MADRID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
Geógrafos e ingenieros coinciden en que las lluvias como las que han provocado graves inundaciones en Sant Llorenç este martes --que también han dejado por el momento diez muertos-- no se pueden evitar, pero sí los riesgos, que aumentan por la práctica que fue común en España durante los 70 y 80 de desviar cauces naturales de ríos y torrentes para la edificación.
Según señala a Europa Press el geógrafo y expresidente del Colegio de Geógrafos de España, Antonio Prieto, la catástrofe se ha debido a dos factores: por un lado, la cantidad "excepcional" de agua que ha caído en pocas horas (de más de 230 litros por metro cuadrado, lo que equivale a poco más de un tercio de lo que suele llover en todo un año); y por otro, la situación de Sant Llorenç, la localidad más afectada.
"Los torrentes que se han desbordado salvan un desnivel muy fuerte en muy pocos kilómetros y ha coincidido que ha llovido puntualmente muchísimo en una cuenca que ha aglutinado todo el agua hacia Sant Llorenç", ha explicado.
Aunque el "verdadero problema" según Prieto, es que los torrentes han sido desviados, "algo común en la cuenca mediterránea". "El pueblo necesita crecer, pero el torrente pasa por determinado lugar, entonces se desvía, vuelve a crecer el pueblo y se vuelve a desviar; así hasta que en el siguiente desvío, se lo han llevado a la unión con otro torrente y los dos juntándose, con la fuerza del agua y la cantidad de agua, hace que se desborde", relata el geógrafo.
Así, aunque afirma que era "imposible" que el torrente no se desbordada porque la lluvia "no es evitable", sí lo es, en cambio, el riesgo. "Las viviendas estaban construidas en un lugar donde no deberían haberse construido, deberían haberse respetado los cauces originales, se pueden adecuar, condicionar, pero no hacer estos desvíos tan bruscos que se hicieron en la década de los 70 y 80", considera el experto, que advierte de que "hay muchos ejemplos en toda España de estos desvíos artificiales".
Prieto indica que los geógrafos trabajan, en este ámbito, realizando estudios de inundabilidad, donde evalúan el riesgo de inundación en un periodo de retorno determinado y con unas lluvias determinadas en una zona. Pero según dice, desde el 'boom' urbanístico de los 60 hasta hace una década estos estudios no se hacían --los primeros se realizaron en 2003 en la Comunidad Valenciana--.
"Todos los crecimientos urbanos están construidos en muchas ocasiones sobre cauces de vaguadas, barrancos o incluso ríos", añade, por lo que lo que ha sucedido en Sant Llorenç --una tragedia que compara con lo que ocurrió en Biescas (Huesca) en 1996, donde murieron 87 personas por la crecida de una riada que arrasó un camping-- "se podría haber evitado si en su momento se hubiera tenido en cuenta este tipo de riesgo".
SOLUCIONES "INVIABLES"
También el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en Baleares, Juan Antonio Esteban, critica esta sobreconstrucción: "Si hubiéramos sido buenos desde hace años y hubiera habido planes de inundaciones en todos los sitios y no hubiéramos dejado colocar casas, hubiéramos mitigado el problema". Sin embargo, a día de hoy, con los planes urbanísticos actuales, lo sucedido en Sant Llorenç y alrededores sería un "accidente" natural, pues a estas alturas "no es cuestión de echar culpas a la gente".
Preguntado sobre si era previsible que ocurriera algo así, Esteban comenta que en esas zonas los planes de inundación aseguran "que no se puede construir". De hecho, recuerda que algo similar pasó en septiembre de 1989 y justo en la misma zona: Sant Llorenç, Manacor, Campos y Felanitx.
En caso de construir aun conociendo los riesgos, Esteban es tajante al afirmar que el diseño de infraestructuras a muy largo plazo --teniendo en cuenta una venida de aguas a 500 años, por ejemplo-- es "económicamente inviable". "La seguridad absoluta en infraestructuras tiene un coste infinito, hay que lidiar entre el riesgo y el dinero", apunta en declaraciones a Europa Press.
Entre las soluciones se encontrarían la de diseñar un sistema para encauzar el agua, pero este encauzamiento tendría que llegar hasta el mar, lo cual es "carísimo". "Otra un poco más barata es colocar embalses de laminación, pero luchas contra un expediente medioambiental severísimo y es bastante caro", dice.
Por ello, en Sant Llorenç, que está asentado sobre una cuenca "particular" al ser circular, cada cierto número de años sucede algo parecido, por lo que el experto insta a "controlar qué se construye", pues la construcción de infraestructuras se calcula con determinadas venidas de agua.
Y no solo esta situación es propia de esta zona de Baleares, también ocurre en zonas del Guadiana, según Esteban. "Son zonas que se inundan y ahí no se colocan determinadas construcciones, aunque se trata de inundaciones más periódicas, entre 1 y 5 años", aunque avisa de que "hay muchas zonas" asentadas sobre cuencas originales por donde discurre agua.
LO QUE REALMENTE PASÓ
Según subraya la meteoróloga Mar Gómez de eltiempo.es, la dificultad de situaciones como la vivida en Sant Llorenç se encuentra precisamente en la escala local del fenómeno. "Los pronósticos de los modelos apuntaban fuertes lluvias con intensas tormentas, pero con cantidades de precipitación por debajo de lo que realmente sucedió. Se recogieron entre las 16.00 y 21.00 horas 232 litros por metro cuadrado en Artà- Colónia de Sant Pere, mientras que, por ejemplo, el modelo del centro europeo pronosticaba entre 10 y 30 litros por metro cuadrado", explica a Europa Press.
Gómez indica que la tragedia fue resultado de la combinación de varios factores. "Por un lado, la situación sinóptica reflejaba la presencia de una Depresión Aislada en Niveles Altos (una DANA) caracterizada por la presencia de aire frío en las capas medias y altas que, al interactuar con el aire más cálido por debajo, suele provocar lluvias intensas que, en ocasiones, pueden complicar mucho la situación, como fue este caso", relata.