Dice que ningún menor "puede mejorar" en ese centro, a no ser que se prostituyan "en la calle" o estén "recibiendo palizas en casa" MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un ex educador del centro de menores con trastornos de conducta de Picón del Jarama (Madrid), gestionado por la Fundación O'Belén y la Comunidad de Madrid, alertó hoy de que en este centro se "tortura" a los jóvenes internos, a los que constantemente "se viola su derecho a la intimidad" por parte de los cuidadores.
Este profesional, que prefiere mantener el anonimato, explicó en declaraciones a Europa Press, que hace dos años emitió una queja al Defensor del Pueblo por considerar que se "maltrataba a los niños". Explicó, asimismo, que en este centro se les intenta "anular la personalidad con psicología abolida desde el siglo pasado" y que, "continuamente, y sin orden judicial, los trabajadores del centro abren sus cartas privadas y escuchan sus llamadas telefónicas".
Aseguró también que las personas que se ocupan de los menores "no están cualificadas para ello" y remarcó que cuando "un niño se pone nervioso" le contienen "con dolor" provocándole "lesiones graves".
Sobre los métodos de castigo, el ex trabajador explicó que en numerosas ocasiones, cuando los chicos cometen alguna falta, "se les medica a la fuerza" por parte del personal, que carece de título sanitario, o se les aísla "48 horas en una habitación" de dimensiones muy reducidas.
Del mismo modo, indicó que uno de los mayores problemas del centro es internar a menores que sufren problemas muy diversos como abusos en el ámbito familiar o por consumo de estupefacientes. "Se les hacina y, lógicamente, entre ellos los problemas se agravan", subrayó.
"SE ESTÁ CRIMINALIZANDO A QUIENES HAY QUE PROTEGER"
En este sentido y sobre las declaraciones del presidente de O'Belén, Emilio Pinto, en las que argumenta que el centro es la última posibilidad para que los menores no acaben en la calle delinquiendo, Manuel criticó que se está "criminalizando a quien tendría que proteger".
Así, reconoció que no conoce a "ningún chaval" que haya salido del centro porque le hayan dado el alta terapéutica y aseveró que en el Picón "nadie puede mejorar". "Salvo que estén en condiciones infrahumanas, como en la calle prostituyéndose o recibiendo palizas en su casa", su internamiento en este centro nunca podría suponer una mejora.
Por último, reivindicó que los "3.600 euros mensuales" que el Estado invierte en los jóvenes del centro de la región madrileña se destinen a una atención "individualizada" para que "puedan ser felices".