MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades italianas han seguido a China e Irán en las medidas utilizadas para cibervigilar los movimientos de su población confinada mediante la geolocalización. La medida ha sido adoptada mientras dure la emergencia sanitaria en el país, donde se ha observado que en algunas zonas el 40 por ciento d ela población está saliendo a la calle pese a las restricciones, según informa el Observatorio Español de Internet.
El imparable número de infectados por COVID-19 lleva a los países a usar el big data y aplicaciones tecnológicas para frenar la expansión. Italia ha iniciado una colaboración con los proveedores de telefonía e Internet para rastrear la ubicación de los usuarios y controlar si se están cumpliendo las ordenes de confinamiento.
En algunas de las zonas más infectadas el 40 por ciento de los usuarios aún salen de casa lo cual empuja a distintos gobiernos a recurrir a la tecnología como aliada en esta lucha sanitaria.
La situación excepcional permite este seguimiento pese a las leyes que protegen la privacidad en una situación de estado alarma,
Así, el director del Observatorio Español de Internet, Francisco Canals, señala que aunque la cibervigilancia sanitaria "es un tema tabú en España pero es tan solo cuestión de días" que los gobiernos de la UE acaben planteando medidas de control tecnológico.
De hecho, en España el Instituto Nacional de Estadística utilizó la geolocalización con fines estadísticos y el ciberseguimiento de la población ha sido una de las medidas de China contra el coronavirus.
En China una aplicación clasificaba a los ciudadanos con tres colores: el verde (identifica a los sanos con libertad de movimientos); el rojo (destinado a los infectados) y el amarillo que identifica a quien reside muy cerca de otros contagiados.
De este modo, las autoridades observan la distribución de los infectados para gestionar y optimizar los recursos asistenciales o advertir a las autoridades el ciudadano que ha abandonado más de 2 veces su casa en 1 semana violando las normas gubernamentales.
Asimismo, cada usuario tiene en su terminal un código que es leído en lugares públicos y que puede ser exigido en cualquier momento por las autoridades.