MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los jóvenes que han almorzado con Benedicto XVI en la Nunciatura han destacado la "cercanía" y "familiaridad" del Pontífice que, en todo momento, se ha mostrado interesado por conocer la visión que cada uno de ellos tenía de su país, a pesar de encontrarse "cansado" después de la apretada agenda de actos que está siguiendo durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
La anécdota de la comida la ha protagonizado una joven pareja de recién casados, ambos voluntarios de la JMJ. El marido, Olivier, francés de 25 años, fue uno de los jóvenes que salió elegido para comer con el Papa entre todos los voluntarios que han participado en la organización de la jornada; sin embargo, su mujer, Alexandra, también voluntaria, con la que se casó hace un mes, no era una de las elegidas.
No obstante, finalmente Alexandra ha sido invitada después de la comida a saludar al Santo Padre, que le ha felicitado por la boda y ha mostrado su satisfacción por esta "pareja que nace y crece en el clima de las jornadas", según ha explicado posteriormente el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, que ha calificado de "momento muy hermoso" la felicitación del Papa. "Ha sido un encuentro muy especial y muy emocionante, que voy a recordar toda mi vida", ha reconocido Alexandra a Europa Press.
Los jóvenes comensales habían sido elegidos entre los voluntarios de la JMJ y todos han tenido ocasión de hablar. "Nos han pedido que sobre todo habláramos nosotros porque él estaba deseando conocer nuestras realidades", ha explicado Aurora, una joven española de 21 años. Como el resto de comensales, Aurora ha destacado la "familiaridad" del Santo Padre y el interés que ha mostrado a sus historias. "A pesar de que estaba cansado, se le notaba que estaba ganas de conocernos", ha indicado.
Los elegidos para comer con el Papa han llegado al encuentro nerviosos, pero el Papa les ha tranquilizado y ha charlado con ellos por turnos mientras se servía la comida. "Ha sido una experiencia muy distendida, muy familiar, nos ha trasmitido mucha tranquilidad", ha asegurado Juan Carllos Piedra, un joven ecuatoriano de 33 años. "Cada uno ha hablado sobre situaciones de su continente. Yo he hablado sobre la situación de los jóvenes cristianos en Latinoamérica, y me ha asegurado que va a rezar por el continente y que le ha gustado mi análisis de la juventud", ha afirmado visiblemente satisfecho de su encuentro con el Papa.
Ya-Cheng, Chuang, jóven de 25 años de Taiwan ha aprovechado su turno para asegurar al Papa que, a pesar de que no hay demasiados católicos en Asia, como le ha señalado Benedicto XVI durante su charla, los que hay tienen una "fuerte fe" y están "muy comprometidos", de lo que el Benedicto XVI se ha felicitado, según ha relatado después esta voluntaria.
Antes de la llegada del Papa, en el Salón de los Embajadores de la Nunciatura Apostólica de Madrid, donde se ha desarrollado el encuentro, los jóvenes han hablado para ver en qué idioma se iban a dirigir al Pontífice y, finalmente, la reunión se ha desarrollado en francés, español y, sobre todo, en italiano, según ha explicado otro de los comensales, Gonzalo, un joven de 28 años.
Este abogado, miembro de la Orden de Malta, ha calificado a Benedicto XVI de "supermajo" y, tras el encuentro, ha reconocido sentir "mucha paz y alegría". Durante su turno de palabra ha asegurado al Papa que "muchos jóvenes españoles le quieren y les encanta formar parte de la Iglesia". "Benedicto es una persona con mucho interés en conocernos y estar con nosotros", ha apostillado. Además, al especificarle que era Málaga, Benedicto XVI ha exclamado: "muy buen vino".
El menú, que Gonzalo ha calificado de "invernal", ha consistido en potaje de garbanzos, pescado hecho a la gaditana y torrijas, y vino. Los jóvenes también han podido entregar al Santo Padre unos presentes que, en el caso de Gonzalo, se trataba de una cruz en oro hecha en Antequera que tienen todos los miembros de su familia materna.
"Me he sentido superfeliz cuando le he dado el regalo", ha confesado el joven, que ha indicado que, en el momento de la entrega, el Pontífice le ha dado las manos y le ha dicho que, "a partir de ahora, somos de la misma familia".
Otros de los presentes recibidos por el Papa han sido una estatua del Congo --entregada por Sylvie Kambau Mujinga, de R.D. Congo--, un libro de fotos --de Martin Thomas Leung-Wai, de Nueva Zelanda--, un cirio con los patrones de Europa --de Eva Jáno íková, de Eslovaquia--, y una carta, de Aloys Sibomana, de Ruanda.