El 28% de todas las especies y uno de cada cuatro peces de agua dulce están amenazados de extinción, según la UICN

El salmón atlántico en los ríos está en peligro de extinción.
El salmón atlántico en los ríos está en peligro de extinción. - MICHEL ROGGO/ AFP
Publicado: lunes, 11 diciembre 2023 15:02

   MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Un total de 44.016 especies de las 157.190 conocidas en el planeta están amenazadas de extinción, una categoría en la que se encuentra una de cada cuatro especies de agua dulce, según la última actualización de la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), presentada este lunes en el marco de la XXVIII Cumbre del Clima que se celebra en Dubai (Emiratos Árabes Unidos).

   El informe incluye la primera evaluación de peces de agua dulce y destaca asimismo el impacto de la tala y el comercio ilegales en la caoba. En total, unas 2.000 especies se han incorporado a la categoría 'en peligro' de extinción respecto a la última evaluación de la UICN.

   Sin embargo, el trabajo también pone de manifiesto como los esfuerzos de conservación han logrado rescatar de la extinción a dos especies de antílopes, pero advierte de que las condiciones climáticas cambiantes podrían socavar su futuro.

   La directora general de la UICN, Grethel Aguilar, ha advertido este lunes durante la presentación del informe en Dubai que el cambio climático está "amenazando la diversidad de la vida" que alberga el planeta y socavando la capacidad de la naturaleza para satisfacer las necesidades humanas básicas.

   Por ello, insiste en que las crisis climática y de biodiversidad deben abordarse de manera conjunta porque ambas tienen "fuertes vínculos". "Las disminuciones de especies son un ejemplo de los estragos causados por el cambio climático, que tenemos el poder de detener con medidas urgentes y ambiciosas para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados centígrados", ha manifestado Aguilar, que incide en que esta lista muestra "el poder de los esfuerzos de conservación" coordinados a nivel local, nacional e internacional, como en el caso de "éxito" del órix blanco.

   Por su parte, la presidenta de la UICN, Razan Al Mubarak, ha llamado a "abordar con decisión las crisis interrelacionadas de clima y biodiversidad" para garantizar que los resultados de las acciones de conservación sean "duraderos".

   La UICN publica en esta ocasión la primera evaluación sobre las especies de agua dulce del mundo y concluye que el 25 por ciento, es decir 3.086 de las 14.898 especies evaluadas están amenazadas de extinción. Así, señala que el 17% de las especies de peces de agua dulce amenazadas se ven afectadas por el cambio climático, por ejemplo por la disminución de los niveles de agua, el aumento del nivel del mar que hace que agua salada entre en los ríos y los cambios en las estaciones.

   Asimismo, apunta que esto agrava las amenazas por contaminación, que afecta ya al 57 por ciento de las especies de peces de agua dulce amenazadas de extinción, las represas y la extracción de agua, que afectan al 45%, la sobrepesca, que amenaza al 25%, y las especies y enfermedades invasoras, que afectan al 33%.

   La copresidenta del Grupo de Especialistas en Peces de Agua Dulce de la CSE-UICN, Kathy Hughes, ha recordado que los peces de agua dulce representan más de la mitad de las especies de peces conocidas en el mundo, "una diversidad incomprensible dado que los ecosistemas de agua dulce representan sólo el 1% de los hábitats acuáticos" y son esenciales para miles de millones de personas que dependen de los ecosistemas de agua dulce y de la pesca.

   Por ello, Hughes considera que asegurarse de que los ecosistemas de agua dulce estén bien gestionados y sigan fluyendo libremente con suficiente agua y de buena calidad es "esencial para detener las disminuciones de especies y mantener la seguridad alimentaria, los medios de vida y las economías en un mundo climáticamente resiliente".

   Otra de las especies que agravan su estado es el salmón del Atlántico (Salmo salar), que ha pasado de la categoría de preocupación menor a casi amenazado, con nuevos datos mostrando que la población mundial disminuyó en un 23 por ciento entre 2006 y 2020. La especie ocupa en la actualidad una pequeña parte de los ríos que habitaba hace un siglo en el norte de Europa y América del Norte, debido a las múltiples amenazas que encuentra a lo largo de sus migraciones de larga distancia entre hábitats de agua dulce y marinos.

   Así, señala que el cambio climático afecta a "todas" las etapas del ciclo de vida del salmón del Atlántico e influye en el desarrollo de los jóvenes salmones reduciendo la disponibilidad de presas y facilitando la expansión del área de distribución de especies exóticas invasoras.

   Las represas y otros obstáculos bloquean el acceso a las zonas de desove y alimentación, mientras que la contaminación del agua y la sedimentación, principalmente debidas a la tala y la agricultura, conducen a una mayor mortalidad de los jóvenes salmones. Otros de los factores son la hibridación de salmones que se escapan de piscifactorías y amenaza a muchas poblaciones silvestres y podría debilitar aún más su capacidad de adaptación al cambio climático; la mortalidad por el piojo del mar en las piscifactorías o el salmón rosado, una especie invasora del Pacífico que se extiende rápidamente por el norte de Europa.

   Por otro lado, el informe añade a estos ejemplos la tortugas verdes del Pacífico Sur Central y del Pacífico Este, que están amenazadas de extinción, que están respectivamente en las categorías 'en peligro' y 'vulnerable' respectivamente.

   Sin embargo, entre los éxitos de conservación destaca el del órix blanco y el antílope saiga. La primera de ellas ha pasado de la categoría 'extinto en estado silvestre' a 'en peligro' en la Lista Roja de la UICN gracias a los esfuerzos de conservación para la reintroducción de la especie en Chad. El antílope desapareció a finales de la década de los años 90 en el Sahel, en parte por la caza furtiva en un contexto de altos niveles de pobreza e inseguridad alimentaria.

   Después de un proyecto internacional a largo plazo, el órix blanco ha recuperado hoy poblaciones silvestres estables, con al menos 140 individuos maduros viviendo libremente en la Reserva Faunística Ouadi Rimé-Ouadi Achim en el Chad, además de los 331 terneros nacidos en la reserva hasta 2021.

   Igualmente, el estatus del saiga (Saiga tatarica) en la Lista Roja, un antílope que vive en Kazajstán, Mongolia, Rusia y Uzbekistán, ha mejorado de la categoría 'en peligro crítico' a 'casi amenazado'. En concreto, la población en Kazajstán, hogar del 98% de todos los saigas, aumentó en un 1.100% entre 2015 y 2022 y alcanzó los 1,3 millones en mayo de 2022.

   Entre las especies vegetales amenazadas, la UICN pone de ejemplo la caoba de hoja grande, por la demanda de su codiciada madera, que la ha llevado a pasar de la categoría 'vulnerable' a 'en peligro' en la Lista Roja, que calcula la reducción de efectivos de la especie en América Central y del Sur en al menos un 60 por ciento en los últimos 180 años por la explotación insostenible de esta valiosa madera silvestre y la invasión agrícola y urbana en los bosques tropicales donde crece.

   El presidente y director ejecutivo de Nature Serve, Sean T. O'Brien, ha señalado que la actualización de la Lista Roja publicada hoy arroja luz sobre la difícil situación de los peces de agua dulce, uno de los muchos grupos que se enfrentan a múltiples amenazas intensificadas por un clima cambiante. Sin embargo, recuerda que existen las herramientas para actuar, por lo que insta a utilizar los conocimientos y recursos para salvaguardar la biodiversidad para las generaciones futuras".

   El presidente de la Comisión para la Supervivencia de las Especies de la UICN, Jon Paul Rodríguez, considera "abrumador" que una cuarta parte de todos los peces de agua dulce estén ahora amenazados de extinción así como el hecho de que se reconozca que el cambio climático es un factor importante que contribuye a su riesgo de extinción, que también se señaló recientemente como una grave amenaza emergente para los anfibios.

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