BARCELONA, 20 May. (EUROPA PRESS) -
Un tribunal popular juzgará a partir de mañana en la Audiencia de Barcelona a dos prostitutas y a su proxeneta, todos ellos de origen ruso, por matar a martillazos a un empresario andorrano encontrado muerto el 13 de febrero de 2004 en el maletero de su coche, abandonado en un polígono industrial de Granollers. En el banquillo de los acusados se sentarán también dos conocidos de los procesados por encubrir el crimen.
Los hechos se remontan a la medianoche del 10 de febrero de 2004, cuando el empresario Joan C.M., de 60 años y vecino de L'Ametlla del Vallès (Barcelona), salió de un conocido restaurante de la localidad en compañía de las dos prostitutas, Tetayna K. y Olena P. La víctima las había conocido en un club de alterne del Vallès Oriental y solía mantener relaciones con ellas en un piso que tenía alquilado en Granollers.
Aquella noche, Joan C.M., viudo y con dos hijos, acudió a la vivienda con las procesadas y, una vez allí, se quedó dormido "a causa del abundante alcohol consumido", según relata el auto de hechos justiciables de la Audiencia de Barcelona. Fue entonces cuando las prostitutas, "siguiendo un plan previamente convenido", dejaron entrar a su proxeneta, Oleksandr L., quien portaba un martillo.
Acto seguido, los tres acusados golpearon al empresario con el arma en la cabeza "con intención de matarle o conscientes del riesgo que suponía para la víctima la acción que iban a emprender", causándole una fractura craneal con pérdida de masa encefálica y una gran hemorragia que provocó su muerte por fallo cardiorrespiratorio, según el auto de la Audiencia de Barcelona.
Tras acabar con la vida de Joan C.M., los procesados supuestamente trasladaron el cadáver del empresario al maletero de su coche, un BMW con matrícula de Andorra, y abandonaron el vehículo en la avenida Europa del polígono industrial Palou Nord de Granollers, donde fue hallado por los Mossos d'Esquadra tres días después del crimen, la noche del 13 de febrero.
La Policía autonómica, que buscaba a la víctima porque su hijo había denunciado su desaparición en comisaría un día antes, encontró el cadáver prácticamente desnudo, envuelto en mantas y maniatado. Cuando los procesados presuntamente se deshicieron del cuerpo, empezaron a montar su coartada y fue entonces cuando contactaron con José T.S. y José María F.C., quienes habrían aceptado mantener que en el momento de los hechos estaban todos juntos en casa del primero para encubrir el crimen.
Cuando fue asesinado, Joan C.M. tenía también una hija de 16 años, que ha decidido ejercer la acusación particular contra los procesados. La víctima se dedicaba, entre otros negocios, a la compraventa de vehículos y, al parecer, había sido condenado en Francia por realizar ilegalmente dicha actividad. Años antes, cuando residía en Andorra y dirigía un concesionario de coches de gama alta en Escaldes, le habían condenado por estafa.