MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
El trineo de viento ha llegado al Río de Hielo en el Ártico después de 15 días de expedición en los que ha recorrido 850 kilómetros para alcanzar la corriente de hielo Northeast Greenland Ice Stream (NEGIS), que se mueve a una velocidad de 100 metros al año, pero cuyas dinámicas y efectos sobre el aumento del nivel de los océanos se desconoce.
La expedición del Río de Hielo es la única expedición de exploración científica cero emisiones que se está desarrollando a nivel mundial en la actualidad. El trineo de viento es un laboratorio móvil que está impulsado por cometas de hasta 80 kilómetros cuadrados.
La exploración polar ideada por Ramón Larramendi, responsable de la expedición en la corriente de hielo más grande y rápida del Ártico, prevé realizar una decena de perforaciones en la superficie helada para recabar datos para los proyectos internacionales Dark Snow, liderado por el científico norteamericano Jason Box, y el Ice2Ice, de la Universidad de Bergen (Noruega), ambos destinados a comprender mejor los impactos del cambio climático.
En concreto, la expedición ha atravesado la isla de suroeste a noreste y de recorrer en 15 días más de 850 de los 1.200 kilómetros. Así, la tripulación ha informado de que considera alcanzado el primer objetivo, que era llegar a esta corriente de hielo, Northeast Greenland Ice Stream (NEGIS) ya que se desconocen tanto sus dinámicas y como puede afectar el balance de masas al aumento del nivel de los océanos.
La expedición Río de Hielo Groenlandia 2017, patrocinada por la agencia de viajes Tierras Polares partió de Kangerlussuaq el pasado 25 de mayo y dos días después, tras preparar el Trineo de Viento, sus cinco componentes iniciaron la travesía que les ha llevado dos semanas después a su primera meta.
Desde que comenzó la expedición, el trineo de viento ha mantenido una media de 10 a 12 kilómetros por hora y arrastra más de dos toneladas de peso y ha conseguido ascender más de 1.500 metros de desnivel, de 1.700 a los 3.200 metros sin "ningún problema técnico".
Además de Ramón Larramendi en la campaña viajan también el científico australiano Ross Edwards (Universidad de Curtin), el productor audiovisual Nacho García (The Beagle Productions) que está grabando la aventura, el guía Hilo Moreno y el groenlandés Jens Jacob Simonsen. En esta expedición, contrariamente a la del año pasado, el buen tiempo les ha acompañado en la mayor parte del recorrido, si bien por las noches la temperatura baja hasta 28ºC bajo cero.
A lo largo de las dos semanas transcurridas, cada 200 kilómetros, Edwards ha perforado entre 2 y 2,5 kilómetros de profundidad para recoger datos de la nieve y la neviza (estado previo al hielo) caída en los últimos años, así como muestras de nieve para su estudio en el laboratorio, datos que se completan con los recogidos con un georradar movido por energía solar diseñado en la Universidad Politécnica de Madrid por el equipo del glaciólogo Francisco Navarro.
Por otro lado, un colector y una estación meteorológica móvil también están obteniendo muestras para un proyecto de la Universidad Autónoma de Madrid, en este caso liderado por Antonio Quesada y Ana Justel, cuyo objetivo es identificar microorganismos en el aire polar para averiguar si están colonizando este territorio.
"Estamos muy satisfechos de lo suave y bien que está yendo el vehículo, sin un solo incidente. Ross Edwards, el científico de abordo, ya está pensando en la posibilidad de incorporar más proyectos para hacer ciencia 'limpia', porque este es el camino para que sea lo menos contaminante posible y a la vez poder recorrer miles de kilómetros en territorios polares".
La expedición terminará el próximo 25 de junio. De momento, los exploradores estiman que la corriente d ehielo tiene como origen una fuente de calor geotérmica situada cerca de la cumbre de Groenlandia. Por ello, estudios sobre los flujos de hielo en sus capas internas podrán ayudar a encontrar respuestas sobre su dinámica.
Está previsto que los expedicionarios realicen en estos días unas 12 perforaciones, una cada 15 o 20 kilómetros, en coordenadas concretas, para completar los trabajos que los científicos desarrollan en la cercana base EastGRIP, instalación situada justamente encima de la corriente de hielo y donde se está realizando una perforación de 2.500 metros por un equipo internacional de científicos. La primera aportación española es, precisamente, esta expedición del Trineo de Viento.