MADRID, 21 May. (Carlos Hergueta/Portaltic) -
La respuesta es algo así como sí con algunos peros. Sí que es un gran accesorio y muy bien recibido, que particularmente creo que merece la pena abrazar, que ya he integrado al 100% en mi uso del móvil y que espero que sea una característica que de ahora en adelante incorporen todos los dispositivos; pero no es algo que vayas a usar de forma exclusiva, ya que tiene sus inconvenientes, y, desde luego, es accesorio y prescindible.
En cualquier caso, con cuatro cargadores inalámbricos (tres de Ikea y uno de Samsung) y el Galaxy S6 en mi vida, prácticamente ya no cargo el móvil de otra forma que no sea dejándolo reposar tranquilamente en una mesa. Este artículo ha sido redactado tras aproximadamente un mes de uso de estas soluciones.
¿QUÉ CARGADORES HEMOS USADO?
Atraído por la carga inalámbrica, probé la función en primer lugar con la lámpara de pie de Ikea, de la que ya habíamos hablado, entre otros productos. Quedaba a la perfección con la decoración de mi salón, traía una repisa incorporada, lo cual siempre es útil, y además esa balda tenía un punto de carga inalámbrica. ¿Qué podía salir mal? Pues la verdad es que nada y estoy encantado con el invento.
Después, incorporé a mi día a día la base de carga inalámbrica oficial de Samsung, que la multinacional ha regalado a los primeros compradores de su Galaxy S6 y S6 edge. Es la base que utilizo en el trabajo.
Por último, dio la casualidad de que buscaba dos mesillas de noche blancas y estrechas, muy estrechas, para mi dormitorio. Y resulta que no es algo tan, tan fácil de encontrar. En medio de ese proceso de búsqueda, Ikea lanzó su modelo de mesilla Nordli, que ya existía anteriormente, pero esta vez con su cargador inalámbrico Morik integrado en la superficie (y con un puerto USB dentro del cajón) y un incremento de 30 euros (es decir, cada mesilla Nordli con cargador cuesta 99 euros). La estética y el tamaño me cuadraban a la perfección, así que me hice con dos.
LO MALO DE LA CARGA INALÁMBRICA
Empecemos por lo malo, que hay varios puntos negativos que no conviene obviar para que después el uso de la carga por inducción no caiga como un jarro de agua fría. Después, comentaré los puntos positivos y por qué algunos de los puntos malos no son tan malos.
Tarda más en cargar:
Es el gran inconveniente de la carga inalámbrica. Si hablamos de cable, en el caso del Galaxy S6, por ejemplo, tarda menos de una hora en recargar completamente la batería mediante el puerto microUSB (que es más rápido que en otros teléfonos, por otra parte). En una base inalámbrica este proceso lleva unas tres horas, lo cual supone un incremento nada desdeñable.
No puedes usar el móvil mientras carga:
Es un clásico. Llegar a casa o al trabajo con un 5% de batería, enchufarlo al cable y usarlo mientras carga. De esta forma, mientras vemos la tele o tras realizar alguna tarea laboral podemos usar el teléfono, chatear un poco o 'tuitear' y que este no se quede sin batería. ¿Quién no hace esto y quién no echaría de menos poder coger el móvil mientras hace otras cosas?
Evidentemente, si lo estás cargando mediante inducción, al coger el teléfono la carga se detiene, pero como veremos más adelante, realmente esta limitación no se convierte en un gran inconveniente.
Las mayoría de las bases de carga tienen un único punto:
La mayoría de las bases o muebles con carga inalámbrica no son superficies completas compatibles con la inducción. Es decir, no puedes dejar el móvil en cualquier punto de la mesa para que se ponga a cargar. Lo que suele ocurrir es que incluyen un único punto (o dos, o tres) en el que hay que apoyar de forma precisa el 'smartphone'. Medio centímetro puede llevar a que no cargue.
Evidentemente, esto es un inconveniente y resulta incómodo. Si la carga inalámbrica precisamente consiste en que podamos llegar a casa y apoyar el móvil con naturalidad para que rellene su batería, tener que poner cuidado para que esté en el punto exacto es un incordio. No es que sea un dramón esto, pero sí una pega.
LO BUENO
Es inalámbrica y eso es más cómodo:
Es de cajón: cargar el teléfono móvil con tan solo apoyarlo en la mesa es cómodo. Muy cómodo. Y, además, también nos permite librarnos de los cables que suele haber siempre por todas partes en nuestra casa o en la oficina. Es decir, evitar esto:
Siempre tengo batería en el móvil:
Como actualmente tengo un punto de carga inalámbrica en el salón de mi casa, otro en mi mesilla de noche y otro en el escritorio de mi trabajo, jamás me quedo sin batería.
Cuando se trata de cargar con el cable, no siempre ando conectándolo a cada oportunidad que tengo. Si tenía, por ejemplo, un 80 por ciento de batería no solía enchufarlo nada más llegar al trabajo y al salir ya estaba en un 20 por ciento. En casa, a veces me olvidaba de enchufarlo por la noche y amanecía con un 15 por ciento... No era un problema si cogía el coche y podía ponerlo a cargar, pero sí si salía en metro, puesto que mis papeletas de quedarme sin batería eran muchos.
Con los cargadores inalámbricos, en cambio, nunca me pasa. Como ponerlo a cargar es tan sencillo como dejarlo reposar en los muebles que siempre tengo delante de mis narices en las habitaciones, casi siempre tengo el móvil cargando. Si llego al trabajo, a la base que va, si llego al salón, a la repisa de la lámpara y cuando me voy a la cama lo dejo en la mesilla como todo hijo de vecino, sin ningún cable que estorbe, y por la mañana está al 100%.
No puedes usar el móvil mientras carga:
¿Cómo? ¿Una de las pegas también en los puntos positivos? Bueno, sí. Efectivamente, no puedes coger el teléfono mientras carga en una base inalámbrica y eso es malo... Aunque realmente solo lo es si estás con un 1% de batería y el móvil realmente NECESITA estar enchufado. De no ser así, resulta cómodo tenerlo encima de la mesa recargando, cogerlo de vez en cuando si llega algún mensaje y después volverlo a dejar en la mesa, sin cables de por medio.
Además, me he dado cuenta de que le presto menos atención al móvil cuando lo tengo cargando de forma inalámbrica. No es que mi nivel de adicción sea muy elevado en ese sentido, pero reconozco que cuando estás viendo la televisión ocurre que le echas un vistazo al móvil, te distraes 10 minutos y cuando vuelves a levantar la vista te has perdido un poco....
Con la carga inalámbrica en casa me distraigo menos de la televisión, de una conversación o de una comida. Me olvido más del móvil. Lo dejo reposando en la superficie y me olvido un poco de él.
CONCLUSIÓN
La carga inalámbrica no es algo sin lo que no se pueda vivir y en ocasiones puede resultar incómodo que tarde más del triple que vía microUSB en cargar un dispositivo al 100%. Sin embargo, sí es una opción accesoria de lo más útil, que va transformando un poco la forma en la que usamos el 'smartphone', lo hace más cómodo e, incluso, y como bienvenido efecto colateral, nos lleva a desconectar un poco. Y todo esto, en esta era hiperconectada y de dependencia energética, es muy, muy bueno.
POSTDATA:
Dejo para el final una virtud, no de la carga inalámbrica, sino de las mesillas de noche de Ikea y su cargador incorporado con un puerto USB. Es algo que no buscaba cuando compré la mesa y que no era consciente de lo útil que me iba a ser.
Actualmente, en mi mesilla de noche no hay ni un solo cable a la vista que moleste y, sin embargo, puedo cargar cada noche tanto el 'smartphone' como el 'smartwatch' y tenerlos al alcance de la mano por la mañana cuando me levanto con un 100% de batería. Mientras el móvil descansa en la superficie de la mesa, el reloj se recarga dentro del cajón con un cable. Cómodo, útil y estético, al prescindir de los, al menos, dos cables que antaño "adornaban" mi mesilla de noche.