MADRID, 24 Jul. (Portalgeek) -
La impresión 3D está cambiando la forma de concebir la tecnología y su uso cada vez más extenso plantea un inmenso panorama de posibilidades humanitarias aún por explorar. Por ello, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard ha desarrollado el primer robot blando con capacidad de locomoción autónoma y fabricable mediante impresión 3D, que, incluso, quema butano y oxígeno para impulsarse por medio de saltos.
Este dispositivo está inspirado en los mecanismos de las larvas de ciertos invertebrados. El cuerpo del robot presenta transiciones muy logradas y útiles entre lo blando y lo duro, lo que aumenta la capacidad de resistencia del robot a circunstancias adversas, tales como zonas azotadas por catástrofes.
El diseño monolítico del cuerpo, creado en un trabajo de impresión continua, utilizando diferentes materiales, aumenta su fuerza y robustez. Sin piezas deslizantes ni articulaciones tradicionales, el robot no es vulnerable a partículas de tierra o de otro tipo que se cuelen en su interior, a diferencia de sus antecesores más rígidos, por lo que es un buen candidato para su uso en terrenos agrestes.
El robot, impulsado por gas butano, es capaz de sobrevivir a más de 100 saltos, frente a los escasos cinco que soportaba su predecesor rígido. Además, es más barato, ligero, silencioso y, por tanto, más funcional. El robot está formado por un núcleo de plástico duro que protege los componentes clave como la batería, el compresor o el procesador envuelto por otro cuerpo blando que, a su vez, está formado por un resorte neumático semicircular, que asemeja un flotador. Por último, el robot incorpora tres piezas de silicona que hacen las veces de patas.
Para iniciar un movimiento, el robot infla sus patas neumáticas para inclinar su cuerpo en la dirección a la que quiere ir. Entonces un poco del butano que almacena en un depósito se mezcla con oxígeno y se provoca la ignición, lo que catapulta al robot por el aire. Una vez completado el salto, la operación se repite y el robot da otro brinco. En saltos verticales, el robot es capaz de elevarse hasta una altura de seis veces la de su cuerpo. En saltos laterales, se desplaza a una distancia del 50 por ciento del diámetro de su cuerpo.
Esta forma de desplazarse puede ser muy útil para avanzar con facilidad y rapidez en terrenos accidentados y llenos de obstáculos. Ese es el objetivo de los investigadores, crear un robot que sea capaz de ayudar a los equipos de rescate humano en una catástrofe. La capacidad de saltar del robot y su cuerpo blando serían rasgos muy útiles en esa clase de entornos, que incluyen por ejemplo la zona de una catástrofe, sembrada de escombros. En sitios como esos, el robot podría saltar por encima de obstáculos, así como sobrevivir a caídas que destrozarían a robots rígidos.