Xenoblade Chronicles X (análisis): el juego del horizonte infinito

Actualizado: lunes, 30 noviembre 2015 16:59

   MADRID, 30 Nov. (José Manuel Bringas/Portaltic) -

   Llega un momento en Xenoblade Chronicles X en el que vuelas con tu skell lo más alto posible, te subes a la cima del mundo y contemplas cómo se despliega bajo tus pies un continente entero. Allá donde otros juegos disimulan sus límites con paredes invisibles o una misteriosa niebla, la última producción de Monolith Soft se muestra cristalina, permitiéndote contemplar el horizonte y ver las costas del continente donde te encuentras, el océano que las baña y, más impresionante todavía, las lejanas tierras que nos esperan más allá de ese océano.

   Más sorprendente todavía es el hecho de que estamos ante un juego que sale para Wii U en exclusiva, no para Xbox One o PS4, mucho más potentes y que este año ya han comenzado a enseñar músculo en el apartado de mundos abiertos, como en The Witcher III: Wild Hunt o Fallout 4. Xenoblade Chronicles X no sólo es un hito absoluto en la máquina de sobremesa de Nintendo, sino que debería ser un punto de referencia para cualquier juego que pretenda mostrar un mundo enorme, lleno de secretos, en el que prima la exploración, en el que disfrutas con cada tramo del camino.

MIRA A MIRA

   Xenoblade Chronicles X es una aventura de ciencia ficción cortada según el patrón de los JRPG, los juegos de rol japoneses. Sin embargo, hay que recordar que el equipo que está detrás de él es el mismo que desarrolló los extraordinarios Xenogears y Xenosaga, además del primer Xenoblade Chronicles, lo que garantiza que se escape de bastantes tópicos del género. Hay una historia de fondo, una con toques místicos y de gran escala, casi de ópera espacial, pero el tamaño del mundo, el número de horas que debemos invertir para disfrutar de la trama principal (supera holgadamente las 100 horas) está directamente relacionado con la cantidad de historias secundarias y de personajes que nos vamos a ir encontrando.

   El juego cuenta la historia de la supervivencia de la humanidad, convertida ahora en una raza de refugiados, destruida La Tierra, que se ven obligados a aterrizar en un misterioso planeta al que llaman Mira. Apenas han pasado unas semanas de este acontecimiento, nos rescatan de una cápsula de estasis sin memoria y comenzamos ahí mismo nuestra andanza. Todo es una añagaza para ir descubriendo el mundo a la vez que el protagonista (un avatar a nuestro gusto, no un personaje con personalidad predefinida) y que el resto de personajes. La sensación constante que tenemos es de descubrimiento, de ser unos pioneros en un planeta totalmente desconocido del que nadie sabe absolutamente nada. Y Mira no es sólo un planeta enorme, sino bellísimo, con criaturas de aspecto alienígena y zonas extrañas, con plantas exóticas y animales más exóticos aún. Tenemos la sensación de verdad de estar ante un mundo diferente y salvaje.

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   Tendremos que cumplir decenas, cientos, de misiones, pero no tenemos ninguna presión a la hora de cumplir los objetivos. Lo bonito de Xenoblade Chronicles X es que tenemos total libertad de exploración, de dejar la historia principal a un lado y dedicarnos a ayudar a los humanos supervivientes, a asegurar la supervivencia de la especie, a labrarnos un futuro como exiliados en este nuevo planeta. El mundo de Mira no tiene límites, así como tampoco nos impone ataduras para disfrutar de él.

SÓLO PARA EXPERTOS

   Hay que advertirlo, estamos ante un juego duro, cuyas mecánicas no serán del gusto de los que busquen una experiencia directa y ligera. Si fuiste de los que jugaste a Xenoblade Chonicles para Wii o Nintendo 3DS la entrada será más suave, ya que estamos ante una secuela espiritual que repite bastantes patrones, especialmente a la hora de entablar los combates. Sin embargo, es necesario un proceso de adaptación, de acostumbrarse a que ahora sólo controlamos a un personaje, que podemos alternar entre armas cuerpo a cuerpo y de fuego y, por supuesto, que podemos cambiar de profesión en cualquier momento para adaptarnos a todas las situaciones que se nos presenten.

   El aprendizaje es largo y Xenoblade Chronicles X constantemente nos introduce nuevos elementos. Podemos personalizar nuestro equipo hasta niveles insospechados, incluso invertir en las empresas fabricantes para desarrollar nuevo equipamiento; podemos también personalizar nuestra clase de personaje y siempre están ahí las posibilidades online del juego, especialmente la que nos permite juntarnos con tres amigos más para combatir a terribles Magna, criaturas de enorme poder. Tenemos siempre cosas que hacer y puede que hayan pasado veinte horas de juego, que todavía estaremos descubriendo nuevas mecánicas, nuevo armamento y, sobre todo, descubriendo zonas inexploradas de Mira.

YO SOY SKELL

   Posiblemente el momento más emocionante del juego es en el que conseguimos nuestro primer skell. Los skell son enormes robots tripulados, con una capacidad ofensiva tremenda, pero que nos abre una nueva puerta a la exploración. Su enorme tamaño y sus capacidad para transformarse en vehículo a motor hace que la exploración sea más rápida y espectacular. Su poderoso armamento también nos permitirá enfrentarnos a criaturas más poderosas. Y también podemos personalizarlo hasta la saciedad, eligiendo no sólo su armadura, sino entre una cantidad ingente de armamento.

   Pero cuando conseguimos que vuele... Ahí ya es cuando Mira no sólo se hace un planeta de horizonte, sino que se convierte en un planeta con atmósfera, con cielo, con enormes verticales. Ahora podemos alcanzar lo inalcanzable, elevarnos por encima de cualquier obstáculo y llegar a esa enorme meseta que se encuentra a cientos de metros de altura y que nos lleva invitando a descubrirla desde el primer minuto de aventura. Volar en Xenoblade Chronicles X ofrece algo que ofrecen muy pocos juegos: la sensación total de libertad, de poder ir donde queramos cuando queramos.

CONCLUSIÓN

   Xenoblade Chronicles X no es perfecto. Tiene pequeñas carencias gráficas, sobre todo en algunas texturas y en los rostros de los personajes, algo acartonados. También arrastra ciertos problemas a la hora de organizar su propio contenido, siendo algo engorroso la forma en la que no te proporciona nada de información para completar según qué misiones de recolección de elementos del mapa o de recompensas y localización de enemigos. Pero por otro lado tiene una historia extraordinaria, una banda sonora apabullante y una escala que supera todo lo que hayamos visto nunca en un videojuego de rol japonés. Es un hito de los videojuegos y podemos decir sin riesgo a equivocarnos que pocas veces un videojuego nos ofrece tanto como este.

   José Manuel Bringás es crítico de videojuegos. Puedes leer su análisis en IGN España y comprobar qué nota le ha puesto en este enlace.