MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -
El profesor de Sistemas de Información en IE Business School Enrique Dans niega que exista impunidad en la comisión de delitos en Twitter, opina que legislar ad hoc para la red social es "una barbaridad que demuestra una inclinación por el control que ralla la peligrosidad o lo cuasi dictatorial" y afirma que el único 'problema' de las redes sociales es que permiten "una bidireccionalidad que da miedo a los políticos".
En declaraciones a Europa Press, Dans se refería así a la reacción del Gobierno en relación a la supuesta "impunidad" con que se han vertido mensajes en Twitter primero, sobre el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, y, después, contra el judaísmo a raíz de una final de baloncesto. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha manifestado su intención de "limpiar la red" de este tipo de contenidos y estudia junto a su homólogo de Justicia, el modo de hacerlo.
Para Dans, "las leyes que protegen frente a los delitos de injurias, de difamación, de incitación al odio y demás están perfectamente definidas y funcionan exactamente igual independientemente del canal en que se cometan", es decir, que "valen lo mismo para dentro que para fuera de la red", por lo que regular en concreto este ámbito sería "sobrelegislar" de forma "absurda". Por ello, entiende que "lo que hay es un intento de control, de meter miedo a la gente", que tilda de "preocupante".
El argumento de que exista una impunidad en las redes sociales que hubiera que combatir, en su opinión, "es demencial". "Lo único que tienen las redes sociales es que la gente se expresa con cierta libertad, es la bidireccionalidad en estado puro, y eso molesta mucho a la política, que quiere mantener la potencia que tiene a través de los medios tradicionales, los mítines y todo eso. La bidireccionalidad les da alergia y quieren mantenerla bajo control porque les asusta", asegura.
Asimismo, cuestiona la teoría de que el anonimato en la red propicie dicha supuesta impunidad, e incide en que "todo lo que uno hace en una red social queda recogido, sea en un fichero u otro" y "es más anónimo un chillido por la calle a un ministro o una carta con amenazas que un tweet, porque Twitter no sólo tiene registrada toda la actividad del usuario, sino probablemente también su ubicación" y ante la evidencia de la comisión de un delito, facilitaría esa información a las fuerzas policiales.
"Lo preocupante es que el mismo Gobierno que está intentando poner bajo control a los medios de comunicación tradicionales, que ha forzado el cambio de tres directores de medios nacionales y el consecuente cambio de su orientación editorial, parece que lo que está diciendo es que ahora va a intentar controlar las redes sociales, que la gente al expresarse sienta el aliento del ministro en la nuca, que sienta que no puede pasarse ni un poco en sus comentarios porque se arriesga a una denuncia de oficio", ha señalado.
El experto recuerda que en España el 80% de la población utiliza internet y un porcentaje muy significativo de ella, las redes sociales, es decir "que hoy el raro o el friki no es el que está todo el día en internet, sino el que está desconectado". Por eso, entiende que identificar hoy día a "los de las redes sociales" como un "otro" al que señalar, es un error propio de un "profundo desconocimiento". "Las redes sociales somos la sociedad en general, somos el segmento mayoritario, los que decidimos muchas tendencias", ha añadido.
Dans considera que en primer lugar hay que distinguir lo que es y no es delito porque, "no puedes mandar a la policía a casa de alguien porque ha hecho un comentario de mal gusto". "Si alguien se dedica a hacer apología del genocidio o negación del Holocausto y alguien se siente injuriado y existe un delito, la policía lo que tiene que hacer es perseguirlo a instancia del denunciado. Lo que no quiero es un Gobierno poniendo en tela de juicio a los usuarios de las redes sociales", afirma.
Además, recuerda que toda nueva tecnología requiere un tiempo de rodaje en el que desarrollar protocolos de uso y, en este sentido, plantea que falte educación. "Habrá personas que aún no se hayan acostumbrado a que eso no es una conversación privada en un bar sino una cosa pública, la educación nunca está demás, y avisar a la gente de que si distribuye un rumor falso a sabiendas o insulta a alguien puede estar incurriendo en un delito tipificado es educar, pero puede hacerse sin agitar el fantasma del miedo", ha añadido.