MADRID, 20 Abr. (EDIZIONES/Portaltic) -
La piratería en España está a la orden del día. Una gran parte de la población consume contenido ilegal en 'streaming' a través de páginas como Pordede, mientras que otro fragmento de los usuarios se decanta por la descarga en sus dispositivos de software y productos audiovisuales (series, películas, videojuegos, etc.) para consumir en cualquier momento y sin necesidad de Internet. Dentro de este último sector, lo más popular es el uso de Torrent como medio para hacerse con casi cualquier cosa. Lo que muchos no se plantean es qué hay detrás de este tipo de descargas: una red P2P.
Una red P2P o 'peer to peer' es un tipo de conexión con una arquitectura destinada a la comunicación entre aplicaciones. Esto permite a las personas o a los ordenadores compartir información y archivos de uno a otro sin necesidad de intermediarios.
El origen de esta red tal y como la conocemos hoy en día se remonta a 1999, cuando Internet comenzaba su expansión y aterrizaba en los hogares. En mayo de ese año, un programador estadounidense que tenía problemas para encontrar la música que quería, Shawn Fanning, creó Napster, una aplicación virtual para compartir archivos .mp3 entre usuarios totalmente independiente de una red física.
A pesar de que ese 'intercambio de archivos' es lo más común en la red P2P, esta conexión no solo sirve para eso, sino que también tiene otras funciones, una serie de beneficios y también algunas desventajas. Te lo contamos todo.
LAS CLAVES DE LA RED PEER TO PEER
La red P2P, como ya hemos indicado, hace referencia a un tipo de arquitectura de aplicaciones, no a la función que realiza de manera específica una aplicación final. "La tecnología P2P es un medio para alcanzar un fin superior. Sin embargo, a menudo se utiliza el término P2P como sinónimo de intercambio de archivos, ya que éste es uno de los usos más populares de dicha tecnología", señalan desde Panda Security en un informe.
Como ya hemos señalado, en este tipo de conexiones no hay intermediarios: es una red de ordenadores que actúan como nodos que se comportan de igual forma, funcionando todos ellos simultáneamente como clientes y como servidores. La eficacia de esos nodos varía dependiendo de muchos factores, como la configuración local, la velocidad, el ancho de banda, la capacidad de almacenamiento en disco, etc., pero la base de actuación sigue siendo la misma.
El motivo por el cual no se necesita un punto central de conexión que se enlace con los demás ordenadores es porque la tecnología P2P es capaz de sacar el máximo partido a los recursos que ofrecen esos dispositivos enlazados, es decir, de aprovechar el ancho de banda, la capacidad de almacenamiento, etc.
Por ello, la principal ventaja de estas redes es que administran y optimizan el ancho de banda de todos los usuarios gracias a la arquitectura de comunicación que poseen, obteniendo una mayor eficiencia de las transferencias sin necesitar nada más.
De este modo se evita que los posibles servidores intermediarios formen un cuello de botella que no consiga funcionar de manera correcta y dejar que las transmisiones de archivos sean óptimas. Al no existir una autoridad única que pueda colapsarse, la red tiene una capacidad innata para sobrevivir por sí misma, además de tratarse de una conexión fuerte y muy versátil.
A pesar de estas grandes ventajas, también tienen su parte mala. Ese consumo de ancho de banda puede llegar a ser excesivo, ralentizando otros procedimientos que se hagan con el ordenador que está actuando. Además, se utilizan para violar los derechos de propiedad intelectual, es difícil crear protocolos de control de acceso a la red con ellas y si no se tiene cuidado con su uso pueden llegar a ser una fuente importante de 'malware' (se pueden descargar virus de todo tipo en ese intercambio de información).
LOS USOS DE REDES P2P Y EL COPYRIGHT
Las redes P2P se pueden utilizar para muchos propósitos. La más habitual es la opción de compartir archivos de cualquier tipo, como audio, vídeo, imágenes o software variado, pero también se utiliza en telefonía VoIP (voz sobre protocolo de Internet) como Skype para que el 'streaming' en tiempo real funcione de manera más correcta, para hacer enrutamientos anónimos (Tor), para crear sistemas de ficheros distribuidos para hacer cálculos científicos o para hacer transacciones mediante moneda virtual (Bitcoin), entre otras cosas.
Uno de sus usos, el relacionado con el intercambio de información entre dos o más usuarios, lleva tiempo siendo objeto de controversia. Mucha gente ha aprovechado esta función para traspasar contenido sujeto a ‘copyright’, es decir, para enviar y recibir archivos con derechos de autor de manera ilegal. El ejemplo actual más importante aquí es Torrent, pero también podemos remontarnos a eMule, entre otros.
A través de ese servicio se pueden saltar las leyes de protección de la propiedad intelectual para intercambiar series, películas, música, videojuegos, etc. Determinados usuarios ponen a disposición del público cierto contenido en sus ordenadores y se conectan a un red P2P; los demás acceden a dicho contenido a través de alguna web, enlace o pequeño archivo y lo van sustrayendo poco a poco, como si se hiciera una copia de manera 'local' aunque estén en sitios diferentes.
Hay expertos que señalan que a pesar de esos derechos de autor, al tratarse de una copia privada (no hay intermediarios, es como si alguien le hace una copia de su disco favorito a su pareja) no puede ser ilegal, al menos si no hay ánimo de lucro de por medio.
Las redes P2P en España, ni en otros muchos países del mundo, no son ilegales, ya que pueden utilizarse para compartir archivos personales, creaciones propias, obras sin derechos, etc. El foco de la atención está puesto sobre las páginas web que suministran los enlaces de descarga del contenido, como las famosas The Pirate Bay o Kickass Torrents, ambas perseguidas por la policía. Estos dominios ponen el contenido a disposición de todo el mundo, pero sus páginas cuentan con publicidad, por lo que están obteniendo dinero por ello y por eso en muchos países son consideradas como ilegales.
En el país peninsular uno de los referentes de los que más se han hecho eco los medios de comunicación es el caso Sharemula, una web que suministraba enlaces P2P a los usuarios. En 2007 un juzgado de Madrid declaró que no había actividad delictiva en el funcionamiento porque los enlaces como tal no contienen la obra, sino que llevan a otra página diferente para la descarga; el caso acabó llegando a la Audiencia Provincial de la capital en 2008, donde se cerró a favor del dominio por la misma razón.