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MADRID, 21 Abr. (Portaltic) -
De las aplicaciones que tiene la impresión 3D, probablemente las relacionadas con la medicina son las que más sorprenden. Este nueva tecnología ha conseguido imprimir prótesis de piernas e incluso aparatos médicos que guían a los cirujanos durante operaciones de lo más complejas. En definitiva, la impresión 3D ha cambiado la forma en la que los médicos tratan las lesiones y las enfermedades complicadas.
Cada año son miles las personas que por sufrir un accidente o una enfermedad ven como su cuerpo o su cara se ha deformado. Este fue el caso de un hombre de 74 años de edad, Keith Lonsdale, quien perdió casi todo el rostro en su lucha contra el cáncer, tras someterse a 45 procedimientos diferentes para salvar su vida.
Keith Lonsdale consiguió, salvarse pero su cuerpo no volvió a ser el de siempre ya que se quedó sin hueso superior de la mandíbula y, en consecuencia, sin nariz ni paladar. En su lugar había un gran agujero, tal y como explica el Mirror. Lógicamente perdió su capacidad para hablar, comer o incluso beber con normalidad. Es por ello por lo que los médicos decidieron buscar una solución que hiciera la vida de este hombre lo más normal posible.
En los años anteriores, Lonsdale había intentado utilizar diferentes prótesis de mascaras pero ninguna de ellas funcionó lo suficientemente bien. Aún así, él y su hijo no desistieron y encontraron en la impresión 3D una solución.
El hijo de Keith, Scott, era consciente de la tragedia por la que había tenido que pasar su padre y por ello lo llevó al centro médico Nottingham's Queen's. Allí los médicos diseñaron una nueva prótesis facial para Keith basada en los rasgos faciales de su hijo.
A partir de diversas exploraciones y estudios, un algoritmo informático creó un modelo de impresión 3D que pudo ser impreso. Los médicos consiguieron tener una réplica de una parte de la cara de Scott. Con esta réplica crearon un molde que sirvió de base para desarrollar la máscara de silicona de Scott que se ajusta bastante bien a la cara de Keith. Debajo de esa máscara, además, hay una pieza que rellena el hueco y hace las veces de mandíbula superior.