MADRID, 3 Abr. (EDIZIONES/Portaltic) -
Sea cual sea tu nivel informático es bastante probable que hayas escuchado en alguna conversación o leído en algún sitio (en un medio especializado o en tu propio ordenador) el término servidor ‘proxy’. Puede que este concepto te suene a un idioma completamente diferente y que no sepas absolutamente nada de él, pero es más importante de lo que uno cree a primera vista.
Un servidor ‘proxy’ es una interfaz de comunicación que actúa como intermediaria entre dos sistemas informáticos, como el navegador de tu ordenador o móvil y la propia red de Internet. Esto puede que te deje tal cual estabas antes de empezar a leer este artículo, pero no es complejo de entender.
Cuando te conectas a Internet, no lo haces directamente, sino que se envía una demanda de información al ‘proxy’, éste lo recibe e interpreta, haciéndosela llegar a la página web y te devuelve la petición que hayas solicitado de manera instantánea.
Por hacer un símil con la vida real, esto es como cuando uno va a comprar una microondas y el vendedor tiene que llamar al almacén para ver si lo tienen o no en ‘stock’: tu preguntas, el vendedor asimila la información, la comprueba y te responde, sin que tu te tengas que poner en contacto con el almacén para que luego no te atosiguen a preguntas incómodas sobre por qué no has comprado el electrodoméstico.
De esta forma, un servidor de este tipo lo que hace es impedir las conexiones directas entre el emisor y el receptor, haciéndose cargo de todas las peticiones. ¿Para qué sirve esto? Para añadir una capa más de seguridad, entre otras cosas, porque evita que determinados datos de conexión tuyos lleguen a manos equivocadas.
PROXY WEB, EL MÁS POPULAR
Existen diferentes tipos de servidores, aunque en todos su función es la misma, el actuar como intermediarios. Open proxy o redes de conexión P2P (la conexión de Torrent para descargar contenido) son dos de los más conocidos, pero el rey es sin duda alguna el ‘proxy web’.
Este servidor ‘proxy’ de red es el que interviene en la navegación en Internet. Aquí, aunque no se te pase por la cabeza como usuario, lo que hace es situarse entre tú y el dispositivo que utilices y la propia red. No molesta, no te causa problemas, es casi como si no estuviera, pero sin él todo sería más inseguro y complicado.
Una característica muy importante de los servidores ‘proxy web’ es que pueden guardar caché, archivos relacionados con aquello a lo que intentas acceder. Así, si intentas conectarte dos veces a Google, la respuesta va a ser más inmediata la segunda vez porque el servidor no tiene que realizar una petición tan importante al tener ya la información necesaria para que procedas con tu consulta.
Además, un servidor ‘proxy’ puede realizar filtrados de contenidos considerados como maliciosos, añadir sistemas de autentificación más fiables, eliminar información confidencial de los campos de textos (nombres o contraseñas), controlar el ancho de banda o distribuir la capacidad de carga de las páginas webs, algunos de estos aspectos muy útiles para las empresas cuyos trabajadores están conectados a la misma conexión de red.
Así pues, este tipo de servidores ayudan a mantener el anonimato, a que el destinatario no sepa cosas como tu IP e incluso a que vaya toda la conexión más rápida y fluida. Este aspecto (la seguridad) puede llegar a pasar desapercibido, pero es algo fundamental en plena era tecnológica, en un momento en el que en poco tiempo cualquier persona puede tener acceso a datos tuyos personales y cuando nos desesperamos porque algo tarda un poco más de la cuenta en cargar.
Como todo en esta vida, si se utiliza mal, un servidor ‘proxy’ también puede generar problemas. Por ejemplo, si un servidor recibe demasiadas peticiones simultáneas puede llegar a colapsarse y a no responder adecuadamente, a tardar demasiado o directamente a quedarse “pillado”. El guardado de los datos de caché no agrada siempre a todo el mundo por el miedo de que terceros se hagan con ellos y los utilicen para fines ilícitos.
El abuso por parte de aquellos que quieren navegar de manera totalmente anónima e intercambiar archivos problemáticos o el uso de estos servidores para descarga de contenido ilegal son otros dos aspectos negativos que hay que resaltar. Además, aunque para una empresa sea beneficioso tener un servidor ‘proxy’ controlando las conexiones de los trabajadores, para éstos puede ser más desagradable por no tener total libertad.