MADRID 31 Ago. (OTR/PRESS) -
Los indeseables que quisieron sabotear la Vuelta Ciclista a España arrojando sobre el pelotón 400 litros de aceite industrial, no lo consiguieron, y los que quieren culpabilizar a la víctima del caso Rubiales mediante su desacreditación, tampoco han de lograrlo, aunque sí en el terreno estercolado donde mora la reacción.
Los tipos que habían ideado el ingenioso mecanismo para provocar una desgracia, o muchas, entre los corredores, los motoristas y los vehículos de apoyo, han encontrado, al parecer, una justicia clemente tras ser derivados a ella por la Policía, que providencialmente evitó la masacre. La idea, por llamarla así, era verter esos cientos de litros de aceite sobre los ciclistas a la entrada de un túnel, con las previsibles y espantosas consecuencias que cabe imaginar. Sin embargo, el juzgado al que fueron conducidos esos "patriotas" tras su detención debió hallar algo que los demás no hallamos: motivos para dejarles libres, si bien de momento.
Sobre el putrefacto caso Rubiales, que se va putrefactando más y más cada día, la libertad que choca es la de aquellos que, pertenecientes a la esfera del patán que hundió en la miseria al fútbol español en el día que más alto volaba, echan a rodar bulos e insidias contra Jennifer Hermoso, la jugadora a la que el tal Rubiales plantó un beso en la boca sin su consentimiento. Contra toda evidencia, pues los ojos de medio mundo estaban allí, esos pájaros retuercen obscenamente la realidad para demostrar, al cabo, que Jenni provocó, que concedió, que les gustó el "pico" y que sus declaraciones acusatorias son fruto de lo abducida que está por "los políticos" y por "el feminismo".
Ya estaba tardando la reacción en personarse en el caso que concitó, desde el primer momento, la mayoritaria repulsa de la sociedad española, pero como lo propio de la reacción es reaccionar, ya ha reaccionado, y desatada y desproporciodamente cual es en ella habitual. A la asunción de la sociedad de la lucha contra los ultrajes y los abusos de que son víctimas las mujeres, en la calle, en el trabajo, en el ocio y en el propio hogar, responde la reacción con sus vídeos infamantes, con el sucio aceite para estrellar el nombre de la víctima. Los "patriotas" de aquí y de allá reaccionan contra Jenni, contra La Vuelta, con su bituminosa maldad.