MADRID 25 Oct. (OTR/PRESS) -
Los seres humanos tendemos a menospreciar las circunstancias positivas que nos rodean y, por el contrario, a agrandar los problemas y los inconvenientes.
A medida que los días de octubre se acaban, me entraba la amargura de saber que, en el mes de noviembre, tendré que abonar el segundo plazo de la renta, que dejará mi cuenta corriente todavía más esquelética, tras el abono del IVA, que nos convierte a los autónomos en recaudadores, sin sueldo, del Ministerio de Hacienda. ¡Y en vísperas de los gastos de Navidad!
Sin embargo, he recordado las veces que las ministras socialistas y comunistas repiten, tan a menudo, que tienen que pagar más los más ricos, y a puro de reflexionar he descubierto que se me va a quedar la cuenta pelada, pero soy rico. El Ministerio de Hacienda considera que, si un año, por los ingresos extraordinarios de un libro, por el encargo de un trabajo bien pagado o por un ingreso inopinado, superas los 65.000 euros, pasas a la categoría rico, y te retienen el 45%. Y este año, debido a diversas circunstancias anuales, he pasado a la categoría de rico.
La euforia no me ha inundado, porque si, al año siguiente, no obtengo ingresos extraordinarios, o, peor aún, no vendo ni un libro, ni un artículo, ni un guión, y mis ingresos son cero, y tengo que echar mano de mis ahorros para sobrevivir, el ministerio de Hacienda se desentiende y, simplemente, dejará de tratarme como a un millonario y me ignorará. Algunos autores teatrales son tratados como millonarios el año en que su obra está en cartel, y pasan a ingresar cero, pero durante la liquidación de ese año pasarán a ser ricos.
Me consta que, gracias a este gobierno progresista, que ha subido los impuestos hasta ponernos a la altura de Suecia, un gran sector de las clases medias ha ascendido al estrato de los que pagan más porque más tienen. O sea, que hemos progresado. Y también entiendo que cada vez hay más gastos. Por ejemplo, ha aumentado el número de consejeros de Radio Televisión Española. Antes cobraban unas dietas testimoniales, pero a partir de ahora, cada consejero tendrá un sueldo mensual sustancioso. No nos quejemos. Pagamos muchos, pero nuestro dinero ayudará a sostener el consejo de administración de Radio Televisión Española más caro y más pluralista de la historia. Por fin, sin representación ni del centro, ni de la derecha. El progresismo. ¿Democrático?