MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las actividades industriales y las modificaciones fluviales han provocado la pérdida de más del 80 por ciento de la marisma de Doñana que existía a principios del siglo XX y el 90 por ciento de sus lagunas estacionales, según un informe internacional de WWF presentado este jueves, 15 de septiembre, en el que alerta sobre los riesgos a los que se enfrenta el humedal.
Según explica la organización ecologista, las actividades agrícolas intensivas han "sobreexplotado" el acuífero de Doñana a lo largo de las últimas tres décadas y esto ha provocado, a su juicio, una "gran reducción" de las aportaciones hídricas al parque. De hecho, estima que los aportes de agua al Parque Nacional de Doñana están por debajo del 20 por ciento de su nivel natural.
En este sentido, el informe avisa de que "cerca de la mitad" de las explotaciones intensivas utilizan agua extraída del acuífero "sin los permisos y licencias necesarias. Igualmente, afirma que el 30 por ciento de los cultivos están utilizando tierras "ilegalmente", lo cual, plantea una competencia desleal a la agricultura que sí cumple la ley.
Con respecto a los aportes hídricos que restan, WWF advierte que son "de baja calidad" y que están "altamente contaminados". De la misma forma, asegura que la agricultura intensiva está liberando plaguicidas y fertilizantes que incrementan el nivel de fosfatos y de nitratos. Además, todo esto podría mermar la capacidad de la región a la hora de generar puestos de trabajo, generar ingresos y dar sustento a la población local.
Ante esta situación, la organización ecologista pide al Gobierno español que "reconsidere" sus actuales prácticas de gestión y que colabore con las partes interesadas para revertir el daño. En esta línea, ha pedido que se hagan evaluaciones ambientales que tengan en cuenta todos los impactos acumulados y que se realicen inversiones centradas "en el valor a largo plazo".
En este último punto, WWF ha puesto en la mesa la posibilidad de realizar una transición a "prácticas de agricultura sostenible" que ayudaría a proteger a Doñana y que proporcionaría ingresos estables y empleos para los residentes locales. De igual modo, ha pedido a la administración estatal que regule mejor la extracción de agua, que cierre los pozos ilegales y que procese a quiénes los están explotando.
NUEVAS AMENAZAS
Junto a la amenaza hídrica, la organización también ha recalcado varios proyectos que podrían afectar en un futuro a la preservación de Doñana como son la reapertura de la mina de Aznalcóllar, cuya balsa produjo un desastre ecológico en 1998; la realización de un dragado --aumento de la profundidad de un río-- en el lecho del Guadalquivir y la propuesta de extracción y almacenamiento de gas en las zonas colindantes a Doñana.
Por un lado, WWF cree que la Junta de Andalucía está "poniendo en peligro" la supervivencia de Doñana al aprobar la reapertura de la mina de Aznalcóllar. De este modo, considera que esto podría suponer una mayor extracción de las fuentes "ya menguadas" de Doñana.
A la mina se une la posibilidad de que el Puerto de Sevilla realice un dragado en el Guadalquivir para permitir el acceso de grandes barcos y cruceros a la capital andaluza. Según explica WWF, este proyecto fue revisado por una comisión científica en 2010 y advirtió de que tendría "un impacto negativo" en la calidad del agua y la biodiversidad del estuario.
Asimismo, la organización ha incidido en que los proyectos de extracción y almacenamiento de gas dentro de las áreas protegidas de Doñana podrían amenazar a sus ecosistemas, así como su capacidad como sumidero de carbono. De hecho, explica que la UNESCO ha declarado "en repetidas ocasiones" que el petróleo, el gas y la prospección y extracción minera son "incompatibles" con los sitios de Patrimonio Mundial.
Finalmente, WWF ha solicitado al Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO que Doñana se incluya en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro si España no adopta las medidas necesarias para proteger el "valor universal excepcional" del parque.