¿Cuáles fueron las causas y consecuencias del levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid?

Levantamiento del 2 de mayo
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 2 mayo 2015 8:19

MADRID, 2 May. (EDIZIONES) -

A finales del siglo XVIII Francia y Gran Bretaña luchaban entre ellas por el dominio de Europa. Este conflicto llevó a Francia a realizar una política de pactos y alianzas con otros países para hacer frente a los ingleses, entre los que se encontraba España, que en 1796 había firmado con los franceses el segundo Tratado de San Idelfonso.

Desde que en 1799 Napoleón tomó las riendas del gobierno, Francia comenzó a ganar la guerra a Gran Bretaña, aunque Francia y España sufrieron graves derrotas contra los británicos en el mar, donde los ingleses siempre han sido muy fuertes.

Especialmente dolorosa fue la Batalla de Trafalgar (1805), que dejó la flota española muy mermada, lo que generó un enorme malestar entre los españoles. Napoleón desistió entonces de su idea de invadir Gran Bretaña pero decretó el Bloqueo Continental, con el que prohibía el comercio de productos británicos con el continente europeo, en un intento de asfixiarles económicamente.

Pero Portugal, histórico aliado de los británicos, se opuso al bloqueo abiertamente y comerció con las islas, lo que otorgó a Napoleón la excusa perfecta para invadir a los lusos.

Para llegar hasta Portugal el ejército francés tenía que cruzar la península ibérica y Napoleón logró el permiso de España para que sus tropas cruzaran el país al firmar con el válido del rey Carlos IV, Manuel Godoy, el Tratado de Fontainebleau.

En este tratado se acordó la invasión conjunta de España y Francia de Portugal y el reparto del botín entre ambos países.

INVASIÓN DE ESPAÑA

La invasión comenzó sin incidentes, con las tropas españolas y francesas entrando en territorio luso hasta su capital, Lisboa, el 30 de noviembre de ese 1807. El día anterior la familia real portuguesa, encabezada por el Príncipe Regente, futuro Juan VI, huyó hacia tierras brasileñas (colonia portuguesa) donde quedaría fijada la Corte.

En contra de los acordado los soldados franceses siguieron entrando en España desde Francia y empezaron a ocupar ciudades como Burgos, Barcelona o Salamanca mientras el grueso del ejército de Carlos IV continuaba en el país vecino.

La inesperada invasión francesa, que se estaba llevando a cabo sin oposición alguna, provocó la huída de la familia real española hacia Aranjuez en busca de una salida directa hacia Cádiz, y desde ahí hacia América, en caso de verse en la necesidad de escapar como había hecho la corte portuguesa.

La derrota de la Batalla de Trafalgar, la invasión francesa y el mal gobierno del rey Carlos IV y su válido Manuel Godoy habían provocado un gran descontento por parte del pueblo contra estos dos últimos.

Descontento que aprovechó el Príncipe de Asturias, Fernando VII, para conspirar contra su padre en el Motín de Aranjuez que se produjo el 17 de marzo, gracias al cual Manuel Godoy fue encarcelado y el rey Carlos IV tuvo que abdicar en su hijo Fernando VII.

Tras perder la corona, Carlos IV escribió a Napoleón pidiéndole ayuda para recuperar el trono. El emperador convocó en Bayona a ambos, padre e hijo, con el pretexto de arreglar la situación de la Corona en España, pero en realidad engañó a los dos hasta que terminaron por renunciar a su derecho a ser rey.

El 10 de abril, Fernando VII partió desde Madrid hacia Bayona en busca del reconocimiento como rey por parte de Napoleón, y dejó a cargo del país una Junta de Gobierno presidida por su tío el infante Antonio.

Napoleón aprovechó la ausencia del rey para tomar el control de la Junta de Gobierno gracias a Joaquín Murat, su cuñado y Mariscal de Francia, que se encontraba en Madrid a cargo de las tropas francesas.

Murat manejó a la Junta de Gobierno a su antojo y consiguió, por ejemplo, que ésta liberase al ministro Manuel Godoy, a quien envió a Bayona para presionar a Fernando VII a abdicar.

Con ello, en Madrid empezaron a correr rumores de que Napoleón iba a restituir a Carlos IV como rey, lo que aumentó todavía más el descontento del pueblo contra los franceses por su posición de poder en el país y por la creencia de que iban a reponer a un rey no querido.

EL LEVANTAMIENTO

El 27 de abril de 1808, Murat logró la autorización de la Junta de Gobierno para llevar también hacia Bayona a los hijos de Carlos IV, María Luisa y el infante Francisco de Paula, con la intención de que renunciasen a su derecho al trono de España y la corona recayese en manos de Napoleón.

En un primer momento, a María Luisa se le concedió libertad de decidir si quería viajar o no, pero no fue así con el infante Francisco de Paula, a quien la Junta envió hacia Francia el 2 de mayo.

La indignación de los madrileños ante estas noticias llegó a su límite y muchos ciudadanos se plantaron frente al Palacio Real para protestar ante el ayudante de Murat, Augusto Lagrange.

Murat reaccionó sacando un batallón para repeler las protestas, lo que desató el levantamiento popular del 2 de mayo. La Puerta del Sol, donde empezaron a concentrarse muchos madrileños tras los primeros disparos, se convirtió en un campo de batalla desde los primeros momentos. Los franceses buscaban dividir la ciudad en dos, mientras la población madrilñeña buscaba organizarse.

Los madrileños de la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y el Parque de Artillería de Monteleón hicieron frente con mucha más fuerza y durante mucho más tiempo del que pensaban los franceses, ofreciendo ofrecieron una resistencia que otorgó a la ciudad de Madrid el título real de 'Muy Heroica'.

BAYONA

Poco tardaron en llegar a Bayona noticias del levantamiento que se había producido en Madrid. Las presiones que ejercieron contra Fernando VII estas noticias, junto con la insistencia a su renuncia de sus padres y Napoleón, motivaron la renuncia a la Corona del rey el 6 de mayo de 1808.

Tras esta abdicación llegaron las de Carlos IV en favor del hermano de Napoleón Bonaparte, José Bonaparte, y las renuncias del hermano de Carlos IV de Borbón y de sus otros hijos, María Luisa y el infante Francisco de Paula, a su derecho a la corona.

Con ello Napoleón tomó España sin necesidad de derramamiento de sangre, aunque el levantamiento de Madrid provocó un sentimiento de orgullo en el resto del país a la vez que un rechazo colectivo contra los franceses, que desencadenó la Guerra de Independencia Española (2 de mayo de 1808-17 de abril de 1814).

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