MADRID 11 Ene. (EDIZIONES) -
El próximo 16 de enero se cumplirán 460 años del comienzo del reinado de Felipe II, conocido como 'el Prudente'. Su regencia transcurrió en pleno Siglo de Oro y a él se le atribuye la famosa frase "en mi Imperio nunca se pone el Sol", porque cuando el sol se ocultaba por el oeste salía por este en el otro hemisferio del Imperio Español.
Nacido en Valladolid el 21 de mayo de 1527, fue el sucesor de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico y nació fruto de la unión de éste con Isabel de Portugal. Su padre Carlos I heredó de sus abuelos Castilla (incluídas las Islas Canarias y Las Indias), Aragón (con Sicilia, Cerdeña, Nápoles y Jerusalén), Austria y Borgoñona.
En 1554 Felipe II se convirtió en rey de Inglaterra e Irlanda tras casarse con María I de Inglaterra, más conocida como María Tudor, que tenía 11 años más que él. Para hacer posible este matrimonio, su padre Carlos renunció al Reino de Nápoles y se lo cedió a su hijo haciéndole rey de este territorio. Este traspaso de poderes se llevó a cabo para que Felipe tuviese el rango suficiente (hasta ese momento solo era príncipe) para poder contraer matrimonio con la reina María.
En las abdicaciones de Bruselas de 1555, en las que fracasó la idea imperial de Carlos I, muchos territorios fueron cedidos a Felipe II como los Países Bajos y el Condado de Borgoña. Meses más tarde, con 29 años, se convertiría en rey de España, Sicilia y las Indias.
EXPANSIÓN TERRITORIAL Y GUERRA CON INGLATERRA
Probablemente lo más destacado del reinado de Felipe II fue la expansión territorial y las exploraciones en las Indias Occidentales y Orientales. Esto consiguió posicionar a la Monarquía Hispánica como primera potencia europea y como el imperio más importante de su época, siendo a su vez el primero en poseer territorios en todos los continentes.
Durante su reinado tuvo lugar lo que se conoce como 'unión ibérica', que suponía la unión de las coronas de Castilla, Aragón y Portugal bajo un mismo soberano, Felipe II, que pasó a ser también rey de Portugal.
Esta unión, que se estableció en 1580 con Felipe II, se mantuvo con el reinado de su hijo Felipe III y finalizó con su nieto Felipe IV en 1640, durando un total de 60 años.
Desde 1561, durante esa unión y hasta la actualidad, Madrid fue establecida como capital de la monarquía española, excepto entre 1601 y 1606 que fue Valladolid. Hasta ese momento, Toledo era 'ciudad imperial' sede de la corte de Carlos I.
Uno de los conflictos más importantes de su reinado fue la guerra anglo-española. Inglaterra y España no eran aliados, y esta última tenía un poder superior que Inglaterra veía con miedo.
Además había varios motivos que tensaban la relación entre ambas potencias: Antonio de Portugal, que pretendía a reinar en ese país, contaba con el apoyo de Inglaterra; en el ámbito religioso, España era católica, mientras que Inglaterra protestante y en las Indias, Inglaterra llevó a cabo expediciones en territorios de la Monarquía Hispánica además de ser atacadas varias plazas españolas.
Los ingleses llevaron a cabo expediciones en la península ibérica y en 1588 España inició planes de invasión contra Inglaterra. La Armada Invencible zarpó desde Lisboa al mando del Duque de Medina Sidonia, que no se consideraba la persona adecuada para un ataque de tal envergadura, además de que cuestionó las condiciones de la Armada.
Buques salidos de Portugal y Países Bajos se encontraron en el Canal de la Mancha desde donde pretendían rodear Inglaterra y expulsar a Isabel I del trono. Las malas condiciones meteorológicas no ayudaron y varios buques españoles se hundieron. A pesar de atacar localidades inglesas, los planes fracasaron y los barcos volvieron a España, concretamente al puerto de Laredo (Cantabria).
Un año después los ingleses decidieron realizar la misma operación contra España, denominada 'La Contraarmada', aunque sus intenciones también fracasaron suponiendo un gran desastre militar para Gran Bretaña.
RENACIMIENTO EN ESPAÑA
El reinado de Felipe II coincipe con la etapa de plenitud del Renacimiento en España, movimiento cultural que se produjo en Europa durante los siglos XV y XVI y que actuó como etapa de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna.
Su influencia en España llegó a varios sectores como la arquitectura, que influyó en el diseño del nuevo Monasterio de El Escorial, o el Palacio de Carlos V de Granada. Este estilo derivó en el siglo XVI en la arquitectura herreriana, denominado así en honor al arquitecto cántabro Juan de Herrera, cuyas características serían utilizadas para el diseño de las nuevas construcciones.
En pintura, la figura más importante de este movimiento fue El Greco, pintor griego asentado en España junto a otros pintores como Juan de Juanes o Luis de Morales. En literatura destacan Fernando de Rojas y su obra 'La Celestina' y novelas como 'Lazarillo de Tormes'.