MADRID, 26 Jun. (Carlos Hergueta/Portaltic) -
En primer lugar quiero dejar dos cosas bien claras:
La primera es de cajón: eres muy libre de gastarte tu dinero en lo que quieras. Si te apetece comprarte un Apple Watch aunque no tengas claro por qué, aunque tengas la certeza de que no es algo que "necesites", y tu cuenta corriente te lo permite eres muy libre de comprarte los caprichos que se te antojen. Pero precisamente de eso va este artículo: de compras impulsivas que no obedecen a la razón.
La segunda es que el Apple Watch es probablemente el smartwatch mejor diseñado que se ha puesto a la venta. Durante las pocas horas que lo he utilizado, esa es la sensación que me ha producido y creo que es un juicio completamente objetivo.
Todos los modelos están fabricados en metal, son cómodos de llevar y bonitos; su sistema operativo ha sido diseñado para que lo que de verdad importa en un reloj inteligente sea lo más accesible posible, su pantalla sensible a la presión, su rueda y su vibración áptica ofrecen sensaciones y un control muy por encima de la media; y además ofrece unas posibilidades y una comodidad de configuración (desde las aplicaciones en el menú, pasando por el diseño de la esfera, hasta el increíblemente cómodo cambio de correa, donde hay muchísimas opciones) como no he visto en ningún reloj.
En mi caso, que me gusta mucho la tecnología y me encantan los relojes, que tengo cinco smartwatches y algún que otro reloj bueno, probablemente me compraría tarde o temprano el reloj de Apple (el que estoy usando ahora me lo ha prestado la compañía para probarlo). La cuestión es: ¿tienes claro por qué quieres un Apple Watch?
El uso de aplicaciones en un reloj, por lo que este reloj y otros son inteligentes, no es demasiado cómodo en la muñeca. Ni en el Apple Watch ni en ningún otro reloj el uso de aplicaciones es más cómodo, ni su acceso más rápido lo compensa, que en un smartphone. Habrá que ver lo que ocurre en el futuro, que particularmente creo que pasa por hacer aplicaciones que sean imposibles en un teléfono, como la de la Mutua Madrileña para el Gear S que te despierta si te quedas dormido al volante, pero no en dejarte comprar, pedir un taxi o una pizza desde el reloj.
Además está el tema de la batería; que haya que cargar un reloj a diario es una pesadilla, tanto en el día a día, como si salimos de viaje. No es extraño que quien usa habitualmente reloj se lo quite al llegar a casa (no al irse a la cama) y más en verano, cuando todo exuda más. Como un día entres en casa, te quites el reloj, lo dejes encima de la mesa del salón o en la encimera de la cocina y te olvides de ponerlo a cargar por la noche, al día siguiente no tendrás reloj que ponerte. O te lo pondrás con un 20% de batería y a media mañana tendrás un reloj apagado en tu muñeca. Ya hay algunas funciones bastante útiles en los smartwatches, pero no creo que justifiquen su compra.
Si eres un deportista habitual y quieres monitorizar tu actividad física, hay infinidad de pulseras y smartwatches más económicos que lo permiten. También los teléfonos, aunque todos estamos de acuerdo que esto es mucho más cómodo con un 'wearable'.
Si te gustan los relojes, también hay mejores opciones que el Apple Watch, un dispositivo electrónico que por su propia naturaleza está destinado a la obsolescencia, que en unos años dejará de funcionar o no será compatible con un futuro teléfono. Por 400 o 500 euros te puedes comprar un Tissot (perteneciente al grupo Swatch) de cuarzo con cristal de zafiro que te durará toda la vida. Ya no digamos si exploras otras marcas de ese mismo grupo y subes a los 1.000 o 1.500 euros.
Tengo bastantes amigos y conocidos que no usan reloj o que no se habían gastado nunca mucho dinero en uno, no más de 30, 40 o 50 euros, geeks y no geeks (en este segundo caso, usuarios a ultranza de iPhone, eso sí) que están deseando comprarse o ya se han comprado un Apple Watch. Desde luego, más de los que habría podido presuponer en un primer momento.
Esas personas son víctimas del consumismo y del logotipo de la manzana y Apple se merece un aplauso por eso. Ese ha sido su gran acierto: conseguir que la gente desee su producto, sin importar demasiado si viene a aportar algo con respecto a la competencia desde un punto de vista funcional. Gracias al atractivo de su marca, a que ha sabido esperar a que haya una gran demanda de un producto, a que su ecosistema es tan cerrado que ningún reloj para iPhone ha podido aprovecharlo bien y a un soberbio trabajo de diseño (como ninguna otra marca ha sabido hacer), Apple ha conseguido que millones de consumidores quieran comprarse un Apple Watch en su mismo lanzamiento sin tener demasiado claro por qué ni para qué. También ha contribuido que Apple haya apostado por precios altos, algo que Carlos Zahumenszky, Txaumes, explicó a la perfección en su día en Gizmodo. O que Apple se encargase de que muchos famosos hayan aparecido en público luciendo el Apple Watch.
La gran locura del nuevo producto de la de Cupertino es que gente que no llevaba o no gastaba ni 50 euros en un reloj, se quiere gastar ahora 400 en el Apple Watch. En la mayoría de los casos, quien quiere un Apple Watch ahora mismo solo lo quiere porque la marca y su esperada entrada en la categoría han logrado despertar ese deseo con sus aires aspiracionales. No digo que el Apple Watch no sea el mejor smartwatch que haya; puede que sea así. Pero si se van a vender 30 millones este año, en la mayoría de los casos será por borreguismo, "poque sí", "porque me gusta", "porque me apetece tenerlo". Perfecto, estás en tu derecho; una gran victoria para Apple.