Publicado 22/10/2024 08:02

Rafael Torres.- Ayuso en Porriño

MADRID 22 Oct. (OTR/PRESS) - Isabel Díaz Ayuso se va el viernes a Porriño para asistir al homenaje que en la bella localidad pontevedresa se dedica a uno de sus hijos más preclaros, el arquitecto Antonio Palacios, con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. Se va a Porriño, pero de dónde se irá, y al parecer definitivamente, es de la senda institucional. De la educación, de la sensatez, del respeto a la ciudadanía madrileña y del buen gusto, ya se fue hace mucho, si es que residió en todo ello alguna vez.

Como se sabe, a la presidenta regional le horrorizó que se supiera que su novio había defraudado una burrada a Hacienda, pero no que la defraudara. De haberle horrorizado ésto último, puede que, impelida por ese horror, se hubiera mosqueado con el novio, pero con quien se ha mosqueado en grado sumo es con quien, sumisa a su obligación de perseguir el delito y sus anexos de bulos y mentiras que tratan de encubrirlo, comunicó a la sociedad, en sucinta y sobria nota, la verdad del caso, esto es, con la Fiscalía, y, disparando por elevación, con su jefe, el Fiscal General del Estado, y, tirando con más elevación todavía, con el que supone jefe del jefe, el presidente del Gobierno de España. Sí, ese al que en su día llamó hijo de puta en el hemiciclo del Congreso, y al que obsequió recientemente, esta vez en la Asamblea de Madrid, con los lindos apelativos de mafioso y tirano, entre otros.

Ayuso se va el viernes a Porriño, pero de dónde se irá es de su obligación institucional de asistir a la reunión concertada con el presidente del Gobierno para tratar sobre los asuntos que conciernen a su Comunidad y que precisan del abordaje conjunto y colaborativo de las dos administraciones. Ayuso desatiende sus obligaciones, por cuyo cumplimiento se supone que la sociedad le paga su jugoso sueldo, pero no aquellas que ella, en combinación con su consejero áulico, se ha impuesto: intoxicar, crispar, injuriar al adversario político, desestabilizar y, en fin, tratar de echar al actual gobierno "como sea", en sintonía, eso sí, con Miguel Tellado, que rivaliza deportivamente con ella en enormidades e infundios.

Ayuso se va a Porriño. Cualquiera se iría encantado a celebrar allí la memoria del genial y extravagante arquitecto, pero cualquiera no tiene que entrevistarse ese día, en bien de su Comunidad, con el presidente del Gobierno.

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