Las aplicaciones obtenían datos que habrían sido compartidos con empresas tecnológicas y publicitarias, según la investigación de la organización
MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que 49 países, entre ellos España, no protegieron adecuadamente la privacidad de los menores durante la pandemia al autorizar el uso de aplicaciones tecnológicas para la educación a distancia que permitían la obtención de datos que después fueron compartidos con empresas tecnológicas y publicitarias.
La organización ha publicado esta madrugada el informe 'EdTech Exposed', que pone de manifiesto que, con la excepción de Marruecos, todos los países investigados en este informe respaldaron al menos un producto EdTech que puso en riesgo o socavó los derechos de los niños. El trabajo ha sido adelantado por una consorcio internacional de medios, que ha colaborado en la investigación, en ellos el diario 'El Mundo' en España, coordinado por la organización internacional sin ánimo de lucro The Signals Network.
La mayoría de los productos EdTech se ofrecieron a los gobiernos sin coste directo. El trabajo de investigación, en el que fueron analizados 164 plataformas de educación (Edtech), revela que el 89 por ciento de estas aplicaciones comerció con datos sin consentimiento paterno. Según adelanta este miércoles el diario El Mundo, entre las plataformas que habrían vulnerado la privacidad de los menores figuran al menos las aplicaciones del Ministerio de Educación, Junta de Andalucía y Generalitat de Cataluña.
Fuentes del Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) han señalado a Europa Press que 'Aprendo en casa' no es una plataforma sino una página creada por el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado' (INTEF), organismo dependiente del ministerio, y alojada en los servidores del MEFP que se crea con motivo del confinamiento.
EDUCACIÓN: "LOS ALUMNOS NO SE IDENTIFICABAN Y NO OFRECÍAN SUS DATOS"
La propuesta, además de recursos educativos, incluía unas salas de videoconferencia de Google que podían utilizar los profesores con sus alumnos. "Con la preocupación por la protección de los datos de los participantes, decidimos crear un sistema que permitía que el docente solicitase una sala en nuestra página con el código de su centro educativo (esa información no salía de nuestra página), y con un solo usuario para todas las actuaciones (que correspondía a una cuenta genérica del INTEF) se creaba una sala de videoconferencia por cada petición. El listado de centros y salas estaba alojado en nuestra web y ahí entraban los alumnos para conectarse. Los alumnos no entraban con usuario, no se identificaban y no ofrecían sus datos a nadie (ni a nosotros ni a Google).", aseguran desde el ministerio de Educación.
Además, añaden que en 2020 se deshabilitaron los servicios de salas de video conferencia. "No hay tal plataforma. La página web estaba alojada en los servidores del MEFP. Y fue desarrollada por nuestro personal", concluyen.
Según la investigación de HRW, las aplicaciones afectabas monitorizaban o tenían la capacidad de monitorizar a los niños, en la mayoría de los casos en secreto y sin el consentimiento de los niños o sus padres, en muchos casos recopilando datos personales como quiénes son, dónde están, qué hacen en el aula, quiénes son sus son familiares y amigos.
La mayoría de estas plataformas en línea disponían de tecnologías de seguimiento de los niños fuera de sus aulas virtuales y a través de Internet a lo largo del tiempo. Algunos menores etiquetaron y tomaron huellas dactilares en formatos que eran imposibles de evitar o borrar, incluso si los niños, sus padres y profesores tenían conocimiento de ello y tenían el deseo de hacerlo, sin destruir el dispositivo.
290 EMPRESAS
La investigación incluye un examen de 290 empresas que han recopilado, procesado o recibido datos de niños desde marzo de 2020, en pleno confinamiento y con los colegios cerrados. Dichas plataformas enviaron y otorgaron acceso a los datos de los menores a empresas de tecnología publicitaria (AdTech). Al hacerlo, algunos productos de EdTech se dirigieron a los niños con publicidad conductual.
Según la investigación, "estas empresas no solo distorsionaron las experiencias en línea de los niños, sino que también se arriesgaron a influir en sus opiniones y creencias en un momento de sus vidas en el que corrían un alto riesgo de interferencia manipuladora".
Ante esta vulneración de la privacidad de los menores, Hye Jung Han, investigadora y defensora de los derechos de los niños y la tecnología de Human Rights Watch, ha instado a proteger a los niños que deben "estar seguros en la escuela, ya sea en persona o en línea". "Al no garantizar que sus productos de aprendizaje online protegían a los niños y sus datos, los gobiernos abrieron la puerta a que las empresas les vigilaran fuera del horario escolar y en profundidad en su vida privada", ha añadido Hye Jung Han.
"Sin saberlo, los menores se vieron obligados a pagar por su aprendizaje con sus derechos a la privacidad y el acceso a la información, y potencialmente su libertad de pensamiento", concluye la investigación.