abeja lleva el polen procedente del estigma (el macho) hasta ponerlo en contacto con el estambre (la hembra) ¿pregunta la abeja algo? ¿No estaremos ante una horrorosa violación? Claro, que también podríamos estar ante un deterioro del cerebro de los veganos por falta suficiente de colina.