MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
Darle un papel "activo" en su educación al alumno, emplear el aprendizaje basado en proyectos o mantener un alto grado de colaboración entre colegio, padres y profesores son tres de las nueve prácticas comunes que ha identificado un estudio publicado por PwC y Ashoka bajo el título '¿Para qué educamos'?.
Se trata de un documento elaborado conjuntamente por la consultora y la fundación (junto con expertos de la Universidad Rey Juan Carlos y de COTEC) para "plantear las bases de un éxito escolar más amplio" que vaya más allá del rendimiento en las disciplinas académicas.
"Es necesario definir un nuevo marco en el que la educación pueda adaptarse a las exigencias y necesidades del presente y futuro del alumnado, ampliando los tradicionales enfoques por conocimientos", ha incidido el presidente de la Fundación PwC, Jesús Díaz de la Hoz.
En este sentido, el co-director de Ashoka España, David Martín Díaz, Se ha mostrado convencido de que, para que la educación contribuya a "activar" a los niños como "agentes de cambio" es necesario primero desarrollar "un modelo más amplio de evaluación" que "redefina" el éxito escolar.
Para ello, el estudio se ha centrado en el análisis de los elementos comunes que presentan un total de once centros que, a juicio de los autores, son instituciones "de referencia" en materia de innovación educativa.
El primero de ellos, según se indica en el documento presentado este jueves, 25 de mayo, consiste en un desplazamiento del eje de la educación del maestro hacia el estudiante.
"En este modelo, el estudiante se convierte en un agente activo que descubre y comparte el conocimiento y el aprendizaje. El profesor pasa a ser una figura de apoyo, que guía el proceso de investigación de cada alumno", explican los investigadores, que ven en esta tendencia un valor para fomentar la autonomía, responsabilidad y reflexión del alumno sobre su aprendizaje y su liderazgo interno.
Junto con ello, la cooperación entre alumnos como una "metodología integral de trabajo" en la que los estudiantes "tienen una función, de forma que se establece una conexión y dependencia entre ellos", y la utilización de proyectos de asignaturas o de varias asignaturas para fomentar la aplicación de los conocimientos a la resolución de problemas y "estimular su iniciativa, su autonomía y una mentalidad abierta".
En cuanto a la colaboración entre familias y profesores, los responsables del estudio han subrayado que este constituye "uno de los predictores más potentes" del éxito escolar y creen que se debe a que implica una concepción de la educación "como un proceso integral del alumno, que no se limita sólo al tiempo o espacio de la escuela".
Por ello, hacen hincapié en la importancia de que escuela y padres entablen una relación y que se fomente la participación en actividades conjuntas con los demás entornos educativos de los menores.
Otra de las prácticas habituales entre los centros que se destacan por su innovación educativa es, según el informe, plantear las tutorías como una actividad con "mayor importancia" de la que lo tiene tradicionalmente.
"[La tutoría] suele ser una figura menor, complementaria, o enfocada en materias exclusivamente curriculares. En este modelo la tutoría pasa a convertirse en un elemento principal y una parte comprometida con el aprendizaje del alumno, que permite trabajar muchos aspectos, más allá de los puramente académicos", explican.
Asimismo, entre los elementos que se destacan, figura la creación de un entorno escolar "inclusivo" en el que alumnos con distintas capacidades "puedan desarrollar su máximo potencial" y todos los estudiantes aprendan a "adaptarse a las diferentes realidades de los alumnos" en la propia aula.
Por otra parte, destacan que tanto el aprendizaje como el método de evaluación "no solo se limitan a recoger conocimientos o habilidades personales", sino que "van más allá de los rendimientos académicos" e itentan preparar al alumno para la vida en sociedad y el respeto al medio ambiente. En este sentido, sobre los métodos de evaluación inciden en la importancia de que "los procedimientos de evaluación contribuyan al aprendizaje del estudiante, y no solo a medirlo".
De hecho, la novena práctica en la que, según los autores del informe, destacan estos centros es en la aplicación de la "autoevaluación, evaluación entre iguales y evaluación del profesorado".
Según sostienen, estos métodos "abarcan un mayor número de enfoques y tienen una influencia positiva en el aprendizaje y la enseñanza". "Además, algunos estudios han relacionado su puesta en práctica con un mejor desempeño académico", aseguran.