El experto al que Méndez de Vigo ha encargado el 'Libro blanco de la función docente' dice que "los buenos profesores no pueden cobrar lo mismo que los malos"
Considera que el 'pacto de Estado por la Educación' no tendrá repercusiones reales si sólo se acuerda entre partidos políticos
MADRID, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
El filósofo y pedagogo José Antonio Marina, al que el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha encargado el 'Libro blanco de la función docente no universitaria', considera que una parte de la retribución del profesorado podría estar relacionada con la evaluación del centro entero, de manera que se fomente la implicación de todos los profesores en un proyecto educativo.
"Los buenos profesores no pueden cobrar lo mismo que los malos", indica este experto en su libro 'Despertad al diplodocus. Una conspiración educativa para transformar la escuela.. Y todo lo demás', en el que hace una revisión del sistema educativo y marca la hoja de ruta para que la escuela española se convierta en una institución de alta calidad en tan sólo cinco años.
DEBATE: ¿ESTÁS DE ACUERDO CON LA MEDIDA?
A juicio de Marina, al Gobierno le corresponde determinar la formación inicial y las competencias del profesorado, que incluye la definición de la carrera docente y las condiciones laborales de este colectivo. También subraya la importancia de los equipos directivos de los centros escolares y su formación y advierte de que en España "está todo por hacer" en este sentido.
"Sólo formando profesionales capaces de convertir sus centros en organizaciones que aprenden, que establecen lazos con la familia y el entorno, podremos tener una escuela de calidad", apunta el autor, que ve igualmente "imprescindible" cambiar la selección y formación de los inspectores educativos para que sea un cuerpo de "élite", compuesto por profesionales con gran experiencia.
LOS INSPECTORES EDUCATIVOS NO TIENEN QUE SER POLICÍAS
Para Marina, el papel de estos inspectores "no es fiscalizar" y asegura que "no son policías educativos". A su juicio, la tarea de estos profesionales tiene que ir encaminada a "ayudar a los profesores españoles a mejorar sus competencias".
Este pedagogo indica que le corresponde también al Gobierno fijar el currículo, con la ayuda "imprescindible" de expertos, y advierte de que los currículos españoles en general han sido siempre demasiado extensos.
Como ejemplo, Finlandia. Según Marina, el país nórdico, tras sufrir una crisis educativa hace cuarenta años, creó un currículo muy variado que incluye artes, ciencias, humanidades, idiomas, matemáticas y educación física; dio mucha libertad a las escuelas y distritos para hacerlo; priorizó los estudios profesionales y prácticos; valoró la creatividad; animó a profesores y directores a colaborar; y abrió las escuelas a la comunidad y a las familias de los alumnos.
Asimismo, señala que el Ejecutivo tiene que fijar los criterios de evaluación, aunque reconoce que éste es el tema "más complejo y difícil", pues el sistema educativo español "carece de una cultura de la evaluación" y cuando ha querido implantarla, la ha "confundido" con el aumento de exámenes.
EL POLÍTICO NO SE COMPROMETA CON LOS OBJETIVOS DEBE DIMITIR
El experto afirma que no sólo hay que evaluar a los alumnos, sino también a los directores, inspectores, profesores --incluso "viéndole actuar dentro del aula"-- y a los centros educativos, establecer unos estándares, tal y como recomienda la OCDE, y dar al mismo tiempo autonomía a los colegios para que logren a su manera estos objetivos educativos.
También propone evaluar a inspectores y a los responsables de la administración educativa, que, a su juicio, "deben comprometerse con los objetivos educativos o dimitir". Además, apunta que el carácter funcionarial del profesorado no impide la evaluación, pero insiste en que "hay que hacerla bien".
TODOS LOS MINISTROS TIENE QUE SABER DE EDUCACIÓN
Para el autor del libro, todos los ministros deberían tener nociones de básicas acerca de la educación y del papel que ésta va a jugar en el futuro, independientemente de la cartera que ostenten. "Enviaré este libro a los ministros del gobierno que salga después de las elecciones", asevera.
Si bien apunta que la política no es practicable hoy en día sin un recurso continuo al saber experto también advierte de que, al mismo tiempo, "hay desconfianza" en los expertos y, como ejemplo, apunta que la crisis económica ha puesto en "solfa" la credibilidad de los economistas. "La política es con frecuencia marrullera y, en vez de basarse en los expertos, los gobiernos pueden preferir buscar al experto que apoye sus teorías", apostilla.
PACTO DE ESTADO
Marina también hace mención en este libro al 'pacto de Estado por la educación' y advierte de que "seguirá siendo meramente político" y no tendrá "repercusiones reales" si se ciñe a los partidos políticos y no tiene en cuenta a los grupos sociales "cada vez más amplios". A su entender, el acuerdo debería ser sobre presupuesto, objetivos, marco básico de organización escolar, tratamiento del profesorado y acuerdo básico sobre el currículo.
"No se trata sólo de conseguir transformar una escuela mediocre en una escuela de alto rendimiento, sino de transformar todo el sistema educativo, actuar sobre el entorno, promover una sociedad del aprendizaje que, a su vez, produzca una sociedad del conocimiento, que, a su vez, haga progresar la calidad de vida", apunta.