MADRID, 10 Mar. (Carlos Hergueta/Portaltic) -
Como me dijo un amigo cuando vio mi primer 'smartwatch' que realmente aportada algo de utilidad más allá de las notificaciones (LG G Watch): "Hemos llegado a un punto en el que sacar el móvil del bolsillo es demasiado trabajo". El sarcasmo que le despertó verme contestar un WhatsApp dictando el mensaje al reloj era al mismo tiempo una gran verdad. Porque esto es lo que los fabricantes han tratado de hacernos creer, para convencernos de que necesitamos uno. Pero no es así.
Un reloj inteligente ni ofrece más posibilidades, ni es más cómodo para la inmensa mayoría de las cosas que un teléfono inteligente. Por ejemplo, he utilizado un 'smartwatch' para validar la tarjeta de embarque en el aeropuerto. Y es cómodo, pero no más cómodo que hacerlo con el teléfono.
Del mismo modo, he consultado Twitter, navegado con Google Maps y utilizado una aplicación de compras y desde luego casi todo es más incómodo que hacerlo con el 'smartphone'. También he utilizado videojuegos, más por curiosidad que por otra cosa, porque la pantalla es minúscula, apenas hay forma de interactuar y se beben la batería del reloj. Después de probar estos juegos, no he vuelto a abrirlos más que para enseñárselos a alguien para vacilar.
A modo personal, he identificado cuatro funciones que me son particularmente útiles en un 'smartwatch' porque aportan algo con respecto al teléfono y desde luego ninguna es el uso de aplicaciones que exijan cierta navegación. Apple Watch cumple con las cuatro.
LAS APPS NO SON LA "SALVACIÓN"
Volviendo al tema de las aplicaciones, pensaba que, quizá, Apple reinventaría esta cuestión. Que me daría ganas de utilizar aplicaciones en el reloj, pero de momento no es así. Ni mi experiencia con 'smartwatches', ni lo que he visto del Apple Watch me indican que utilizar aplicaciones en el reloj de la compañía de la manzana vaya a ser más cómodo que hacerlo en el iPhone. Es probable que me equivoque, ojalá, pero soy muy excéptico con este tema.
Es decir, el Apple Watch es un producto totalmente innecesario como solución tecnológica -como lo es Android Wear- porque no aporta un valor de peso. Apple Watch es más innecesario que el iPad, que en su día fue criticado por ser un iPhone grande. Puede que así fuese, pero su mayor tamaño hacía que muchas aplicaciones fuesen más cómodas de utilizar, desde películas a cualquiera que exija escribir. Eso le ha permitido hacerse un hueco, tanto en el hogar, como en la oficina.
Puede que el Apple Watch consiga reinventar las aplicaciones con el tiempo, pero las limitaciones propias de su condición de reloj -el tamaño de su pantalla y el control obligatorio con una sola mano- lo encorsetan tanto en ese campo que parece poco probable.
Es decir, que Apple no ha reinventado los 'smartwatches'; no los ha reinventado como dispositivo tecnológico. El Apple Watch hace más o menos lo mismo que otros relojes inteligentes y quizá lo haga mejor que algunos, pero no que otros. Tampoco parece un antes y un después en distribución de contenidos, funciones o interfaz como sí lo fueron el iPod, el iPhone o el iPad.
ENTENDIENDO SU PRODUCTO
Lo que sí que ha sabido hacer Apple, mejor que los analistas, que la prensa y desde luego mejor que la competencia, ha sido comprender estas limitaciones propias de la categoría, asumirlas, y diseñar y plantear el lanzamiento del producto en consecuencia.
Antes de los 'smartwatches' y las funciones que ofrecen o se les pre-suponen, ya teníamos relojes. ¿Y qué hacía un reloj más allá de dar la hora, servir de cronómetro o de alarma? Poco más. Sin embargo, eso no evita que se paguen cientos y miles de euros por un reloj de una marca de prestigio, con buenos materiales y diseño cuidado. Así se lo ha planteado la compañía que dirige Tim Cook.
Apple ya era una marca 'cool'. Y ha diseñado un reloj 'cool' que es un accesorio 'cool' para un teléfono 'cool'. Incluso para gente 'cool' y para quienes no lo son, pero lo quiere ser. El Apple Watch es un producto con una horquilla de precios que conquistará a esos consumidores que tienen el dinero por castigo y que se compran cosas solo por el hecho de que pueden hacerlo. Y los que no, se comprarán la versión de 350 euros. Habrá quienes incluso se compren una imitación solo para que parezca que tienen un Apple Watch, como el que se compra un bolso de Chanel en el top manta. De hecho, ya se pueden encontrar numerosas imitaciones en Internet. Ese es el mejor distintivo de que has logrado un producto aspiracional.
No me voy a extender demasiado con esto, porque no se puede hablar mucho mejor sobre el tema del precio del Apple Watch de lo que lo ha hecho Carlos Zahumenszky en Gizmodo.
DISEÑO Y PERSONALIZACIÓN: LA CLAVE
El precio es el último peldaño del propio concepto del reloj de la de Cupertino porque Apple sí entendió lo que no entendieron sus competidores: un reloj inteligente no puede sustituir las funciones del teléfono o el 'tablet' en casi ningún contexto. Por eso lo ha tratado más como un reloj de lujo o una joya que como un 'gadget'.
En este sentido, el reloj de la manzana se parece más a las pulseras Pandora que al Gear S. Piénsalo: una pulsera de plata cuyo modelo básico es asequible aunque no barato (unos 50 euros), pero que se dispara en su versión de oro (algo más de 1.400 euros). Y en lugar de correas, venden como añadido cuentas llamadas 'charms' que cuestan 20, 30, 50, 70, 200, 300, 400 euros... Ya existían pulseras antes de Pandora, mejores y peores, pero no tan personales, ni exclusivas, ni llenas de posibilidades. Por supuesto, fue todo un 'hit'.
Apple Watch no aporta ahora mismo prácticamente nada desde un punto de vista tecnológico, si bien estoy convencido de que la experiencia de usuario sí estará por encima de la media, con una interfaz bien pensada para el dispositivo, como también ocurre en Android Wear y donde erró Tizen. No obstante, desde el punto de vista de marketing de producto, Apple le ha dado un repaso a la competencia.
A diferencia de lo que han hecho otras marcas, Apple ofrece decenas de posibilidades de personalización del reloj, con tres categorías con diferentes calidades, distintos colores y correas. También ha optado por un diseño compacto y unisex, materiales premium que lo ponen no solo a la altura de su iPhone, sino también de otros relojes de diseño. Gear S, por ejemplo, tenía una espectacular pantalla curva que ya la querría para sí el Apple Watch, pero también una correa de goma cutre con un borde de plástico más cutre aún.
CONCLUSIÓN
Apple lo ha vuelto a hacer: ha cogido un producto que otros ya tenían y lo ha hecho mejor. En este caso, no tanto desde un punto de vista tecnológico, como comercial. Como dispositivo, no parece mejor reloj inteligente que otros, ya que incluye las funciones más útiles de un 'smartwatch', pero sin sorpresas. Lo que ha hecho mejor Apple que la competencia es todo lo que gira alrededor del producto porque se ha preocupado de entenderlo mejor. Apple Watch es el reloj inteligente más exclusivo, más personalizable y con mejores materiales que hay. Ese ha sido es el gran acierto de Apple y por lo que seguramente muchas personas pasarán por caja, aunque sea un producto caro y poco innovador si lo comparamos con otros relojes inteligentes.