MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha alertado de que el Estado de Alarma obliga a muchas personas LGTBI, sobre todo jóvenes, a convivir 24 horas al día con personas que niegan su identidad o rechazan su orientación sexual. Para la federación, esto "las deja en una situación de especial vulnerabilidad".
Tal y como ha explicado el psicólogo y miembro del Comité Consultivo de FELGTB, Alejandro Alder, pueden estar sufriendo "un maltrato psicoemocional continuo". Además, el experto ha apuntado que esta realidad, sumada a la experiencia de confinamiento, "puede incrementar en las personas LGTBI que sufren episodios LGTBIfóbicos en el hogar sensaciones de ansiedad, depresión, frustración, rechazo y aislamiento".
Este es el caso de Kai, de 25 años, está pasando el confinamiento con su madre, quién no respeta su identidad como persona no binaria. "La situación actual hace mella en mí psicológicamente, aunque menos que cuando era menor porque ya tengo más que formada mi identidad", ha apuntado en un testimonio facilitado por la FELGTB.
No vive con ella habitualmente, pero había viajado a su pueblo cuando se decretó el Estado de Alarma. "Suelo sobrellevar la situación porque no convivimos, pero, ahora, se me hace duro porque no puedo defenderme explícitamente. Entrar en una nueva discusión cada vez que se me niega es agotador, no da frutos y ella no entiende por qué me hace daño por más que se lo explico", sostiene.
El experto ha explicado unas pautas globales que contribuyen a sobrellevar mejor determinadas adversidades en estas circunstancias. Así, recomienda expresar en el núcleo familiar, si el ambiente lo permite, que esta situación se puede llevar de la mejor manera
posible si todas las personas que conviven juntas se respetasen entre sí, aunque existan diferencias.
"Si esto no funciona, es importante poner límites en la medida de lo posible, según la realidad que se esté atravesando", ha agregado. Por otra parte, ha aconsejado el aceptar radicalmente la realidad que se está viviendo.
"Si se está experimentado una situación compleja, aceptarla no significa resignarse. La aceptación permite gestionar lo que hay desde la objetividad y abre la puerta a ver qué opciones se pueden tener a mano para que, desde el aquí y el ahora, se aborde esta experiencia de la mejor manera posible", ha remarcado.
Eso sí, ha apuntado que "en cualquier caso, si la situación se
vuelve muy grave y compleja" y si "existen sensaciones de peligro o está en riesgo la intregridad física, emocional o la vida" lo mejor es llamar a la policía".
Al igual que Kai, Raquel también ve negada su identidad constantemente. Tiene 22 años y vive con sus padres y su hermano y, aunque se visibilizó como mujer, su familia no lo acepta. "No puedo ser visible en casa si no quiero tener problemas. Es una situación muy complicada porque mi madre, en especial, tiene una opinión radicalmente en contra al respecto", ha declarado.
Según ha afirmado, en su casa, se refieren constantemente a ella como si fuera un hombre y la llaman por el nombre de chico
que sus padres le asignaron al nacer. "Me agobio y me siento mal. Tengo que seguir fingiendo ser alguien que no soy y es horrible", ha asegurado.
Asimismo, Jorge tiene 20 años y aunque habitualmente reside en una ciudad universitaria, está pasando el confinamiento en casa de sus padres, en el pueblo. "He intentado en varias ocasiones decirles que soy gay pero siempre me dicen que soy una persona confusa e indecisa que no sabe lo que quiere", ha apostillado.
"Ahora sufro un desgaste continuo por la falta de confianza, empatía y entendimiento con mis padres. Diariamente me pasa factura ya que me reprimo, me encierro y me siento mal conmigo mismo porque mi familia vive en la constante negación de la realidad. Mi salud mental está castigada debido a las múltiples discriminaciones que sufro como persona LGBTI con diversidad funcional y muchas veces he llegado hasta a cuestionarme a mí mismo", ha incidido.