MADRID, 14 Sep. (EDIZIONES) -
Para conseguir un imperio hacen falta conquistadores. Y Carlos I de España y V de Alemania, el Rey Emperador, tuvo en este aspecto un gran aliado en Hernán Cortés, vencedor sobre el imperio azteca y conquistador de México.
Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano nació en Medellín (Badajoz) en 1485, hijo único de Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Curiosamente, por parte de su madre era pariente de Francisco Pizarro, el conquistador del imperio inca.
EN 1504 LLEGA A LA ESPAÑOLA
A los 14 años de edad su padre le envió a Salamanca para estudiar leyes, pero abandonó esta ciudad dos años más tarde debido a su sed de aventuras. Después de varios intentos de pasar a 'las Indias' (recién descubiertas por Colón) y, por otra parte, de participar en las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en Italia, Cortés consiguió zarpar a la isla de La Española en 1504, donde se estableció como escribano y terrateniente.
En 1511 participó en la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuéllar. Cortés tuvo sus más y sus menos con Velázquez, pues aunque este le nombró alcalde de Santiago de Cuba, posteriormente le encarceló acusándole de conspirar contra él. A su salida de prisión se casó con la cuñada de Velázquez, Catalina Suárez Marcaida.
No tuvieron hijos juntos y ella murió 5 años después del enlace. En ese periodo, Cortés tuvo al menos 5 hijos extramatrimoniales. En 1528 el conquistador contraería segundas nupcias con Juana Ramírez de Arellano de Zúñiga, con quien tuvo seis hijos.
A LA CONQUISTA DEL IMPERIO AZTECA
En 1518 Velázquez puso a Cortés al mando de una expedición al Yucatán; sin embargo, como desconfiaba de él, decidió relevarle antes de partir. Entonces Cortés, advertido de su cese, aceleró su marcha y zarpó en 1519, antes de recibir la notificación.
Así, por su cuenta y acompañado por unos 600 hombres, provistos con once barcos, dieciséis caballos y catorce piezas de artillería, Cortés navegó desde Santiago de Cuba hasta Cozumel y Tabasco. Allí venció a los mayas y recibió, entre otros regalos, a la india Malinalli Tenépatl, más conocida como la Malinche o doña Marina, que le serviría como amante, consejera e intérprete durante toda la campaña.
Esta fue apasionante y dura, y antes de la conquista de la capital del imperio, la ciudad de México-Tenochtitlán, el 13 de agosto de 1521, los conquistadores sufrieron serios reveses y derrotas por parte de los aztecas, como el conocido episodio de la Noche Triste (del 30 de junio al 1 de julio de 1520), cuando los españoles huyeron de la capital padeciendo numerosas bajas.
Estos capítulos de la conquista española de América han quedado recogidos en una importante y célebre obra literaria: 'Historia verdadera de la conquista de la Nueva España', del cronista Bernal Díaz del Castillo, soldado presente en estas expediciones. También conocemos las impresiones del propio Cortés sobre la conquista de México a través de las cuatro 'Cartas de relación' que envió al Rey.
GOBERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DE LA NUEVA ESPAÑA
Tras haber conquistado el imperio azteca, Cortés lanzó expediciones hacia el sur para anexionar los territorios de la península del Yucatán, Honduras y Guatemala. En 1522 fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva España, que es como llamaron los conquistadores al territorio mexicano.
Fruto de la política de recorte de los poderes de los conquistadores impulsada desde la Corte española, Cortés fue destituido y enviado a la Península en 1528. Volvería a México en 1530, donde organizó otras expediciones de conquista, como la de la Baja California (1533-1539).
De nuevo en España, lucharía por obtener de la Corona mayor reconocimiento por sus servicios prestados (había recibido el marquesado del Valle de Oaxaca). Pasó los últimos 6 años de su vida en la provincia de Sevilla, donde organizó una tertulia humanística y literaria. Murió en Castilleja de la Cuesta el 2 de diciembre de 1517, cuando pensaba volver a América.
A continuación te dejamos algunas frases atribuidas a Hernán Cortés.
1. Más vale morir con honra que deshonrado vivir.
2. En circunstancias especiales, el hecho debe ser más rápido que el pensamiento.
3. ¿Cómo puede venir nada bueno si no volvemos por la honra de Dios, es decir, si no cumplimos en seguida con nuestro deber de cristianos y civilizadores?
4. Parésceme, señores, que ya no podemos hacer otra cosa si no que se ponga una cruz.
5. Vive Dios que lo intenté. (Sobre la Noche Triste).
6. Pues que ansí es, adelante en buena hora. (Al iniciar la primera batalla contra los Tlaxcaltecas tras varios infructuosos intentos de alianza con ellos).
7. Santiago y a ellos. (Durante una cruenta batalla de la conquista de México).