MADRID, 12 Dic. (EDIZIONES/Portaltic) -
Entrar en una página web o ver un vídeo de YouTube y que salte publicidad es lo más normal del mundo. Las empresas y los creadores de contenido reciben así buena parte de sus ingresos: solo con que los anuncios estén presentes y los usuarios los vean (no hace falta ni hacer clic) es motivo suficiente para una remuneración económica. ¿No quieres ver contenido publicitario? Aquí es donde entran los famosos bloqueadores de anuncios.
La gente, ya sea por comodidad o porque muchos dominios incluyen publicidad realmente intrusiva y que llega a incomodar, ha decidido que no quiere ver más anuncios cuando navega por Internet. Claro está que no todo el mundo piensa así, pero los que sí lo hacen han acabado instalado diferentes programas u opciones para prohibir el visionado de ese contenido.
Mirando un poco por las tiendas de aplicaciones o extensiones de navegador, hay varios bloqueadores de anuncios disponibles. El más popular es Adblock, que ha protagonizado unas cuantas polémicas a lo largo de su historia, pero no es el único que cuenta con miles y miles de descargas (como AdFender o AdMuncher).
Instalar uno de estos bloqueadores tiene sus consecuencias. Por eso, antes de hacer cualquier cosa, es vital conocer qué es un bloqueador de anuncios y qué supone tenerlo instalado en el PC o el móvil, tanto para ti como para otros, porque no hay que olvidar que si las páginas webs ponen anuncios es por algo, no precisamente por “molestar” a los usuarios.
¿QUÉ ES UN BLOQUEADOR DE PUBLICIDAD?
Un 'adblocker' es un programa o extensión que se instala en cualquier navegador con apenas unos clics, de tal manera que pueda hacerlo todo el mundo y que no requiera un gran trabajo para nadie, se tengan o no conocimientos en informática.
Como su nombre indica, este tipo de software se dedica a impedir que los anuncios incrustados en las páginas webs – sean ventanas emergentes, vídeos salientes, banners, carteles de fondo, etc. - lleguen a ser vistos por los usuarios. De esta forma, los que navegan por la red con uno de estos bloqueadores activos no ven ningún tipo de anuncio que no sea integrado o nativo (por ejemplo, que un 'youtuber' promocione algo directamente en el vídeo sí que se vería).
Estos programas tienen su orígenes en los 'pop-ups' antiguos, las ventanas emergentes que saltaban en una gran parte de las webs y que te llegaban a mostrar hasta vídeos con sonidos (o imágenes fijas que no paraban de sonar) que eran realmente incómodos para los usuarios. En el 'boom' de estas ventanas, los propios navegadores incluyeron opciones nativas para bloquear los 'pop-ups' por defecto.
La publicidad dejó prácticamente de lado ese tipo de contenido porque era casi imposible sacar un beneficio de ello, pero se ha ido renovando con 'banners' y todo tipo de imágenes incrustadas en la propia página o con pequeños desplegables con anuncios que se amplían y que los usuarios no tienen más remedio que cerrar manualmente si quieren ver realmente el contenido.
En este punto es donde actúan esos bloqueadores de anuncios. Con ellos activados, toda la publicidad queda eliminada. Determinadas webs han sido capaces de habilitar opciones para saber cuándo alguien tiene un 'adblocker' instalado y cuando no, de forma que algunas no te dejan leer o ver las cosas si no lo desactivas antes (otras se limitan a informar del tema y a explicar cómo desactivarlo).
Los programas no son simplemente extensiones para navegadores como Chrome, Firefox u Ópera en sus formatos de ordenador, sino que cada vez más están presentes en los teléfonos móviles, sobre todo con la llegada de iOS 9 a los dispositivos.
TENER UN 'ADBLOCKER' INSTALADO TIENE CONSECUENCIAS
Está claro que a nadie le gusta entrar en una página web y que se vea de todo menos el contenido en cuestión. La publicidad intrusiva existe y es muy incómoda: se tarda más en quitarla de en medio que lo que se debería tardar en ver, leer o escuchar lo que de verdad importa. Este es el motivo por el que la mayoría de la gente que descarga e instala un bloqueador de anuncios lo utiliza.
Si bien es cierto que hay portales que incluyen excesivos anuncios, la mayor parte de ellos son mucho más cuidadosos, ya que la publicidad supone una gran parte de los ingresos que necesitan para seguir funcionando. Así es, la publicidad no se pone porque sí, para ganar dinero sin más (aunque puede haber excepciones, como todo en esta vida), sino porque dan el dinero necesario para pagar a la gente que trabaja en el portal, pagar el dominio web, servidores, facturas varias y un gran número de gastos.
El contenido que se consume de manera gratuita (ya sea un vídeo de YouTube o una de nuestras noticias sobre tecnología y videojuegos) tiene un coste cero para el usuario gracias a esa publicidad. No es difícil saber el porcentaje de la gente que entra a un dominio con el bloqueador de anuncios activado o no y esto lo utilizan los anunciantes para funcionar y pagar una cuantía u otra.
Lo habitual, sobre todo si se es un portal pequeño o en crecimiento, es que esos anunciantes dejen de invertir en las páginas con un tráfico de gente que mayoritariamente utiliza Adblock o sucedáneos. Encontrar fuentes de financiación rentables hoy en día no es tarea fácil, por lo que la publicidad es algo primordial.
Para un usuario corriente, ver un anuncio en Youtube o tener detrás de la noticia un letrero que anuncia el último estreno en taquilla no es problema, pero se sigue teniendo bastante miedo a esa publicidad intrusiva e incómoda que te hace clicar en cosas que no quieres y que pueden llegar a ser perjudiciales.
En un navegador de ordenador, la publicidad da menos problema. En los móviles, en cambio, significa algo más, ya que si una página web tiene mucha publicidad, el móvil utilizará más datos móviles para cargar los anuncios, además de que ahí la pantalla es más pequeña, con lo que anuncios grandes pueden incomodar más.
Con iOS 9, Apple dio luz verde a que los bloqueadores de publicidad se pudieran instalar en Safari, su navegador propio, algo que trajo mucha polémica. No solo en iOS se utiliza, sino que en Android también hay aplicaciones disponibles para poner un 'stop' a esos anuncios (tanto para navegadores nativos como para los descargables tipo Chrome). Samsung dio el visto bueno a los bloqueadores de anuncios en su navegador móvil a principios del año 2015, desde la versión 4.0 en adelante.
Instalar un bloqueador de publicidad tiene sus contras, como los ya explicados sobre las empresas y la financiación. El pro para los usuarios está claro: ya no tienen que preocuparse por la publicidad molesta.
Lo ideal sería que este tipo de programas no tuvieran que existir, que los anuncios no fueran invasivos y que realmente aportaran algo a los navegantes. De hecho, según un estudio de Ad Blocking Report publicado en 2015, el 89% de los encuestados en España con un 'adblocker' estarían dispuestos a no instalar el programa si la publicidad fuera fácilmente omitible o se pudiera cerrar sin más y de forma sencilla.
Hasta que eso ocurra, instalar cualquier bloqueador de anuncios es legal, pero hay que tener muy claro que para muchos servicios gratuitos puede llegar a suponer la ruina. Hay que pensar bien si se instala, por qué se instala y si se va a tener siempre activo o hay portales en los que merece la pena desactivarlo.