MADRID, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -
España será uno de los países más afectados por el calor extremo a consecuencia del cambio climático y buena parte de su costa está bañada por el Mediterráneo, que se calienta más rápidamente que la mayoría de zonas del mundo.
Estas son algunas de las conclusiones relativas a España que destaca el informe de evaluación del Grupo de Trabajo II del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) que fue aprobado este domingo y publicado este lunes.
En concreto, respecto al Mediterráneo, señala que ya ha aumentado su temperatura en 1,5 grados centígrados (C) frente a la media mundial que se sitúa en el 1,1C. Además, los científicos han llegado al consenso de que en el toda la región mediterránea la sequía supondrá un riesgo "muy relevante" y las predicciones apuntan a un incremento "considerable" de las sequías".
Uno de los investigadores que ha participado en la elaboración de este informe de impactos, adaptación y vulnerabilidad del IPCC, Jofre Carnicer, profesor de la Facultad de Biología e investigador del CREAF, ha señalado en un encuentro con periodistas que por cada grado que aumente la temperatura las lluvias se reducirán un 4 por ciento, por lo que el informe de la ONU predice unas reducciones de entre un 5% a un 20%, en función de la capacidad para reducir emisiones.
Sin embargo Carnicer observa diferencias entre la orilla norte del Mediterráneo y la orilla sur, que sufre una mayor vulnerabilidad y un mayor riesgo de incremento del nivel del mar. Por ejemplo, ha citado a Egipto, con 103 millones de habitantes de los que solo en el Delta del Nilo, se espera que más de 6.3 millones de personas puedan verse seriamente afectadas si el nivel del mar sube por encima de los 80 centímetros, un escenario que se contempla con las tendencias de emisiones de gases de efecto invernadero actuales.
El informe destaca además que el calor extremo amenazará a la población y la biodiversidad española y será uno de los países más afectados por el calor extremo si las emisiones siguen siendo tan elevadas.
De hecho, aunque las olas de calor inusuales ahora solo se producen una vez cada 50 años, según el IPCC se producirán "todos los años" y a mediados de siglo el número de fallecidos por olas de calor pasará de 1.500 a 8.000 si sigue este nivel de emisiones de CO2. Pero incluso otro informe citado por el trabajo del IPCC advierte de que estas cifras podrían estar subestimadas y lleva las muertes relacionadas con las olas de calor a multiplicarse por 40 respecto a las actuales si no se reducen las emisiones.
Por ello, el informe aprobado este domingo por la ONU añade que el calor será, precisamente un nuevo coste para España porque se necesitará más energía para climatizar los edificios que pueden ser del doble en 2035 y multiplicarse casi por 3,5 en 2065 si no se reducen las emisiones.
MÁS SEQUÍAS, INCENDIOS Y MENOS AGUA
Por otro lado, todas estas condiciones más cálidas y secas elevará el riesgo de incendios forestales. Sin embargo, el informe anima a actuar puesto que estima que si se reducen las emisiones también lo hará el incremento de incendios forestales. Así, prevé que la superficie quemada en el Mediterráneo crecerá un 87 por ciento si las emisiones se reducen un poco más rápido de lo previsto actualmente, pero hasta un 187 por ciento si la reducción de las emisiones es un poco más lenta de lo previsto en la actualidad, en comparación con un escenario de reducción mucho más rápido.
BIODIVERSIDAD: LA POSIDONIA PUEDE DESAPARECER EN 2050
El calor extremo será también una "gran amenaza" para la biodiversidad en España, según refleja el IPCC, que expone que las plantas y animales son muy susceptibles a las olas de calor marinas, porque no pueden desplazarse hacia el norte en busca de aguas más frescas y advierte de que si las emisiones globales no se reducen rápidamente, las praderas marinas de posidonia en el Mediterráneo se extinguirán en 2050 debido a olas de calor marinas más frecuentes e intensas.
Otro de los perjudicados en España por el incremento del cambio climático será la agricultura española. El informe concluye que las pérdidas de cosechas por la sequía y el calor extremo se han triplicado en los últimos 50 años y se espera que aumenten con el calentamiento continuado. La mayor parte de estas pérdidas se da en el sur de Europa y advierte de que España será "especialmente vulnerable a esto".
El IPCC alerta de que si las emisiones no se reducen rápidamente y se superan los límites del Acuerdo de París, el rendimiento del maíz podría bajar hasta un 80 por ciento en España y en los países vecinos. En teoría, el riego puede limitar las pérdidas un 11 por ciento, pero eso dependería de si hay suficiente agua disponible o no.
Las zonas agrícolas adecuadas se desplazarán al norte en un escenario de calentamiento continuado y la tierra disponible para la agricultura se reducirá en España, donde además aumentará el riesgo de plagas de escarabajos de madera en el norte de España.
En la actualidad, los expertos del IPCC estiman que la sequía le cuesta a España 1.500 millones de euros, según un estudio que cita el IPCC y que refleja que hasta el 80 por ciento de las tierras de la región mediterránea padecerá un aumento de la frecuencia de sequías si no se reducen las emisiones; habrá múltiples pérdidas económicas debidas a la disminución de rendimientos agrícolas, interrupciones en el transporte y producción de electricidad, y reducción del suministro público de agua. Otro estudio que se ha incluido en el informe del IPCC prevé que los daños por la sequía en España se incrementarán un 250% si las emisiones siguen aumentando.
Asimismo, observa que el agua será cada vez más escasa en España y que el 54 por ciento de la población estará expuesta a estrés hídrico si las emisiones se reducen solo un poco más rápido de lo previsto actualmente, cifra que podría limitarse al 18% con una rápida reducción de las emisiones.
Igualmente, el IPCC argumenta que España será uno de los países más afectados de Europa, con 7 millones de personas, viviendo en zonas con escasez de agua si las emisiones se reducen solo un poco más rápido de lo previsto actualmente. Aún va más allá y alerta de que el aumento de la demanda de agua, combinado con condiciones más secas, podría agotar las reservas de agua subterránea en la región mediterránea.
Esto conlleva una limitación en la posibilidad de usar el regadío para la agricultura, lo que puede conllevar más pérdidas e incluso que muchos agricultores tengan que abandonar sus tierras y provocar, al mismo tiempo, pérdidas en otros sectores como el transporte marítimo, la generación de energía hidroeléctrica entre otros.
Otro de los efectos combinados del cambio climático en España es el daño económico. España, según el IPCC puede ver disminuido su PIB per cápita en un 46 por ciento a final de siglo por las altas temperaturas, pues el cambio climático afectará a las cadenas de suministro internacional, a los mercados, a las finanzas y al comercio y reducir al disponibilidad de bienes que serán más caros.
Así, insiste en que las perturbaciones económicas causadas por el cambio climático, como la reducción de los rendimientos agrícolas, los daños a las infraestructuras críticas y el aumento de los precios de los productos básicos, podrían provocar una gran inestabilidad financiera.