Publicado 10/08/2023 08:00

Rafael Torres.- Espinosa y el camelo liberal

MADRID 10 Ago. (OTR/PRESS) -

Se dice que Iván Espinosa de los Monteros es liberal, y él lo asume, pero de liberal no tiene nada, o, cuando menos, en el sentido de la tradición liberal española. Para haber fundado Vox, que se reputa tarro único de las esencias patrias, el recién dimitido tal vez debiera mostrar alguna sumisión a esos dos conceptos, el de "tradición" y el de "española". Liberales fueron Riego, Mendizábal, Espronceda, Moratín, Larra, y toda la pléyade de grandes personajes que representaron y favorecieron en el s.XIX el progreso social y político de la nación, y, desde luego, los republicanos específicos, desde los Salmerón o Pi i Margall hasta, ya entrado el s.XX, los Azaña, Albornoz, Jiménez de Asúa, Portela, Blasco Ibáñez o Giral. Cualquier parecido no sería pura coincidencia, sino imposible.

Se dice que Espinosa de los Monteros es liberal, del sector liberal de Vox que hoy parece definitivamente desarmado y cautivo por el sector montaraz y trabucaire del inquietante Buxadé, pero se añade, o debería añadirse, que es liberal en lo económico, que es todo lo contrario que ser liberal. No deja de ser lamentable y perversa esa confusión del término, pues por liberales pasan las criaturas más reaccionarias y de pensamiento y talante menos afectos a la libertad, pero, en fin, valga la aparición dimisionaria de Espinosa, tan vacía, para, cuando menos, recordar que sigue siendo pecado político y semántico nombrar la palabra liberal en vano.

Por lo demás, puede que, en efecto, el hasta el martes portavoz parlamentario de Vox siga afiliado a ese partido: la rueda de prensa que dio fué de Vox en estado puro, salvo que, al haberse celebrado en el Congreso de los Diputados, pudieron asistir a ella los medios que tiene censurados la formación de ultraderecha. Aparte de eso, el resto, como digo, Vox puro y duro: camelos y raras fantasías sin preguntas ni respuestas. Sin embargo, sobre la inanidad del discurso pretendidamente cálido y humano de Espinosa emergió, como una nubecilla sobre el estrado, la sensación de que ese partido de cuya dirección se despedía el interviniente puede ser el primero de extrema derecha en Europa que se va al garete, a hacer compañía a Podemos y a Ciudadanos en los desaparecederos de la política "fast", del visto y no visto. O del si te he visto, no me acuerdo.