MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
El periodista y divulgador ambiental José Luis Gallego ha reivindicado la importancia de la "seducción ambiental" incluso antes que la educación ambiental de los niños y jóvenes porque considera que solo se cuida lo que se ama y se conoce.
En su último libro 'Disfrutar en la Naturaleza', de Alianza Editorial, el autor reconoce ser un "profundo enamorado de la naturaleza" y agradece la suerte de ser naturalista y vivir en España, algo que compara con ser amante del arte y vivir en Florencia. "En España no puedes dar un paso sin quedarte con la boca abierta, ya que tiene lugares emocionantes", ha destacado.
El periodista que ha escrito una veintena de libros ha explicado a Europa Press que no pensaba escribir ninguno más y justifica esta última publicación porque tenía ganas de contar a los lectores lo bien que lo ha pasado en el campo y animar a los ciudadanos a salir al campo o, si no, simplemente mirar por la ventana.
"No hace falta irse a países lejanos, solo hay que mirar al otro lado de la ventana y se puede incluso ver pasar un bando de grullas mirando la ciudad. Me chifla cuando voy a lugares de naturaleza salvaje como el Serengueti, pero allí la espero, por eso, me sorprende más la naturaleza en la Gran Vía, el Parque de Maria Luisa o las Ramblas de Barcelona, donde a pesar del ruido y los coches, la naturaleza vive sin que apenas se le haga caso", ha manifestado.
Así, en el libro relata lo bien que lo ha pasado en el campo, los lugares, y un "catálogo de sentimientos" que no tienen por qué provocar especies, sino olores, luces, sensaciones, como el atardecer en el Delta del Ebro, o el silencio de la montaña o una amanecer en un paisaje nevado, el sonido del águila real o los rebecos bajando por las laderas.
De hecho, insiste en prescribir a la sociedad y especialmente a los jóvenes "más naturaleza y menos ansiolíticos" y salir a la naturaleza a la que considera "la salvación" y una forma de sacar lo mejor del interior de las personas, de los ciudadanos.
"Nací en un barrio obrero de Barcelona, aquello era duro, de cemento, y de repente la naturaleza me cogió de la ventana y me sacó de allí. No fue un león del Serengueti, ni una orca en el Ártico, sino los gorriones, los jilgueros y las gaviotas que subían al puerto, quienes me sacaron de casa y del entorno", ha recordado.
Por eso, justifica este libro a pesar de que se había prometido no escribir ninguno más porque cree que la naturaleza puede seducir y lograr que la gente vuelva al medio natural del que ahora está "desenamorada". A su juicio, "mucha gente se ha narcotizado por una vida humana y artificial y se está perdiendo el olor del musgo tras la lluvia, las orquídeas o el salto de un lince en medio de la dehesa".
De este modo, acusa del "fracaso" de la educación ambiental de la sociedad no en los jóvenes, sino precisamente entona el 'mea culpa' porque cree que los divulgadores ambientales son "los grandes culpables del desarraigo de los jóvenes de la naturaleza".
En ese sentido ha reivindicado la "seducción ambiental antes que la educación ambiental" e insiste en la importancia de que los jóvenes aprenda a pasarlo fetén en la naturaleza, con cosas que no cuestan dinero y sin necesidad de cobertura.
"Se puede ser feliz sin megas y cuando los jóvenes lo descubren se dan cuenta de que la naturaleza es hechicera, zalamera y muy divertida y para ello solo hace falta enseñar a mirar por la ventana", ha agregado.
En definitiva, confiesa que aunque pueda sonar naif, no ha podido evitar escribir este libro porque así se lo ha pedido la naturaleza que le tiene enamorado hasta los tuétanos y quiere que el resto de la sociedad adquiera el mismo sentimiento.