Dtor. Fernando Sanjuán Martín, neurocavis, MADRID 24 Nov. (OTR/PRESS) -
Aproximadamente 3,5 millones de adultos fallecidos es el tributo que rinde la obesidad anualmente en el mundo. Su aumento ha sido gradual, constante y silencioso en todo el planeta, con un informe implacable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmando la presencia de más de 1000 millones de personas obesas a nivel mundial en el 2015, es decir, el doble de lo que se consideraba hace tan sólo 20 años.
Los índices medios de obesidad son de un 27,3% para las mujeres y de 27,8% para los hombres, En el 2013, 42 millones de niños menores de cinco años serán obesos.
Aunque los cálculos son difíciles de precisar, se cree que el coste de la obesidad supone en el mundo el equivalente a la guerra, el terrorismo y el tabaco juntos, es decir, alrededor de 2,1 billones de € anuales.
Tener sobrepeso u obesidad no es un problema estético. El término obeso describe a una persona con abundante sobrepeso, con mucha grasa corporal.
Hay diferentes formas en que la salud de un individuo en relación con su peso puede ser clasificada, y es perentorio comunicar y establecer la diferencia entre obesidad y sobrepeso para que la población lo entienda y evite mayores e imprevisibles riesgos futuros que comportan gran sufrimiento.
La obesidad se ha convertido en un problema grave y creciente de salud pública en todo el mundo, no sólo en los países de mayor renta "per cápita", y se la considera en la actualidad como una enfermedad crónica por numerosas asociaciones médicas norteamericanas: de endocrinología, obesidad, de cardiología, bariátrica..., y los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Sobrepeso y obesidad se definen por el Índice de Masa Corporal (IMC), una fórmula empleada para diagnosticar la enfermedad, que asociada al perímetro del abdomen referencia aceptablemente el estado gravitatorio de los implicados. Generalmente los varones con una circunferencia de 94 cm o más y las mujeres con 80 cm o por encima, son propensos a desarrollar problemas de salud relacionados con la obesidad, especialmente hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, Ictus, problemas de locomoción, apnea del sueño...
El IMC se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por el cuadrado de la altura (en metros). Cifras entre 18,5 y 24,9 Kg/m2 se considera un peso saludable; de 25,5 a 29,9 indica que una persona tiene sobrepeso; entre 30 y 39,9, se le define como obesa, y llegar a 40 o superarla, constata una obesidad grado 3, o mórbida.
En los niños, puesto que la composición corporal es distinta, se evalúa de forma diferente, se mide como un percentil específico para el IMC referenciado a la edad y sexo. Entre los 2 y los 19 años, un IMC superior a 85, e inferior a 95, indica sobrepeso; por encima de 95 se les considera obesos.
En el gobierno chino calculan que uno de cada 10 niños que viven en la ciudad es obeso, y en Japón la obesidad entre los niños de 9 años se ha triplicado
Podríamos rotular la obesidad como una epidemia internacional de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), no concebido exclusivamente como un conflicto provocado intrínsecamente por el sobrepeso sino que puede desencadenar efectos graves sobre la salud física, psicológica y emocional de las personas (depresión, imagen distorsionada del cuerpo y baja autoestima).
Los países más obesos del mundo no son sorprendentemente los más ricos ni tampoco los más desarrollados. EE.UU. y el Reino Unido ocupan el 12º y 27º lugar respectivamente en la lista de World Factbook de la CIA.
De hecho, los países más pequeños del Pacífico como Naura, Islas Marshall, Samoa, Palau, etc., han llegado a clasificarse entre los 10 primeros. Les siguen muy de cerca países de Oriente Medio, Kuwait, Qatar, Libia, Egipto y Arabia Saudita. Por otra parte y de forma paradójica, en muchos países del mundo coexiste la obesidad con la desnutrición: una en cuesta sobre 83000 mujeres indias reveló que aunque el 33% estaban desnutridas, el 12% tenían sobrepeso u obesidad.
El continente africano tampoco se aleja del problema, salvo Sudáfrica, que ha adoptado los usos y costumbres de países occidentalizados.
En zonas de conflicto como Venezuela, estamos asistiendo al incremento de la obesidad, donde sus habitantes tienen dificultades para llenar su estómago, y lo hacen a expensas de alimentos procesados, comida basura, muy distante de dietas variadas, equilibradas y saludables. En Asia sudoriental, mediterráneo oriental y África, la obesidad entre las mujeres alcanza una prevalencia que duplica a la de los hombres.
En España el 17% de la población sufre obesidad y el 53,7% sobrepeso. Es el segundo país de Europa con mayor índice de obesidad, sólo por detrás del Reino Unido. Tiene una alta prevalencia, el 17%, y desde 1970 los índices de obesidad se han triplicado. Tres de cada diez niños tiene sobrepeso u obesidad. En el reparto infantil por sexos, el 26% corresponde a los niños y el 24% a las niñas, algo superior respecto a la Unión Europea.
La OMS cree que estamos en manos de una epidemia mundial, y se estima que para el 2020 la obesidad será el mayor asesino del planeta, y para poner coto a esta masacre propone una serie de medidas y recomendaciones generales, unas de tipo alimentario: dieta mediterránea y ejercicio adecuado a cada condición individual, y otras de carácter social como, establecer un compromiso político sostenido y la colaboración de muchas partes interesadas, tanto públicas como privadas.
La OMS apoya la definición, aplicación y seguimiento de medidas, así como el liderazgo de su aplicación.