MADRID, 1 Nov. (EDIZIONES) -
Esta semana se celebran en España las festividades del Día de Todos los Santos y de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, el 1 y el 2 de noviembre respectivamente.
Estas fiestas de significación religiosa están rodeadas de costumbres y tradiciones que se practican desde hace siglos. Algunas son comunes a toda España y otras varían por regiones y localidades.
VISITAS A LAS TUMBAS
En estas fechas es tradicional asistir a los cementerios para visitar las tumbas de los seres queridos que han fallecido. En muchos casos, incluso se acude con unos días de antelación para arreglarlas, de forma que a principios de noviembre estén en perfecto estado. Los días 1 y 2 se engalanan con flores y se reza por los que ya se han ido.
El Día de Todos los Santos fue instaurado por la Iglesia Católica a raíz de la Gran Persecución de Diocleciano, a principios del siglo IV. Eran tantos los mártires causados por el poder romano, que la Iglesia señaló un día común para todos ellos, fueran conocidos o desconocidos.
Aunque en los primeros siglos varió la fecha, Gregorio III la fijó el 1 de noviembre en el siglo VIII (en respuesta a la celebración pagana del Samhain o Año Nuevo Celta, que se celebra la noche del 31 de octubre) y Gregorio IV extendió la festividad a toda la Iglesia en el siglo IX. Para los católicos españoles es una de las ocho fiestas de precepto anuales.
Flores en las tumbas
DON JUAN TENORIO
En estas fechas los escenarios españoles se llenan con los personajes de la más conocida obra del escritor vallisoletano José Zorrilla: 'Don Juan Tenorio' (1844). En algunos puntos de España, este drama romántico se recrea incluso en los cementerios a altas horas de la noche.
La obra, junto con 'El burlador de Sevilla y convidado de piedra' (1630), atribuida a Tirso de Molina y en la que se inspira la de Zorrilla, es una de las grandes plasmaciones literarias del mito español del Don Juan. Escrita en verso, el acto final transcurre precisamente en la Noche de Todos los Santos.
Don Juan Tenorio
LOS DULCES DE TODOS LOS SANTOS
Otra de las más inveteradas costumbres de estas fechas consiste en comer dulces. En concreto, la Fiesta de Todos los Santos ha institucionalizado sus productos típicos:
-Los buñuelos de viento: masa frita rellena de crema, nata, chocolate, café o chantillí. Forma de bola. La leyenda afirma que cuando te comes un buñuelo de viento se salva un alma del Purgatorio.
-Los huesos de santo: masa de mazapán con forma de tubos de un dedo de grosor. Después de cocinados con sirope adoptan un color beige. El clásico está relleno de yema de huevo, pero los modernos admiten otros sabores: ciruela, coco, cabello de ángel, mermelada, chocolate, praliné o yogur.
-Panellets: son un dulce típico de las regiones de Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana e Islas Baleares. Se elaboran con una masa dulce hecha con azúcar, almendra cruda molida, huevo y ralladura de limón. Se recubren con clara de huevo, sobre la que se adhiere una capa de piñones. En la actualidad pueden ser de coco, chocolate, café, membrillo...
Además, en algunas zonas de España esta fiesta coincide con el magosto o castañada, que se suele celebrar entre el Día de Todos los Santos y San Martín, el 11 de noviembre. Amigos y familiares se reúnen para comer en la calle o en el campo: los productos que no faltan son las castañas asadas al fuego, el vino nuevo, la carne de cerdo y los chorizos.
Esta tradición es común en las regiones del norte, como Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón, Cataluña, además de zonas de León, Zamora y Salamanca e incluso en la comarca cacereña de Las Hurdes. También es una fiesta popular en Portugal, donde se la denomina magusto.