MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
El calentamiento gradual del Océano Atlántico norte y tropical está contribuyendo al cambio climático en la Antártida, según concluye un equipo de científicos de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos. Los resultados, que se basan en más de tres décadas de datos atmosféricos y se publican en la revista 'Nature', muestran nuevas formas en las que las condiciones de regiones distantes están contribuyendo al cambio climático en la Antártida.
"Nuestros hallazgos revelan una fuerza hasta ahora desconocida y sorprendente detrás del cambio climático que se está produciendo profundamente en nuestro hemisferio sur: el Océano Atlántico", explica Xichen Li, estudiante de doctorado en el Instituto Courant de Ciencias Matemáticas de la NYU y autor principal del estudio. "Por otra parte, el estudio ofrece una nueva confirmación de que el calentamiento en una región puede tener efectos de largo alcance en otra", añade.
En los últimos decenios, la Antártida ha experimentado un cambio climático dramático, con su península exhibiendo el calentamiento más fuerte de todas las regiones del planeta. Durante su verano, los cambios en la Antártida se han atribuido al aumento de gases de efecto invernadero y la pérdida de ozono estratosférico, pero está menos claro qué fuerzas están detrás de los cambios climáticos que se producen durante el invierno. Además, los efectos de estos cambios durante la temporada de frío son complejos.
Desde hace tiempo se sabe que el clima de la región se ve afectado, en parte, por los cambios en el clima lejano del Océano Pacífico. Pero los fenómenos provocados por el Pacífico tienen influencias, por ejemplo, a corto plazo, por culpa de El Niño. Pero se entienden menos las fuerzas de más largo plazo que han producido el calentamiento a lo largo de la Península Antártica o la redistribución del hielo marino en invierno en el hemisferio sur durante muchas décadas.
Para abordar esta cuestión, investigadores de la NYU se centraron en un candidato diferente: el Océano Atlántico, que se ha pasado por alto como una fuerza detrás del cambio climático en la Antártida. En concreto, los científicos estudiaron la variabilidad de la temperatura superficial del mar (SST, en sus siglas en inglés) en el Atlántico norte y tropical, cambios en la temperatura de la superficie oceánica, durante las últimas tres décadas.
Esta métrica, la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO, por sus siglas en inglés), no se había considerado anteriormente en la búsqueda de explicaciones para el cambio climático en la Antártida. Mediante un análisis de series de tiempo, en el que los científicos emparejan los cambios en la SST en el Atlántico norte y tropical con cambios posteriores en el clima de la Antártida, se encontró una fuerte correlación.
Específicamente, los investigadores observaron que el calentamiento de las aguas del Atlántico fue seguido por cambios en la presión del nivel del mar en el mar Amundsen de la Antártida. Además, estos patrones de calentamiento también van precedidos de una redistribución de hielo marino entre los mares antárticos Ross y Amundsen, Bellingshausen y Weddell.
La investigación consistió en dos partes, que incluyen el uso de los datos de observación y la modelización por ordenador. La primera parte del estudio, en la que se usaron los datos de observación, reveló un vínculo o una correlación entre los conjuntos de datos del Atlántico y de la Antártida, pero una correlación significa simplemente que dos cosas parecen suceder en conjunto y no explica qué puede estar causando un fenómeno.
En la segunda parte de la investigación se utilizó un modelo atmosférico global, lo que permitió a los experrtos crear un calentamiento simulado del Atlántico Norte. El modelo respondió, como los investigadores habían sospechado, alterando el clima en la Antártida.
"Si bien nuestro análisis de los datos mostró una correlación, fue el uso de un modelo informático de última generación el que nos permitió ver que el calentamiento del Atlántico Norte estaba causando el cambio climático en la Antártida y no al revés", afirmó uno de los autores del estudio, David Holland, profesor del Instituto Courant y exdirector del Centro de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de Nueva York.
Los resultados del análisis plantean una serie de cuestiones más profundas, como si los cambios en el hielo marino antártico son fundamentalmente diferentes de las alteraciones bien informadas en el Ártico. En contraste con la disminución del hielo marino en el Ártico, el hielo marino antártico no ha disminuido, sino que más bien se ha redistribuido en formas que han dejado perplejos a los científicos, con bajadas en algunas zonas y aumentos en otras.
"A partir de este estudio, estamos aprendiendo cómo la Antártica redistribuye el hielo marino en sí y también descubrimos que los mecanismos subyacentes que controlan el hielo marino antártico son completamente distintos de los que lo hacen en el Ártico", concluye Holland.