Destacan el temporal de nieve asociado a la borrasca 'Filomena' y la posterior ola de frío así como la ola de calor de mediados de agosto
MADRID, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los fenómenos extremos protagonizaron el clima en España en 2021, uno de los siete años más cálidos a escala global, según se desprende del 'Informe sobre el estado del clima de España 2021', presentado este jueves por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
El informe --la tercera edición de un trabajo que muestra los aspectos más significativos del tiempo y el clima en España durante 2021 y sus tendencias a largo plazo-- detalla que el año pasado el clima en Europa fue más frío que en otros anteriores pero, aún así, registró temperaturas superiores al promedio normal.
En el caso de España, 2021 fue el undécimo más cálido desde 1961. El documento también constata una acumulación de años cálidos en la época más reciente ya que siete de los diez años con temperatura media más alta se han registrado en el último decenio.
El documento refleja un aumento de temperaturas generalizado y señala que el ascenso de los valores medios está ligado a un incremento de los récords diarios de temperatura en España. Así, en 2021 hubo 13 récords de días cálidos y ninguno de días fríos.
En el caso de la temperatura superficial de las aguas marítimas circundantes a España también está experimentando un ascenso: desde 2003, todos los años han registrado una temperatura media superior al promedio normal. En 2021, la diferencia fue de 0,3C por encima de lo habitual, aunque en zonas del Mediterráneo y del golfo de Cádiz se alcanzaron anomalías de 0,7C.
En el apartado de los gases de efecto invernadero, se alcanzaron valores de récord en 2021 en el Observatorio Atmosférico de Izaña, en Tenerife, gestionado por AEMET y perteneciente a la red de Vigilancia Atmosférica Global de la Organización Meteorológica Mundial.
El CO2 alcanzó una concentración de 416,5 ppm (partes por millón), lo que supone un aumento de 2,5 ppm con respecto al año precedente. Se pone de relieve, además, que el aumento de la concentración de CO2 es manifiestamente proporcional a las emisiones acumuladas de origen antropogénico.
UN AÑO SECO, PERO SIN SEQUÍA
En 2021 llovió en el conjunto de España 569,2 l/m2, lo que supone un 11% menos de lo normal considerando el periodo de referencia de 1981-2010. Por ello, fue un año seco, el decimocuarto más seco desde el comienzo de la serie en 1961, y el séptimo del siglo XXI.
Aunque en 2021 no se detectaron condiciones de sequía meteorológica a largo plazo en el conjunto de España, los meses de octubre y noviembre iniciaron un período de escasez de precipitaciones que finalmente desembocó en sequía meteorológica a finales del invierno 2021-2022, añade el estudio.
Un análisis detallado por grandes cuencas indica que todas ellas se encontraban en situación de déficit de precipitaciones al término de diciembre de 2021 excepto las del Tajo, Júcar y Segura, mientras que las del Sur y del Pirineo oriental entraban en situación de sequía meteorológica a 12 meses.
Las horas de sol fueron en 2021 superiores al promedio normal en el oeste peninsular y Canarias; por el contrario, en la fachada mediterránea hubo menos insolación que de costumbre. Este patrón fue especialmente acusado durante la primavera, estación que resultó más lluviosa de lo habitual en la fachada mediterránea, mientras que en las vertientes atlántica y cantábrica fue muy seca.
Respecto a la actividad eléctrica fue en general escasa, quedando registrado como el segundo de la serie con menos descargas detectadas tanto en el ámbito de la Península y Baleares como en el de Canarias; además, hubo récord de menor número de descargas detectadas en julio y agosto.
NEVADA Y OLA DE CALOR HISTÓRICAS
En cuanto a los fenómenos adversos más significativos del año, destacan dos: el primero fue la borrasca 'Filomena' que llegó precedida y estuvo seguida por sendas olas de frío. Las nevadas asociadas a dicha borrasca afectaron a buena parte del interior central y oriental peninsular y acumularon, entre el 8 y 10 de enero, espesores de nieve de 30 a 50 centímetros, resultando especialmente afectada el área metropolitana de Madrid. Las temperaturas mínimas más destacadas alcanzadas fueron los -26,5C en Torremocha del Jiloca (Teruel) o los -25,2C en Molina de Aragón (Guadalajara).
La ola de frío posterior a la nevada duró 8 días (del 11 al 18 de enero) por lo que se convirtió en la segunda más larga del siglo XXI. Pese a lo destacado de las cifras y a la relevancia del evento, el documento no se ha podido constatar récords de días fríos, un hecho que contrasta con lo sucedido en años previos en los que sí se batieron marcas con eventos de menor relevancia histórica.
En el otro extremo del espectro térmico, la ola de calor de mediados de agosto (del 11 al 16 en el entorno de la Península y Baleares y del 15 al 19 en Canarias) tuvo un carácter extraordinario: fue la más intensa desde al menos 1975 y la tercera que mayor extensión geográfica abarcó, con 36 provincias afectadas. En su transcurso se llegó a 47C en Alcantarilla (Murcia) y hasta 47,4C en Montoro (Córdoba), la temperatura más alta medida en España.
Durante 2021, hubo nueve nombramientos de borrascas con gran impacto. Esta cifra supone el menor número desde la puesta en marcha del sistema de nombramientos sobre todo por la poca actividad durante el otoño en el que tan solo se nombraron dos borrascas.
Una de las novedades de la edición de 2021 es la inclusión de un nuevo capítulo dedicado a la fenología, disciplina que se encarga de estudiar los ciclos biológicos y su relación con el tiempo y el clima. Así, en 2021 se vivió una floración temprana de determinadas especies de interés como el almendro, como consecuencia de un febrero y marzo con temperaturas superiores a las normales. En relación a la maduración de los frutos, ésta se produjo, en términos generales, en las fechas habituales, pero con algo de adelanto en determinadas especies (vid e higuera) en zonas del extremo norte por el carácter muy cálido de septiembre.
En la presentación del estudio, Morán ha remarcado la importancia del documento como instrumento para evaluar las medidas de mitigación y, a la vez, como llamada de atención sobre el ritmo creciente al que se producen los episodios meteorológicos extremos ligados al cambio climático. "Esa aceleración, sumada a los impactos crecientes, nos obliga a ser muy ágiles para prevenir la aparición de nuevos riesgos, reducir los existentes y aumentar nuestra resiliencia", ha señalado.