MADRID 8 Sep. (OTR/PRESS) -
El incontrolable afán de protagonismo de Isabel Diaz Ayuso y su obsesión por minarle poder y respeto a Núñez Feijóo, le ha salido mal esta vez. Empezó la pre-cumbre del PP con el alegato a sus compañeros de partido para que no acudieran a ninguna cita de Moncloa, cuando esta se produzca. Y terminó tragándose lo dicho y asegurando que ella también iría, si no se menciona la palabra financiación.
El equipo de Feijóo estaba muy preocupado ante la posibilidad de que Sánchez ofreciera alternativas particulares de financiación a cada uno de sus presidentes autonómicos (cómo viene anunciando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero) y que la fuerza del PP, que es su poder territorial, se disolviera como un azucarillo.
La cumbre, convocada esta semana fuera de la sede de Génova, en un palacete para darle mayor empaque, tenía que transmitir una imagen de unidad inquebrantable. Y Ayuso comenzaba, como siempre, dando la nota. Pero Feijóo había preparado la cita con los presidentes afines que le arroparon y consiguió que la unanimidad en el comunicado final no denotara ninguna discrepancia. Como estaba previsto, se les dio a los barones territoriales la libertad de reunirse con el presidente en Moncloa pero bajo las condiciones pactadas. Al parecer, la reunión, según algún asistente, salió tan bien que ya hay convocada otra para el otoño.
La "financiación singular" para Cataluña, de la que seguimos sin saber su alcance exacto, se ha convertido en el principal problema del Gobierno, ya que no sólo se alzan voces en la oposición y los socios de investidura, si no dentro de sus propias filas. Por eso, Feijóo la ha convertido en el eje y argumento de su labor de oposición este otoño. Ni la amnistía, ni la inmigración, ni los acuerdos con Bildu. El dinero es lo que más duele.
Los socios del Congreso de los Diputados exigen, también, su financiación singular y, por ejemplo, el BNG exige un concierto fiscal para Galicia mientras que Compromís quiere mejor financiación para Valencia.
Eso sin contar con los independentistas de Junts, que han quedado al margen del acuerdo catalán y que están dispuestos a boicotearlo. La aprobación de los presupuestos se antoja una quimera y, para distraer la atención del cisma, Pedro Sánchez, especialista en golpes de efecto que desvíen la atención, ha convocado el Congreso Federal antes de fin de año para "renovar" el partido. O lo que es lo mismo: colocar a sus leales en los cargos autonómicos y deshacerse de los díscolos.
Lo que daría Feijóo por poder hacer lo mismo con la presidenta madrileña...