MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
La ONG Manos Unidas ha destinado en los últimos seis años más de un millón de euros a un total de 16 proyectos contra la trata y el tráfico de personas en ocho países, especialmente centrados en la infancia y la mujer.
Concretamente, los programas se centran en la prevención del tráfico humano y el rescate y reinserción social y familiar de sus víctimas en países como India, Laos, Vietnam, Kenia, Benín, Togo, Gabón y Perú.
El próximo sábado 30 de julio se celebra el Día Mundial contra la Trata, que tiene como objetivo "concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y promocionar y proteger sus derechos". Fue establecido por la ONU en 2013 para poder impulsar una "respuesta internacional, colectiva y global" a este delito.
Según recuerda Manos Unidas, la trata es un problema global que afecta a víctimas de hasta 152 nacionalidades, sobre todo de las regiones más pobres de Asia Oriental y Meridional y del África subsahariana, localizadas en 124 países del mundo y que se mueven a través de hasta 510 corrientes intrarregionales y transnacionales
Uno de los objetivos de las mafias es el distrito de Kandhamal (Odisha), uno de los más pobres de la India, donde la mayoría de su población, con gran número de aborígenes y descastados, vive con menos de un euro al día. Allí captan a las víctimas ofreciéndoles falsos trabajos en otras ciudades.
"Las personas acaban siendo explotadas laboralmente, prostituidas o incluso usadas para el tráfico de órganos. Pierden sus propiedades y sus viviendas al irse y si quieren regresar, ya no tienen nada", explica el director de la organización Jana Vikas, socia de Manos Unidas, el padre Manoj, que también expone la estigmatización y rechazo al que se enfrentan las mujeres que se quedan embarazadas, que se ven obligadas a abandonar sus hogares y acaban cayendo en la prostitución.
La ONG de la Iglesia católica apoya desde 2011 con 65.249 euros el 'Programa de prevención y rehabilitación contra el tráfico de mujeres' que lleva a cabo la organización Jana Vikas perteneciente a los Servicios Sociales de la Diócesis de Cuttack. Su objetivo es realizar programas de sensibilización y prevención con unas 3.300 mujeres jóvenes y niñas. Además, en coordinación con otras instituciones y con las autoridades locales, rescatan a las víctimas de la trata y les ofrecen oportunidades de reintegración social a través de centros de acogida.
ENGAÑAN A LAS FAMILIAS MÁS VULNERABLES
Por otro lado, Togo y Gabón son, respectivamente, países de origen y destino de menores víctimas de tráfico. Aquí, las personas que trabajan para los traficantes van a los pueblos y engañan a jóvenes y a sus padres ofreciéndoles una vida mejor, estudios y mucho dinero.
Los menores abandonan el pueblo y las fronteras de Togo hacia Benín y Nigeria, y allí son embarcados en una patera para viajar durante cuatro días por mar hasta llegar a Libreville (Gabón). Las chicas son colocadas para trabajar en casas donde no recibirán nada o en los puestos del mercado como vendedoras ambulantes, sin derecho a la escuela ni a un sueldo y con una salud y alimentación precarias, además de sufrir golpes de sus patronas, quienes les impiden el contacto con su familia.
Manos Unidas ha financiado con 57.653 euros a las Carmelitas de la Caridad 'Vedrunas' para construir en Togo, país de origen del tráfico infantil, el Centro de Formación en Derechos de la Infancia 'Kekeli' al que asisten desde diciembre de 2015 más de 700 niñas rescatadas del mercado de Hanoukope, a las afueras de Lomé, capital de Togo.
Asimismo, en Gabón, país de destino del tráfico infantil, ha apoyado con 38.878 euros el proyecto 'Formación y prevención comunitaria contra el maltrato infantil', que comenzó en 2013 y que se desarrolla a través de la asociación 'Arc en Ciel' en el centro Espoir y en Moanda, zona rural a las afueras de la capital Libreville.
Allí, 970 niños en situación de vulnerabilidad están recibiendo formación y sensibilización sobre las posibles situaciones de trata y abusos a los que pueden verse sometidos, ya que, tal y como asegura la misionera española Covadonga Orejas, responsable de estos proyectos, "la causa más profunda de la esclavitud infantil y del maltrato es la pobreza y la ignorancia".