MADRID, 20 Ago. (EUROPA PRESS) -
La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, pasa hoy, 20 de agosto, día en el que se cumple el primer aniversario de su grave accidente de motocicleta, descansando con su familia en un pueblo de Segovia.
Cifuentes sólo se ha tomado esta semana de vacaciones para cuidar a sus padres, ya bastante mayores, en Segovia, según han confirmado a Europa Press fuentes próximas a la delegada, que han asegurado que volverá la próxima semana "con ganas de seguir trabajando".
Y es que la representante del Gobierno central en Madrid afronta un nuevo curso siendo el centro de la diana política en el PP, de cara a presentar candidatos a las próximas elecciones autonómicas y municipales madrileñas, que llegarán en tan sólo nueve meses.
Pero Cifuentes ha negado por activa y por pasiva estar en esta carrera política. De hecho, en una reciente entrevista concedida a Europa Press, aseguró que el accidente le ha influido "de manera especial" a la hora de pensar en su futuro.
Eso sí, sostuvo que no ha cambiado su forma de pensar y que la política no se la plantea "como una carrera hacia ningún sitio" sino que tiene "vocación de servicio" y está "muy satisfecha" en la Delegación de Gobierno.
"Estoy encantada en la Delegación de Gobierno, no me planteo absolutamente nada más y como tengo la suerte de no tener ambición política estoy encantada donde estoy", reiteró la delegada, quien indicó que no aspira "absolutamente a nada, más que ayudar al partido" en la medida de sus "posibilidades y desde donde sea a revalidar la confianza de los ciudadanos en las próximas elecciones".
Tras insistir en que no le consta ni una sola encuesta al respecto y que de haberla, no ha visto ninguna, Cifuentes consideró que los candidatos "tienen una importancia relativa" porque la política "no puede ser markéting" y basarse en el "uno me cae bien o uno me cae mal".
En la misma línea que las anteriores palabras, Cifuentes destacó que tiene "muy claro" que no se plantea "a largo o medio plazo" nada, "sino a corto". "La vida es eso, usted se cree que me voy a plantear lo que puede pasar en un año. Estoy donde estoy y tengo la suerte de estar en un sitio donde se pueden hacer muchas cosas", sentenció.
ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE EN DOS OCASIONES
De estas palabras se deduce que el siniestro ocurrido ahora justo un año ha marcado un antes y un después a su trayectoria vital. Los hechos ocurrieron sobre las 18.30 horas el Paseo de la Castellana, a la altura de la calle Profesor Waksman. La delegada conducía por el carril bus cuando cerca de la incorporación a un carril lateral de la Castellana se vio golpeada fuertemente en el costado derecho por un vehículo.
Hasta al lugar acudieron rápidamente un ambulancia del Samur. La propia delegada les explicó que tenía un fuerte dolor en el pecho. Fue intubada y sedada y trasladada a la Paz con un traumatismo torácico al Hospital de la Paz, donde ingresó en estado grave.
Ella misma reconoció meses después a los medios que durante su traslado al hospital casi fallece y que hubo otro momento ya en la UCI que se debatió entre la vida y la muerte. Pero la política madrileña resistió, a pesar de que el fuerte golpe le provocó la rotura de siete costillas, así como un hemoneurotórax (acumulación de aire y sangre en los pulmones). Fue operada para cerrarle una arteria dañada, entre otras intervenciones menores.
Una vez conocida la noticia, hasta el hospital se acercaron decenas de familiares, amigos, compañeros de trabajo, autoridades y personalidades y representantes políticos diversos, así como una gran cantidad de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Su escolta no se despegó de su puerta durante días y el propio conductor con el que tuvo el accidente se acercó al hospital para visitarle.
Posteriormente, la delegada reconoció las numerosas muestras de cariño que recibió y, de hecho, guarda algunos de los mensajes de ánimo recibidos de las redes sociales, así como numerosas cartas, como la emotiva postal que le envió una niña pequeña y que guarda en su despacho. También se ha reunido con los miembros del Samur que le salvaron la vida.
INSEPARABLES PARCHES DE MORFINA
La recuperación de Cristina Cifuentes ha sido bastante rápida, incluso sorprendente, según relataron los médicos que la atendieron. Quince días después del siniestro ya leía, escuchaba música y se sentaba. Un mes después ya despachaba con sus colaboradores más cercanos y el 23 de septiembre recibió el alta médica.
A partir de entonces comenzó su rehabilitación en casa. Seguía teniendo considerables dolores, tomaba sedantes, iba al fisioterapeuta y hacía ejercicios de recuperación respiratoria, movilidad y fuerza.
No obstante, la delegada se desplazó el 28 de septiembre, en contra del consejo de algunos colaboradores, al Centro de Coordinación Operativa de la Policía puesto en marcha con motivo de la manifestación 'Jaque al Rey' convocada por la Coordinadora 25-S para controlar si había incidentes.
El 18 de octubre se enfundó un traje blanco y sus habituales 'taconazos' y acudió a la toma de posesión como nuevo director de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD) del que hasta entonces era su subdelegado del Gobierno, Miguel Quintanar.
Aunque se le notaban algunos signos de su accidente, como una especial delgadez o la cicatriz de la traqueotomía, ese día respondió con firmeza a los periodistas y advirtió que aunque desde el accidente "veía la vida de otra manera", en el trabajo "seguiría dándolo todo".
Y así fue. La delegada pidió el alta médica voluntaria a principios de diciembre y acudió a su primer acto público oficial en la fiesta de la Constitución que celebró junto al presidente regional, Ignacio González, el 5 de diciembre en la Real Casa de Correos.
Desde entonces, y muchos veces ayudada por sus parches de morfina, recuperó su apretada agenda diaria. Prometió a sus hijos no volver a coger una moto y, de momento, ha cumplido.