Publicado 23/03/2025 08:00

Victoria Lafora.- Fabula de los conejos

MADRID 23 Mar. (OTR/PRESS) -

Cuenta el cantautor Ismael Serrano, en una canción cuyo título ha copiado esta columna, que un grupo de conejos, viendo llegar a los lobos, empezaron a discutir sobre estrategias, negociaciones y liderazgos. La conclusión es obvia: no quedó ninguno.

Viene a cuento la fabula para recordar la reciente cumbre europea sobre el incremento de gasto en defensa. Seguridad es, al parecer, la palabra políticamente correcta. Detrás de esta nueva maniobra de distracción sobre la gravedad de la crisis que afecta a la seguridad europea están, precisamente, dos gobiernos tan distintos como el de Georgia Meloni en Italia y el de Pedro Sánchez. Coincidencias: las dificultades de pactar que enfrentan en sus parlamentos y la distancia que nos separa del frente de batalla en Ucrania y de las fronteras con Rusia.

No se trata de antimilitarismo, porque Moncloa ha seguida enviando material militar, dicen que no letal, a un gobierno genocida como el de Netanyahu en Israel, que sigue masacrando Gaza mientras todos miramos para otro lado.

Los escrúpulos frente a la palabra "rearme" son, simplemente, otro intento de que la coalición de Gobierno con Sumar permanezca. Ya que Ione Belarra, de Podemos, ha dejado muy claro que con ellos no cuenten y el PP, que debería estar a favor, sigue enfrascado en si debe sostener a Mazón o dejarle caer. (Y mira que cada vez lo tiene más difícil después del segundo auto demoledor de la jueza de la Dana).

Pero es que, además del estéril debate entre los términos rearme o seguridad, la UE no encuentra la fórmula de consenso de cómo financiar esta operación. Pedro Sánchez, que ya asume que va a gobernar, un año más, sin presupuestos, reclama que el aumento del gasto en defensa se financie con trasferencias a fondo perdido. A lo que se niegan los Países Bajos.

De momento, Sánchez ha decidido poner tierra por medio y viajar a China, principal aliado de Putin junto con Orban y Corea del Norte. La razón, según Moncloa, es que, ante la amenaza de los aranceles de Trump, hay que buscar nuevos mercados. Pretende así convertirse en punta de lanza de los intereses europeos en los mercados asiáticos, ahora que Trump nos ha abandonado a nuestra suerte.

Pero los aranceles y el comercio global, con toda su gravedad, no son lo prioritario, frente a la grave amenaza que supone el afán anexionista de Putin y su obsesión por recuperar los territorios de la Rusia imperial.

Ese si que es el lobo de verdad.

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