MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -
La experta en incendios forestales de WWF, Lourdes Hernández, ha alertado de riesgos de los fuegos que se producen en espacios donde concurren poblaciones y montes tras el incendio en la isla de La Palma, que ha arrasado ya más de 4.000 hectáreas.
"Las labores de extinción son extremadamente complicadas, ya que afectan a zonas donde se intercalan poblaciones y casas aisladas con el propio monte", ha afirmado Hernández.
En este sentido, ha expuesto que estos trabajos deben ser considerados "la última opción", ya que los bomberos forestales "no siempre pueden poner a salvo todas las casas".
Por ello, ha explicado que es "importante" que todos los habitantes de estas áreas de interfaz "sean consicientes del enorme riesgo" al que están expuestos y de que "su propia seguridad también depende de ellos".
En este sentido, ha señalado que se deben desarrollar planes preventivos y de autoprotección, conforme está contemplado en la ley. "Todo ello, sin dejar de lado la enorme responsabilidad de las administraciones públicas para promover una estrategia preventiva con el objetivo de evitar los incendios forestales", ha afirmado.
La organización ha subrayado que la crisis climática, el aumento de sequías persistentes, el abandono rural, la escasez de aprovechamientos forestales y la ausencia de políticas serias que gestionen el territorio "han transformado el paisaje en un gran polvorín". Además, ha alertado de que estos incendios "inapagables" se han convertido en "emergencias sociales", como el incendio de La Palma.
Según la ONG, en 2022, el 80% de los superincendios tuvieron "dramáticas" consecuencias de protección civil, entre las que se contaron cuatro fallecidos, 90 heridos y más de 30.000 personas evacuadas de forma preventiva.
Por ello, el informe anual sobre incendios forestales de WWF alerta de que la peligrosidad de los incendios "no ha parado de crecer en los últimos años". Frente a ello, la organización apunta a que la única alternativa viable es invertir en el medio rural para recuperar un paisaje "vivo, diverso, resistente y resiliente".