MADRID, 30 Mar. (EDIZIONES) -
Ricardo Moreno Castillo, autor del 'Panfleto antipedagógico', publica ahora 'La conjura de los ignorantes. De cómo los pedagogos han destruido la enseñanza' (Pasos Perdidos), un libro en el que argumenta con textos de pedagogos la "vaciedad" de esta "pseudociencia", que, a su juicio, ha dejado "vacía de contenido" a la educación española.
PR: En su libro dice que no por casualidad la educación se ha convertido en el principal problema del país. ¿Por qué?
R: Porque el declive de la calidad no ha sido fruto de circunstancias fortuitas, cambios sociales, presencia de emigrantes, como sostienen los defensores de la reforma de 1990 (LOGSE). No, es consecuencia de que la tal reforma era un disparate, y de que sus creadores se niegan a reconocer sus resultados demoledores, aunque sean evidentes.
PR: ¿Qué efectos considera que ha tenido la pedagogía como 'ciencia' en el sistema educativo español?
R: La pedagogía es una jerga, un lenguaje vacío. Y si el lenguaje mendaz puede cambiar la realidad, cosa que saben muy bien los nacionalistas, un lenguaje vacío puede vaciar la realidad. Así, el lenguaje de la pedagogía ha vaciado la enseñanza hasta dejarla sin contenido. En La conjura de los ignorantes demuestro esta vaciedad de un modo muy sencillo: exhibiendo textos de pedagogos o de adictos a la pedagogía.
PR: ¿Cuál cree que ha sido la peor reforma educativa?
R: La educación en España empezó a declinar con Villar Palasí, ministro de educación entre los años 1968 y 1973, quien redujo el bachillerato de siete a cuatro años, suprimió las reválidas y empezó a dar cancha a los pedagogos. Esto lo olvidan muchos progres desmemoriados: la jerga pedagógica entró de la mano de un ministro de Franco.
PR: ¿Desde cuándo considera que la educación en España ha sufrido un declive?
R: El tiro de gracia a la educación española se lo dio la LOGSE. Adelgazó el bachillerato aún más, dejándolo en dos años, amplió la enseñanza común hasta los dieciséis, impidiendo que nadie estudiara Formación Profesional antes de esa edad (con lo cual los niveles bajaron en picado y la mala educación subió como la espuma) y llevó hasta extremos delirantes el fanatismo pedagógico.
PR: ¿Qué cambios considera imprescindibles en el sistema educativo?
R: La enseñanza común debería durar hasta los doce años. Después, ofrecer un bachillerato de seis años para quienes quieran seguir estudios universitarios y, para los que no estén interesados en esa vía, una FP digna. Esta decisión no sería irreversible, habría cursos puente y convalidaciones para quienes cambiaran de idea. Además, el profesor ha de estar dotado de la autoridad indispensable para atajar el gamberrismo y el acoso.
PR: ¿Cómo es el profesorado en la actualidad? ¿Y su formación?
R: Hasta hace poco el nivel del profesorado de instituto era alto. Primero, porque era una salida atractiva para amantes del saber no interesados en la universidad. Y segundo, porque había que pasar una dura oposición. La primera razón ha volado y la segunda, gracias a la presión sindical, también: ha habido oposiciones en las que se suspendía con un 10 y se aprobaba con una nota ínfima porque se sumaban no sé qué "méritos".
PR: ¿Qué cualidades tiene que reunir un buen profesor?
R: Un profesor ha de amar aquello que enseña, porque el interés por algo se transmite por contagio, no por adoctrinamiento. Además, el profesor que ama el estudio sabe ponerse en el lugar de sus estudiantes, porque sigue siendo un estudiante. Ha de tener buena memoria para recordar lo que le molestaba de sus malos profesores y así no repetir sus errores. Y para terminar, ha de tener paciencia, mano izquierda y claridad expositiva.
PR: Dicen que los jóvenes de ahora son los más preparados de la historia ¿Lo comparte?
R: En absoluto. Problemas de matemáticas que antes hacían alumnos de 3º de BUP no lo hacen estudiantes de 1º de física o ingeniería. Algunos incluso tienen problemas manejando el sistema métrico decimal. La redacción y la ortografía de muchos licenciados son desastrosas, y en las facultades de filología es cada vez más difícil explicar etimologías o gramática histórica por el escaso nivel en lenguas clásicas.
PR: ¿Ve necesario el uso de las pizarras digitales y los ordenadores y tabletas en el aula?
R: Las nuevas tecnologías no resolverán ni los problemas de disciplina ni los del bajo nivel de conocimientos. Es más, estando los chicos tan enganchados en las pantallas del móvil, del ordenador y de la televisión, sería un alivio que la escuela fuera un lugar libre de cables, pantallas y ordenadores, un lugar donde funcione la palabra, la palabra viva entre maestros y discípulos. La palabra, el invento más antiguo y bello de la humanidad.
PR: ¿Qué piensa sobre la eliminación de exámenes, de libros de texto o las 'clases invertidas' que llevan a cabo algunos centros considerados "innovadores"?
R: Lo de los libros de texto no tiene importancia, yo nunca los he utilizado. Lo demás me parece un delirio, un paso más hacia una nueva época oscura.
PR: ¿Qué opinión le merece un estudio reciente de la OMS que alerta de que los alumnos españoles están muy estresados por la carga de deberes?
R: El aprendizaje tiene una parte insoslayable de trabajo a solas y en silencio. Por ello las tareas en casa son indispensables. Pero se han poner estimando el tiempo que el alumno les puede dedicar, para que después de las clases y los deberes tenga tiempo para el descanso y los amigos. Y no hay que ser megalómanos: una breve redacción enseña más y en menos tiempo que trabajos supuestamente 'investigativos' de cortar y pegar.