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MADRID, 14 Sep. (Portaltic/Mario Jiménez) -
Si 8 de cada 10 dentistas recomiendan Sensodine, 7 de cada 10 periodistas tecnológicos hemos recomendado alguna vez el Moto G a amigos y familiares que quieren "un teléfono que funcione bien pero no sea muy caro". Y es que Motorola ha sabido encontrar un hueco en la gama media que ha llenado más que de sobra durante los últimos dos años, consiguiendo además unas ventas mucho más que aceptables.
Ahora ha llegado el momento de descubrir el esperado Moto G 2015, que representa la tercera generación de este 'smartphone' que, una vez más, ha conseguido mantenerse por debajo de los 200 euros, volviendo a postularse como el aspirante al trono de la gama media.
SI FUNCIONA, NO LO CAMBIES
Aún cuando la competencia ha optado por modelos muy competitivos (bq M5, Blade S6...) con procesadores de última hornada, en Motorola tienen claro que si algo funciona es mejor no tocarlo. Por eso, en el caso del nuevo Moto G se han limitado a apostar otra vez por la serie 400 de Snapdragon para el procesador, en este caso por el modelo 410, que si bien da el salto a los 64 bits, a la hora de la verdad la diferencia con el modelo de 2ª generación es mínima.
Lo que sí cambia es la nueva versión de 16 GB, que se suma a la de 8 y que resulta ideal para aquellos que no quieren solamente un teléfono para llamar y utilizar WhatsApp. Obviamente tampoco es que vaya a sobrar capacidad como para llevar una discoteca almacenada en el móvil o guardar muchísimos vídeos, pero desde luego se agradece la ampliación. Además, es posible llegar a los 64 GB mediante tarjeta SD, no lo olvidemos. Por otra parte, la versión de 16 dispone de 2 GB de RAM, frente al giga que incorpora el modelo inferior.
Lo bueno es que los pocos cambios realizados se han dirigido a mejorar los aspectos que más flojeaban en el modelo anterior, lo que nos deja un móvil mucho más sólido pero sin variar el precio, que es el factor que le ha valido el éxito a este terminal.
Por ejemplo, la batería, que ahora es de 2.470 mAh, ha sumado 400 a la versión anterior, añadiendo un poco más de autonomía. Y aunque no cabe esperar milagros, es suficiente como para incrementar un par de horas el uso, perfecto para llegar a casa y ponerlo cargar antes de agotar toda la capacidad.
El sistema operativo es Android 5.1 Lollipop, que junto al Snapdragon 410 mejora la rapidez de procesamiento con respecto a la 2ª generación, algo que se aprecia especialmente en la multitarea y en los tiempos de carga de las aplicaciones, que se han visto reducidos en beneficio de una experiencia de uso más ágil en general. La apariencia es la propia del sistema de Google, sin capas de fabricante ni aplicaciones de terceros. Sólo un Material Design que favorece bastante.
RESISTENTE AL AGUA
Una de las novedades más destacables es la resistencia al agua. Además, la cosa es muy sencilla: basta con que la carcasa trasera esté bien ajustada, asegurándonos de que todos los puntos de encaje hacen clic. Si es así, podréis meter el teléfono bajo un grifo que no pasará nada. De hecho, hemos probado a introducirlo diez minutos en un recipiente con agua y el funcionamiento después ha sido perfecto.
La pantalla, en cambio, no presenta ninguna novedad. Apostando de nuevo por las 5 pulgadas y una resolución de 1280 x 720 píxeles, más que suficiente para un terminal de estas características. Además, el brillo es más que correcto y la imagen se aprecia sin problemas desde cualquier ángulo.
En cuanto a diseño tampoco se aprecian muchas modificaciones. La parte trasera incorpora ahora unas líneas en diagonal que confieren un tacto distinto pero que no mejoran mucho el agarre. Mantiene, eso sí, la curva característica de este modelo que ayuda a disimular un poco que el Moto G es un teléfono "gordito", algo que se aprecia perfectamente al dejarlo sobre una superficie plana.
Lo que sí se ha mejorado notablemente es la cámara de fotos, que ha pasado de 8 a 13 megapíxeles en la principal y de 2 a 5 en el caso de la frontal. Pero es que además incorpora un sensor Sony IMX 214, que ayuda bastante a conseguir imágenes de mayor calidad, con una resolución y unos blancos mejores. Incluye varios controles manuales, algo enrevesados, para ajustar la luz o el enfoque selectivo, que si bien funcionan sin problema, no son demasiado intuitivos.
También nos ha gustado la incorporación de novedades en el asistente de Moto, con funciones que permiten, por ejemplo, establecer periodos de sueño en los que la pantalla permanecerá apagada y se eliminarán todas las interrupciones. Igual de interesante es la llegada del Active Display, funcionalidad que ya estaba en el Moto X, que hace que al coger el teléfono, este muestre en una pantalla negra, sin necesidad de tocar nada, las notificaciones y mensajes que hayamos recibido.
Todo esto convierte al nuevo Moto G un teléfono tremendamente completo, con una relación calidad/precio muy difícil de igualar. ¿Que podría ser mejor? Por supuesto, como casi todo en la vida. Pero Motorola no engaña a nadie y ofrece justo lo que el usuario espera por los 200 euros que cuesta (30 euros más si queremos la versión de 16 GB). Por eso, la próxima vez que alguien te pregunte "¿qué móvil bueno por poco dinero me puedo comprar?", ya conoces la respuesta.