Padres de un ex alumno que dice haber sido víctima de abusos acusan al colegio de silenciarles

Actualizado: lunes, 7 enero 2013 14:21

Tras la denuncia al inspector de Educación y Fiscalía, emprenderá acciones en los juzgados cuando lo permita el estado de su hijo

BILBAO, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -

Los padres del ex alumno de el colegio de Gaztelueta de la localidad vizcaína de Leioa que dice haber sido víctima de abusos sexuales y acoso por parte de un profesor, acusan al colegio de "ningunearles, desatenderles y silenciarles".

Además, destacan que, tras denunciar los hechos ante la Inspección de Educación y Fiscalía de Menores, emprenderán acciones en los juzgados cuando lo permita el estado de su hijo.

En una nota de prensa, la familia se refiere al director del colegio, Iñaki Cires, que remitió una carta en la que aseguraba que se había realizado una "exhaustiva investigación", sin que se encontraran "conductas anómalas".

En este sentido, le acusa, "de modo categórico", de incurrir en "falsedades y mentiras que no hacen más que agrandar la culpabilidad de quienes, desde que comenzó esta tragedia personal", han dedicado "sus esfuerzos a tapar y esconder la verdad detrás de un manto y crucifijo de cristal" con la "única preocupación de salvaguardar la imagen del colegio Gaztelueta". "Es falso que el profesor, aún presunto abusador, negara categóricamente las acusaciones", ha indicado.

En esta línea, precisa que, tanto el director como el subdirector, "en conversación mantenida con los padres del menor en sede del chalet de Gaztelueta, en el pasado mes de Junio de 2011, dieron una versión totalmente diferente en la que aseguraron que el profesor había reconocido todas las acusaciones, dando en alguno de los casos, además, una pincelada de barniz si cabe más grotesca y alarmante".

"Quedó aceptado, tanto por parte del director como el subdirector, la grave responsabilidad en la conducta del docente, y el hecho de que el menor fuese apartado del horario lectivo para proceder por parte de su preceptor a sesiones de 'pupilaje' cuatro o cinco veces por semana, con una media de 50 minutos por sesión", ha indicado.

Según aseguran los familiares, los responsables del centro calificaron su conducta de "muy grave, máxime cuando no fue comunicado ni a la dirección ni a los padres del alumno", ya que "la única justificación dada al respecto por el docente fue que 'quería fortalecer su carácter'".

Asimismo, apuntan que tanto el director como el subdirector informaron de que el profesor iba a ser apartado del colegio y sería enviado a Inglaterra para mejorar sus conocimientos de inglés.

Por su parte, los padres contestaron que esa medida era "del todo insuficiente", por lo que Cires aseguró que "le pondrían en manos de un sacerdote", concluyendo con la petición de que "por favor", le dijeran a su hijo que no fuera "diciendo por ahí que el profesor ha sido expulsado por su culpa".

Según relatan éstos, "llenos de estupor", pidieron al director "una explicación de esta frase", y éste replicó que se había explicado "mal". A juicio de la familia, el comportamiento demostrado por Iñaki Cires "fue, en todo momento, de intentar que estos hechos no salieran a la luz pública".

Los familiares aseguran que ellos han intentado "hasta hace un mes llegar con el colegio a una salida, en la que el centro reconociera por escrito los hechos y las investigaciones realizadas por el mismo en relación a este caso, procediera a una reparación moral de la víctima y denunciara al docente, que integra su plantilla laboral, habida cuenta de la gravedad del caso".

Además, aseguran que el padre del menor mantuvo una conversación con el antiguo capellán del centro, que "negó que conociera la historia, y tras solicitar un plazo de, más o menos, quince días para investigar al respecto, sólo fue capaz de responder con un espeluznante: 'no soy interlocutor válido en esta historia, acude al presidente del Consejo de Administración de Gaztelueta ó al subdirector'", tras pedir "perdón por el daño que os hemos causado" y dar al padre "un caluroso y sentido abrazo".

La familia, que dice haberse sentido "en todo momento ninguneada, desatendida y silenciada, sin que nadie del entorno de Gaztelueta se haya preocupado en todo este tiempo por el estado del menor", afirma que tienen constancia de que "la colaboración de Gaztelueta con el inspector de Educación, responsable del caso, ha sido negligente, sin que hayan cumplido ninguno de los requisitos formales que exige la normativa aplicable a un caso de acoso y abuso".

De esta forma, afirma que no ha abierto un protocolo, no ha comunicado por escrito a la familia los avances en las investigaciones, no ha salvaguardado la identidad del menor, "que en momento de los hechos tenía 12 y 13 años pusieron su nombre desde el primer instante en evidencia pública con el resto de menores, alumnos del centro".

Asimismo, denuncia que "la conducta personal del señor Cires ha sido de aparecer y desaparecer de escena en función de las circunstancias, sin haber llamado a la familia una sola vez, siquiera para preguntar por el estado del menor".

En cuanto a "varios comentarios publicados en foros y otras páginas de internet", manifiesta que el menor nunca ha sido "un niño insociable o con falta de integración en el grupo", al menos, hasta los supuestos abusos.

Además, alude al hecho de que el colegio se haya referido a los hechos como "conductas inadecuadas", cuando se trata de "acoso". "Si la familia no ha acudido a los juzgados a interponer la correspondiente demanda judicial contra el adulto docente, ello se debe única y exclusivamente al estado del menor, incapaz de mantener, por prescripción médica; los preceptivos diálogos con su propio letrado, y más allá con las diferentes figuras que aparecen en un proceso judicial de esta índole", añade.

Asimismo, subraya que "la tardanza" en el inicio de las denuncias se debe a que fueron conocedores de la gravedad de los hechos en mayo de 2011. "El estado del menor, azotado por aún presuntos acoso y abuso sexual, ha sido de extrema gravedad, y sigue siendo de mucha gravedad. Entendemos que la gente no se hace una mínima idea de qué conllevan estas agresiones en un menor de edad, seguramente por no haberlas padecido en primera persona", indica.

Los padres aseguran que se reservan la facultad de interponer la correspondiente demanda judicial "cuando su hijo se encuentre en un mejor estado que garantice su capacidad de mantener con plenas garantías de salud la intensidad de un proceso judicial de estas características".

La familia ha denunciado todo ello ante la Inspección de Educación del Gobierno vasco, lo ha denunciado ante la Fiscalía de Menores y en su momento, "cuando corresponda en base al estado de su hijo, procederá a denunciarlo ante el juzgado correspondiente".

"ACTITUD GROTESCA"

La familia del niño califica la actitud del colegio y sus responsables de "grotesca, intemperante y negligente, impropia de un colegio que hace de los valores cristianos su santo y seña, buscando tapar la responsabilidad, esconder los hechos bajo un manto de grueso silencio, dando la sensación de que lo único que les ha importado en todo este tiempo es 'el buen nombre del centro y la imagen del mismo', sin importarles, en caso alguno, la salud del menor, y por ende de la familia".

"Si el señor Cires es capaz de mantener línea por línea el contenido del comunicado que envió en nombre de Gaztelueta a las familias para tranquilizarles, la familia es capaz de animarle a que presente la correspondiente demanda ante los juzgados", indica, para criticar que "mienta de modo reiterativo".