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MADRID, 11 May. (Portaltic) -
Desastres naturales como el sufrido en Nepal son inevitables. Terremotos, inundaciones o incendios son una realidad que forma parte de la naturaleza. Pero la capacidad de la sociedad para resistirlos y recuperarse de forma rápida depende en gran parte de disponer de unas infraestructuras tecnológicas robustas.
Para hacernos una idea del coste que representa para el planeta este tipo de desastres naturales, la ONU estimó pérdidas de unos 400.000 de dólares estadounidenses en 2011, frente a los 10.000 que supusieron en 1975. El riesgo de desastres en las ciudades ha aumentado a medida que ha ido creciendo su población y no se ha tenido en cuenta la vulnerabilidad de la ubicación de las mismas, a menudo en zonas inundables o áreas con riesgos geofísicos. Esto, unido al cambio climático, ha disparado el riesgo y el coste de los desastres.
Precisamente para abordar este problema, la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea celebró en Bruselas este 6 y 7 de mayo el V Foro Europeo de Protección Civil, en el que se prestó especial atención a la resiliencia de las ciudades.
Entre los participantes estuvo la española Indra y su director de Gestión de Emergencias, Pedro Crespo. Para Crespo afrontar el problema exige dotar a las ciudades de sistemas de gestión de emergencias, disponer de infraestructuras tecnológicas capaces de resistir este tipo de desastres y contar con soluciones de alerta temprana y aviso a la población, entre otros.
No solo hay que disponer de sistemas que nos ayuden a reaccionar ante el desastre en sí, también es necesario restablecer la actividad económica de forma rápida. "De ella depende buena parte de los servicios básicos que necesitan los ciudadanos y su fuente de ingresos", explicó Crespo.
En este sentido, uno de los factores clave es asegurar que las empresas cuenten con sistemas redundantes y utilicen diferentes alternativas tecnológicas, que garanticen que si una de ellas se ve afectada puedan disponer de otra.
Para lograrlo hay que garantizar además que resulta rentable y eficiente para las empresas. Es necesario que utilicen sistemas de comunicaciones complementarios, que aseguren la información y sean capaces de restablecer los sistemas corporativos clave de forma rápida y que no dependan de una única fuente de energía, por ejemplo. Pero además, deben ser capaces de obtener un retorno al implementar este tipo de medidas.
En lo que se refiere a la gestión de la emergencia en sí, ciudades como Madrid son pioneras. La capital española puso en marcha tras la experiencia del 11-M un avanzado centro de gestión de emergencias, denominado CISEM, que monitoriza cualquier situación de riesgo y coordina la respuesta de policía, bomberos y equipos sanitarios.
El equipo de Seguridad de Indra lideró su implantación y Crespo explicó en Bruselas que el CISEM cuenta con un centro de respaldo redundante, diferentes tipos soluciones de comunicaciones (móvil, radio, TETRA, satélite), centros de control transportables y diferentes formulas para disponer de suministro de energía, todo con el objetivo de garantizar la continuidad del servicio ante cualquier tipo de incidencia.
v FORO DE PROTECCIÓN CIVIL
La compañía ha sido invitada a este V Foro de Protección Civil como pionera en el desarrollo de este tipo de soluciones. De hecho, Indra implantó el Centro de Respuesta a Emergencias (ERC) de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (DG-ECHO) de la propia Comisión Europea. Este centro coordina recursos y efectivos de protección civil de los estados en misiones de ayuda humanitaria, y es hoy en día el corazón del mecanismo de respuesta a emergencias de la Unión Europea. Es además el centro civil que coordina la actuación de un mayor número de países en el mundo.
Por otro lado, Indra también ha desarrollado el sistema integral militar de gestión de emergencias (SIMGE) que emplea la Unidad Militar de Emergencias española para gestionar y coordinar todas las actuaciones en el territorio español, entre las que destacan sus intervenciones para luchar contra los incendios o las actuaciones en invierno cuando las carreteras o comunicaciones se pueden ver interrumpidas.
Este tipo de centros integran también una capacidad de monitorización de la situación de riesgo en una ciudad o territorio, recogiendo información de distintas fuentes para contar con datos meteorológicos, sísmicos, de la situación sanitaria, de detección de niveles radiológicos etc. Todos estos sistemas están pensados para detectar riesgos, poder prepararse cuando es posible, ser capaces de gestionarlos cuando se producen y recuperarse de la forma más rápida. Se consigue con ello reducir costes y, en muchos casos, salvar vidas.