MADRID, 25 Sep. (EDIZIONES) -
"Papá, mamá, me ejecutarán mañana de mañana". Humberto Baena tan sólo tenía 24 años cuando, la noche del 26 de septiembre de 1975, escribió estas líneas. Le faltaban horas para ser ajusticiado y convertirse, junto a otros cuatro hombres, en los últimos fusilados por el régimen franquista.
Juan Antonio González Pacheco, 'Billy el Niño', es otro símbolo de esa época de España que acabó hace 40 años, pero por motivos totalmente diferentes: es considerado la personificación de la tortura durante la dictadura.
Son dos de los protagonistas de los últimos momentos del régimen de Francisco Franco que aparecerán en el programa '40 años después: la última bala de Franco', elaborado por laSexta columna y que se emitirá la noche de este viernes a las 21.30 horas.
En él, los reporteros dan con el expolicía Antonio González Pacheco, 'Billy el Niño', en su casa en Madrid, y hablan con algunas de sus víctimas, además de recordar los últimos momentos de los fusilados y sus familiares para encontrar "qué queda del franquismo en España 40 años después".
LLAMADO POR LA JUSTICIA
'Billy el Niño' ha sido reclamado por la justicia argentina por las torturas que habría cometido sobre trece personas que fueron detenidas entre 1971 y 1975 y trasladadas a cárceles madrileñas como las de Yeserías y Carabanchel o el Tribunal de Orden Público (TOP).
Según la denuncia que abrió el procedimiento en Argentina, los detenidos fueron José María Galante Serrano, Miguel Ángel Gómez Álvarez, Andoni Arrizabalaga, Antonia Hernández, Francisca Villar del Sanz, Luis Suárez Carreño, Silvia Carretero, Acacio Puig, Alfredo Rodríguez, Antonio Chapera, Felisa Echegoyen, Francisco José Fernández y Jesús Rodríguez.
Con todo, la extradición a Argentina del ex inspector de Policía fue rechazada en abril de 2014 ya que, a juicio de la Audiencia Nacional, los delitos de tortura que la jueza argentina María Servini de Cubría le imputaban habían prescrito, pues el plazo para esa clase de delitos contemplado en el Código Penal de 1973 era de 10 años.
'Billy el Niño' es libre y vive en Madrid. A las preguntas de los reporteros sobre si, 40 años después, no pedirá perdón, él sólo contesta con un "déjame en paz" mientras se monta en un taxi. Son sus víctimas los que relatan los episodios de horror que vivieron con sus detenciones.
"Era un torturador sádico hasta más no poder, manifestaba su placer de torturar a los rojos", cuenta uno de ellos, que relata cómo González Pacheco le colgó por los pies desde una ventana con las manos esposadas.
LOS ÚLTIMOS FUSILADOS
Los hechos que se le imputan al expolicía datan de los años 70, el final del régimen. Si hay un momento histórico que simboliza el principio de esa desaparición es el último fusilamiento firmado por Franco: el 27 de septiembre de 1975, cinco jóvenes fueron ejecutados en Madrid, Barcelona y Burgos; una decisión contra la que se levantó incluso el papa Pablo VI.
Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz eran militantes del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y Jon Paredes, alias Txiki, y Ángel Otaegui, de ETA.
Los fusilamientos se llevaron a cabo por la mañana: a las 8.30, Ángel Otaegui, condenado por cooperción en el asesinado del cabo de la Guardia Civil Gregorio Posadas, fue asesinaro en la cárcel de Villalón (Burgos). Cinco minutos después, en Barcelona, el también etarra Juan Paredes Manot, 'Txiki', era ejecutado como autor material de ese mismo asesinato --el del cabo Posadas--.
Las otras tres ejecuciones fueron en el campo de tiro de Hoyo de Manzanares (Madrid), a partir de las 9.20 de la mañana: con intervalos de 20 minutos, un pelotón de ejecución ajustició a José Humberto Baena --acusado sin pruebas de asesinar al policía armada Lucio Rodríguez--, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo.
La familia de Baena lleva, desde ese día, luchando por la inocencia de Humberto, una batalla que retrata el documental 'Septiembre del 75' de Televisión Española. 40 años después, Flora, la hermana del ajusticiado, continúa luchando por su memoria.
Es ella la voz de las últimas palabras de este triste protagonista de la Historia de España. "Pensad que yo muero pero que la vida sigue", decía en su misiva, en la que también escribió una frase premonitoria: "que mi muerte sea la última que dicte un tribunal militar". Así fue.
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