Publicado 14/02/2021 08:00

Victoria Lafora.- Nadie sabe nada

MADRID 14 Feb. (OTR/PRESS) -

Los hay que piensan que el bloqueo en Cataluña es inevitable. Los muy cafeteros del independentismo confían en que, esta vez sí, se superara la cifra mítica del cincuenta por ciento de voto a favor y podrán dejar atrás el: "España nos roba". Y también crecen los hartos de una pésima gestión política y económica que simplemente quieren la vuelta a la normalidad.

Pero, con los datos en la mano, lo más real a escasas horas de abrirse los colegios es que nadie puede aventurar, no ya quien será el ganador, si no como se conformará un nuevo Govern.

Pese a que los datos epidemiológicos han mejorado, baja en toda Cataluña la presión hospitalaria y la vida recobra cierta normalidad, el miedo al contagio persiste y el dato de abstención va a tener mucho peso en los resultados. El desesperado llamamiento a no quedarse en casa lanzado por los dirigentes de Ciudadanos, el escrito de un grupo de intelectuales entre ellos Vargas Llosa, reflejan la preocupación de que solo los independentistas sean quienes acudan a votar.

Parece que el temor a que la ausencia de miembros de las mesas electorales impidiera la votación en determinados colegios ha quedado subsanado. Aún así, en esto también, hay que esperar a las nueve de la mañana del 14 de febrero. Porque nunca se habían presentado tantos certificados médicos y tantas alegaciones para no acudir a una mesa electoral.

Pese a la campaña a cara de perro entre los partidarios de Pere Aragons (ERC) y los de Laura Borrs (Junts), la dificilísima convivencia que han mantenido hasta ahora en el Palau de la Generalitat, y las permanentes zancadillas, el independentismo es un pegamento indestructible. Así se justifica el pacto para evitar que el candidato Salvador Illa pueda llegar a gobernar lo que consideran suyo: el destino de todos los catalanes.

Hay expertos que no descartan, incluso, una repetición electoral. O un bloqueo institucional que dañaría, aún más, la maltrecha economía y la gestión de los fondos europeos. Porque, además de la necesidad urgente de una gestión eficaz, hay sectores, como la Sanidad Pública, antes ejemplo puntero para el resto del Estado, que necesitan recuperar la inversión y el apoyo de un nuevo Ejecutivo en Cataluña.

Los Ciudadanos de Lleida, Tarragona, Girona o Barcelona necesitan en estos momentos convulsos menos "procés", menos Waterloo, menos apoyo ruso y más inversión en empresas y servicios que vuelvan a poner al país en la órbita europea y punta de lanza de la economía nacional.

El lunes, no solo los catalanes sino el resto de los españoles, esperaremos expectantes un atisbo de luz sobre el futuro común.

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